San Pedro Claver, fue un jesuíta que en los tiempos en que llegaban a Cartagena los cargamentos de esclavos desde Africa, él compraba aquellos que estaban destinados a morir por venir "defectuosos".
Aquellos pobres que llegaban con enfermedad o algún tipo de mal, eran comprados por este Padre. Él los curaba y luego les daba la opción de ser libres o quedarse con él y seguir ayudando para la causa. Así, salvo a más de 3000 esclavos.
En la plaza que hoy día lleva su nombre, está la Iglesia con sus restos mortales y al lado el Museo, que no es más que donde él trabajó para sanar y enseñar a los esclavos para que fueran personas libres.
La entrada al Museo cuesta 11.000 pesos y se puede ver toda la colección de figuras que el Padre fue reuniendo durante estos años y algunas de las que formaban parte del antiguo retablo de la Iglesia.
En la Iglesia, se ve la hornacina donde reposan sus restos mortales.
También se puede subir y ver el órgano que hasta 1980 estuvo funcionanado y que es de origen italiano.
En algunas de las salas del edificio se encuentran exposiciones temporales (que el día que yo fui estaban vacías).
En otra parte del edificio se puede ver la vida del Santo en forma de pinturas, así como su cuarto y la enfermería donde pasaría sus útlimos días.
También es imporante conocer a Andrés un esclavo de los que compró el Padre que una vez recuperado se convirtió en la mano derecha del Padre ya que sabía varios de los dialectos que hablaban los esclavos y pudo así comunicarse mejor con todos los que llegaban hasta él.
Fue la parte más bonita de toda la Historia que guarda Cartagena, por lo menos, la más humanitaria.
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