En Cartagena de Indias estuvo uno de los penales de la Inquisición más activos del Nuevo Mundo, junto con el de Méjico. Realmente de los muchos denunciados, capturados, torturados... "sólo" ocho fueron ejecutados.
Este edificio está junto a la Plaza Simón Bolívar que era donde juzgaban públicamente a los hechiceros, brujos, herejes... denunciados y también donde se llevaron a cabo las ejecuciones con la hoguera.
Hoy día y a cualquier hora, se puede ver a grupos de negros haciendo sus danzas tribales, por las cuales en aquellos tiempos eran sencillamente condenados.
En el edificio del Museo por la parte exterior se encuentra una ventanita donde se hacían las denuncias. En un papelito se ponía el nombre del acusado y por lo que se le denunciaba y de ahí seguía todo el desarrollo del juicio hasta que se decidía qué hacer o no, con el individuo. En muchos casos, el acusador de herejes y brujos fue un adinerado de la ciudad (español, por supuesto) que por el mero hecho de ser quien era, a cualquiera que denunciaba se podía dar por culpable en el acto. Así, se hizo con muchas de las casas del centro de Cartagena, ya que automáticamente las posesiones del culpable pasaban a ser del denunciante...
Dentro del museo explican muy bien toda la diversidad de razones por las que la Santa Inquisición te podía condenar y la diferencia entre ser brujo, hechicero, hereje y demás personas de fe distraída.
Es muy curioso, que en los tejados de las casas de Cartagena se obligó a poner en las puntas una teja en pico, para así "cazar brujas". Esto era ferviertemente creído por todo el mundo, de hecho, aquella casa que no tenía alguna de las tejas, era porque, efectivamente, ya había cazado alguna...
En la parte superior del edificio existe una exposición permanente con la historia de Cartagena, con cuadros, maquetas...
Desde esta planta superior se puede ver tamibén la Catedral de la ciudad, que yo en las fechas que fui la encontré cerrada, con lo que no pude verla... Me la apunté para la próxima visita.
En el patio exterior, había algunos cañones de la época y las joyas de la inquisición: la horca y la guillotina. Menos mal que ya han quedado para hacer fotos chistosas donde las mujeres ahorcan a sus maridos.