Manneken Pis: la historia del niño orinando en Bruselas

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  • El primer lugar que quería visitar en Bruselas

Cuando llegué a Bélgica, el primer lugar que quise visitar fue la famosa estatua del niño, el icono de Bruselas. Era un día frío y lluvioso, la Sra. Hoa, madre de mi alumno, me guió hasta este símbolo de la ciudad, el Manneken Pis, lo que viene siendo un niño orinando. He tenido la suerte de poder visitar esta estatua y la sirena de Copenhage, creo que son las dos únicas estatuas que han sido elegidas para simbolizar capitales de países europeos.

Antes de llegar me advirtieron de que era pequeña, pero es incluso más pequeña de lo que pensaba. La estatua, de 61 centímetros, es más pequeña que el niño real y se ubica en la valla de una plaza, la más icónica que he visto jamás. No sabría qué palabra emplear para describir el espacio que ocupa. En realidad, yo no vi que tuviese nada de especial por lo que la gente pudiese mostrar tanto interés.

La Sra. Hoa me dijo que esta estatua tiene un armario. La gente le compra ropa, a veces el niño está vestido de momia, otras de soldado. Siempre está allí, ya llueva o haga sol. Ni la lluvia cuando cae ni los habitantes de Bruselas piensan en ese niño que lleva ropa y que está solo en medio de la calle.

  • La ubicación del Manneken Pis

Este pequeño monumento de bronce de 61 centímetros se ubica junto a la Grand Place, en la Rue de l 'Etuve 31 (Lievevrouwbroersstraat 31, 1000 Bruselas, Bélgica. Es obra del escultor maestro Jérome Duquesnoy y fue realizado en 1619, aunque el original fue sustituida en 1817.

Esta estatua puede que no se considere una obra maestra del arte, pero el que los habitantes cuenten leyendas sobre ella y el que esté presente en las festividades hicieron que me gustase.

Se ha convertido en un símbolo de la ciudad de Bruselas.

  • Historia del Manneken Pis

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El Manneken lleva en esta foto un vestido tradicional vietnamita que se llama Ao Dai.

Hay muchas historias en torno a esta estatua, y muchos discuten el motivo por el cual fue erigida. Dicen que un padre que viajó a Bruselas perdió a su hijo, y como los habitantes le ayudaron a encontrarlo, donó la estatua como regalo de agradecimiento.

Aunque hay muchas versiones, creo que la historia que mejor suena es la que engloba el patriotismo. Está relacionada con mi querida España.

  • La Sra. Hoa y sus conocimientos sobre cultura e historia belga

Me siento muy afortunado de haber conocido a la Sra. Hoa. Su hijo es mi alumno ahora, y ella fue alumna de mi madre cuando a los 23 años era profesora de literatura, yo aún no había nacido. Se casó con un chico belga, por lo que lleva viviendo diez años en Bélgica. Esta es la razón por la que sabe tanto de cultura e historia belga.

Además me dijo que en octubre haría un examen para obtener la nacionalidad belga así que estaba aprendiendo francés a fondo y estudiando historia cultural de Bélgica, en especial de Bruselas, la ciudad en la que vive con su marido. Me alegro de haber tenido esta maravillosa guía en Bruselas, el corazón de Europa. Fue ella quien me informó de las increíbles historias sobre este niño.

  • El Manneken y la historia de la guerra entre España y Bélgica

En el siglo XIV, la relaciones entre España y Bélgica no eran buenas. España era un país muy poderoso en Europa, hacía frontera con Francia. Bélgica también, pero a causa de sus malas relaciones con España, a menudo se la asociaba con Francia en su contra.

Entonces, España empezó a enviar tropas navales y de la armada para atacar Bélgica. En tan solo dos meses, ocupó el territorio belga, incluida la capital, Bruselas. Bélgica se vio obligada a firmar un tratado de rendición y no podría aliarse con Francia en cuarenta años. Bajo esta condición, España retiraría sus tropas de Bélgica. Tras algunos meses de negociaciones, lo hizo pero pronto volvió la intención de destruir Bruselas con explosivos.

Los soldados españoles se disfrazaron de belgas y a escondidas, enterraron miles de explosivos en diferentes partes de la ciudad. Todos esos explosivos estaban conectados a un detonador. Entonces la armada española se retiró de Bruselas, tan solo algunos soldados voluntarios se quedaron para detonar los explosivos.

