Día 5: la ciudad perdida de Ayutthaia

Esta ciudad histórica poco distante de Bangkok, por el contrario, me encantó, seguramente es uno de mis lugares preferidos de Tailandia. Para llegar cogimos el tren desde Hua Lampong; durante una hora y media vivimos una aventura épica en un vagón sucio y lleno de ventiladores que chirriaban, se detenía en un lugar aleatorio y luego arrancaba bruscamente.

Cuando llegamos al destino, nos esperaba media hora a pie hasta llegar desde la estación al centro histórico: un gran parque arqueológico con muchos estanques y plagado de restos de templos de una antigua civilización. ¡Parecía que había acabado en la película del Libro de la Selva!

Por cada templo había que pagan la entrada pero eran muy baratas, en general 50 Bath que equivalen a 1,5 € pero vale absolutamente la pena. Mis sitios arqueológicos preferidos allí fueron los siguientes: el Wat Maha That, en el cual encontré incluso modelos que paseaban entre las ruinas vestidas con bonitos vestidos tradicionales; el

Wat Phra Si Sanphet con su serie de agujas todas en fila; el Wat Phra Ram con su alta torre en espiga que se reflejaba sobre el lago de enfrente. ¡Salieron unas fotos muy buenas!

Además, vi por primera vez los elefantes sobre los cuales se podía dar un paseo turístico por el conjunto histórico. Me emocioné mucho al verlos así tan de cerca. Los caballos con los carros aquí no son la moda, por lo que me conformé con estos majestuosos animales y estaba destinado a ver otros muchos durante el viaje.

Ya de vuelta, me topé con un interesante mercado local en la calle, sin duda más auténtico que los que había visto en Bangkok, en el cual probé frescosbatidos de fruta tropical, pasteles de coco y bocaditos de carne especiados. Había también bandejas de insectos fritos y larvas pero no tuve la valentía de probarlos.

Aquí llegó el momento de moverse hacia el norte. Descubre aquí cuál fue la siguiente etapa.

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