Día 6: Chiang Mai y el festival de las linternas

Después de haber visitado la maravillosa ciudad perdida de Ayutthaia, cogimos el bus nocturno directo a Chiang Mai para optimizar el tiempo. Es más, nos llevó unas doce horas de viaje para llegar al norte de Tailandia y otras tantas para alcanzar el extremo sur. Es un país enorme, ¿verdad?

Aunque no habíamos dormido demasiado bien debido al autobús en movimiento y por una inesperada pausa para comer a la una de la noche, por la mañana llegamos a la segunda ciudad más grande de Tailandia. Aquí me di cuenta en seguida de que hacía más fresco (o menos calor) respecto a Bangkok, especialmente por la noche, lo que fue un gran alivio para mí.

Después de una breve parada en el hostal para dejar las maletas, comenzamos la visita de Chiang Mai, más tranquila y a media del hombre pero igualmente llena de cosas interesantes que hacer y de ver. Creo que estaba elegante ex-capital es mi ciudad preferida de Tailandia.

El centro histórico de Chiang Mai

El centro histórico de Chiang Mai ante todo es un cuadrado perfecto envuelto dentro de un canal, en el interior del cual hay numerosos templos a visitar.

El primer lugar bello que visitamos allí fue el Wat Phra Singh y todos los otros templos menores presentes en el recinto sagrado; la sala principal está revestida por todos lados con decoraciones de oro y si pueden hacer ofrendas de flores a la estatua del gran Buda o recibir bendiciones del único monje de carne y hueso porque todos los otros son estatuas de cera.

El segundo lugar interesante es el templo de los tres reyes, muy pequeño y de madera oscura, con tres estatuas en su interior; al lado de esto había un grupo de monjes con la ineludible toga naranja que estaban preparando las linternas para la fiesta de fin de año que se celebraría esa misma noche.

El último lugar que vimos ese día, después de una comida ligero a base de fresca nuez de coco, fue el Wat Chedi Luan con las ruinas de una imponente torre; aquí pudimos charlar con un par de monjes que tenían necesidad de practicar la lengua inglesa.

El templo sobre la colina de Doi Suthep

Entre las cosas que tuvimos tiempo también de hacer fue la rápida parada fuera de la ciudad al templo de Doi Suthep, situado en una posición panorámica en la cima de una montaña boscosa, subiendo por unas curvas con un TucTuc afortunadamente más nuevo y robusto que el me tocó en Bangkok.

Impresionante es la gran escalinata que sube al templo, a los lados de la cual hay dos majestosos dragones recubiertos de azulejos brillantes como pasamanos. ¡Es un lugar perfecto para hacerse un selfie!

Llegados a la cima del templo, me gustó mucho y me enamoré en concreto de los numerosos campanas de plegarias colgadas a lo largo de los perfiles de los pórticos que tintineaban con el viento, tanto que después me compré una como souvenir.

El festival de las linternas

Sin duda alguna el recuerdo más bonito de esta ciudad es el mágico festival de las linternas que por pura coincidencia se celebraba justo durante nuestro viaje. Se trata de una especie de fin de año celebrada durante la última luna llena de noviembre con motivo del fin de la temporada de monzones con una noche de desfiles de cuento y de luces flotantes sobre el agua del río y en el cielo.

Para cenar comimos en un alegre street food en la zona night bazar, en el cual probé un helado preparado a lo oriental sobre placas congeladas. Después de esto, nos movimos a la puerta de la ciudad Tha Phae Gate desde la cual partía el desfile de carrozas con una música encantadora. Luego, siguiendo el desfile entre la muchedumbre por Thapae Road llegamos al puente sobre el río Ping desde el cual la gente estaba lanzando miles de linternas en el cielo negro, llenándolo de inverosímiles estrellas artificiales. Un espectáculo realmente único e increíble ya sólo por su magnitud.

En medio de este mágico evento, yo también lancé una linterna, pensando un deseo de velocidad mientras esta levantaba el vuelo hacia la inmensidad de la noche estrellada. ¡Este momento no lo olvidaré nunca!

En los días siguientes, pasé de la ciudad a la selva. Descubre aquí cómo sobrevivimos en territorios salvajes de Tailandia.

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