EL PUERTO DE CARTAGENA
Hace años que llegué a Cartagena para estudiar, y creo que lo que más me sigue gustando es pasear por el puerto, sobre todo al atardecer.
Las luces se encienden, el cielo se va apagando poco a poco sobre el mar lleno de barcos que vienen, van, que descansan amarrados en la orilla del puerto...
La noche se torna más mágica, con aroma a verano, a sal marina, a ganas de chiringuito en la playa.
A lo largo del paseo encontramos palmeras que parecen formar un pasillo invitándonos a entrar en una especie de California murciana, como si nos prometiera aterrizar en una tierra tropical llena de arenas finas, cocoteros, mar...
A lo largo del paseo se pueden ir encontrando pequeños detalles que hacen el recorrido bastante interesante.
Por ejemplo, el Auditorio El Batel. Construído con ese aire moderno que le confieren las figuras que lo rodean dan aa este edificio un toca pintoresco que destaca sobre el fondo marino sobre el que se erige. Sus colores anaranjados contrastan sobremanera con el azul del mar y del cielo, y su forma recta parece querer interponerse a las onduladas olas que cada día rompen en los muros del puerto.
Si avanzamos, nos toparemos con un gran edificio, también de líneas ectas, y de un color bronce con las letras en metal: ARQUA.
¿Qué será esto?
Pues es ni más ni menos que el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, el cual cuenta con una sala de exposiciones temporales en la que se exponen piezas encontradas en mares de todo el mundo.
Por hoy eso es todo, seguid atentos para el próximo post sobre qué ver en el Puerto de Cartagena.
Un saludo a todos,
Cristina.