  • El niño que salvó Bruselas

Cuando estaba todo listo para llevar a cabo la explosión, un niño pequeño apareció corriendo y se paró sobre el cable. Lo mojó de pronto, dejó de prender fuego. Más tarde, la armada belga lo descubriría. La gente de Bruselas alababa al niño por salvar la ciudad, es más, por salvar el país. ¿Por qué el país?

En aquella época Bélgica era muy pequeña, no era un estado soberano sino que seguía sometida a la dominación francesa. Tenía 1 000 000 de habitantes que se concentraban sobre todo en Bruselas. Si destruían Bruselas, Bélgica también caería. Así que, para conmemorar este evento, la ciudad construyó esta estatua de bronce. El niño es Julien Dillens. Mucha gente, tras oír la historia, piensan que es un cuento. Sin embargo, ¡es una historia real!

Tanto España como Bélgica testimonian los hechos, el proceso del ataque, la retirada y el niño que interrumpió el detonador. Los testimonios coinciden.

  • La estatua del Manneken Pis Statue y la celebración

La Sra. Hoa me dijo que la gente de Bruselas no solo quiere enseñarle a sus amigos extranjeros esta bonita estatua para que ascienda el número de turistas y ganar dinero, sino que quieren difundir la imagen de este niño para que llegue a todo el mundo. Así que, a veces, hacen que el Manneken sea el protagonista de eventos y festivales de la ciudad. Tiene incluso uno traje para cada ocasión.

Por ejemplo, la Sra. Hoa asegura que hace unos años vio que el Manneken Pis llevaba una camiseta con la que parecía San Nicólas, otra vez iba disfrazado de estrella del rock. Me sorprendí mucho cuando me dijo que el armario del Manneken Pis incluye más de 800 disfraces, desde uno de Papá Noel hasta trajes nacionales y tradicionales de todo el mundo. Se le cambia de ropa unas treinta veces al año. En las ocasiones especiales, la estatua echa cerveza de diferentes sabores a los habitantes y turistas, mientras que la banda de música toca instrumentos de metal y percusión.

  • Otras historias sobre la estatua del Manneken Pis

También descubrí y aprendí otras leyendas. Por ejemplo, la de la vieja bruja de la Rue de l'Etuve que decidió castigar fríamente a un niño que se atrevió a orinar en frente de su casa convirtiéndolo en estatua. Por suerte, apareció un anciano con una estatua similar a la del niño y lo sustituyó con esta antes de que la bruja pudiera echar la maldición. Otra historia, no tan conocida, involucra a un niño llamado Julien. Un día, Julien fue a la puerta de la casa de un ermitaño. Cuando este oyó agua, corrió gritando hasta él y al verlo, lo convirtió de inmediato en una estatua y lo regañó una y otra vez por su comportamiento. Sin embargo, como es un poco tétrica, muchos cambiaron su final, añadiendo que el padre sustituyó la estatua por una diferente que le pareciese a Julien.

Otras familias interesantes de "la familia del pipí"

Jeanneke Pis orinando

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  • Jeanneke Pis

El Jeanneke Pis no es tan famosa como el Manneken Pis, sin embargo, si vienes a Bruselas deberías visitar las tres estatuas. Se le considera la hermanita de Manneken, es una estatua de medio metro de una niña dulce con el pelo recogido en dos coletas, que sentada en cuclillas alza el rostro desvergonzada. A esta estatua la protege una valla de hierro y se encuentra en un callejón cerca del Manneken Pis. No pude visitarla.

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  • El perro Zinneke Pis orinando

Me arrepiento de no haber visitado el Zinneke Pis, la última estatua de la familia del pipí de Bruselas, pero estuve allí poco tiempo y no pude hacerlo. La estatua representa un perro, es de bronce y está en la esquina de la Rue des Chartreaux y la Rue de Vieux-Marche.

Conclusión

Al visitar Brujas me di cuenta de que el Manneken Pis era famoso en toda Bélgica. Su imagen están en cada calle del país, también en restaurantes y hoteles. Es muy común recurrir a la imagen de este inocente y regordete niño. Hay muchos souvenirs del Manneken: cervezas, llaveros, figuritas, etc. Yo mismo compré un pequeño Manneken Pis como recuerdo de mi vista.


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