Hallstatt: un pueblo de postal

Publicado por flag-es Claudia Costas — hace 4 años

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Hallstatt: un pueblo de postal

¡Hola a todo el mundo! Hoy os quiero hablar de Hallstatt. Hace algún tiempo ya os conté mi visita a este pueblo que parece que por muchos años que pasen, no pasa de moda. Es tan turístico, que en China se ha creado una réplica casi exacta de este pueblecito situado en la orilla del lago Hallstättersee. Es increíble. Hay que decir que su fama es merecida, pues tiene mucho encanto. Todas las casas que lo conforman tienen una arquitectura similar y dan sensación de armonía. Aunque a su vez, cada casita tiene sus propios detalles que la hacen diferente. Yo ya he estado en Hallstatt tres veces. Sinceramente, nunca hubiera imaginado que lo visitaría tantas veces, pero parece que el destino siempre me lleva de nuevo hacia él. Hoy os quiero explicar las distintas formas para llegar a Hallstatt, qué debéis hacer allí y daros también varias sugerencias. ¡Empezamos!

Hallstatt: un pueblo de postal

Cómo ir a Hallstatt

Las dos primeras veces que visité Hallstatt era verano así que el pueblo estaba abarrotado. Intentamos aparcar en los parking que estaban alrededor del pueblo pero fue imposible. Todos los espacios estaban ocupados así que tuvimos que recorrer el lago, aparcar cerca de la estación de tren (al otro lado del pueblo, justo enfrente) y coger un barco que nos costó 5€ ida y vuelta. Es cierto que el paseo en barco es muy bonito pues puedes ver el lago de una perspectiva diferente así que la recomiendo directamente. Sin embargo, esta vez fuimos muy pronto y en época de Pascua, así que pudimos dejar el coche aparcado en un parking, que nos costó 8’50€ en total. Como salía a dividir entre cinco, al final fue más barato que el trayecto en barco. Desde el aparcamiento hasta el centro del pueblo apenas había diez minutos. Como era bastante pronto, alrededor de las diez de la mañana, no había tanta gente comparado con horas punta, así que pudimos disfrutar de cierta tranquilidad en las calles hasta ya bien avanzada la mañana.

Ese día habíamos madrugado a propósito, así que decidimos que era una buena idea tomarnos un café para ir despertando. Decidimos sentarnos con tranquilidad en la plaza principal, aquí os dejo la foto.

Hallstatt: un pueblo de postal

El camarero de la cafetería donde estuvimos fue muy amable. Pedimos tres capuccinos y dos tés de frutas del bosque. No recuerdo el precio, pero no fue para nada desorbitado y prohibitivo, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad de turistas que visitan este pueblo cada año.

Qué ver en Hallstatt

La plaza principal

Para mí, esta pequeña plaza es uno de los puntos con más encanto de este pueblo austríaco. Aquí se encuentra las casitas, cada una de un color, cuyos balcones están adornados con flores de diferentes colores que dejan una plaza muy pintoresca. En el centro, hay banquitos para sentarse y descansar. En la primera planta de los edificios, restaurantes y cafeterías con comida tradicional austríaca.

Además de la parte superficial y estética, esta plaza esconde historia detrás. Antiguamente, era la plaza del mercado y donde se comercializaba con sal. La profesión de vendedor de sal era única y una de las más privilegiadas. Estos vendedores y vendedoras, porque en aquel entonces era una profesión tanto de hombres como de mujeres, recibían sal de la mina, seca y empaquetada en contenedores de madera. Después de vender toda la sal, se utilizaban estos contenedores para traer víveres y también vino a toda la zona de Salzkammergut en el viaje de vuelta. Curioso, ¿no?

El punto más famoso, de postal

Una vez descansado y algo más despiertas/os por el café, decidimos dar una vuelta y perdernos por las calles de Hallstatt, sin rumbo. Nos acercamos a la orilla del lago, donde está situado un mini puerto donde embarcan los barcos llenos de turistas y allí pudimos ver a patos y cisnes, tranquilos, supongo que ya acostumbrados al murmullo de los visitantes. Como podéis ver en la siguiente foto, hay muchos residentes en Hallstatt que tienen su propio embarcadero con su correspondiente barquito.

Hallstatt: un pueblo de postal

En la foto, todavía tapado con una lona porque quizás, el verano todavía no había llegado. Continuamos caminando y llegamos al “spot” más característico, desde donde se puede ver perfectamente la iglesia con las montañas detrás. No sé cuántas veces habré visto esta foto en Internet, esta perspectiva está en todas partes siempre que se habla de Hallstatt. Aquí nos tomamos nuestro tiempo para admirar el paisaje y sacar fotografías. La luz era preciosa.

Hallstatt: un pueblo de postal

La cascada

Después, continuamos caminando cuesta arriba, de camino hacia el monte, pasando por otra iglesia y un cementerio bastante pintoresco también. Finalmente, llegamos a la cascada de Hallstatt, que no todo el mundo sabe que existe. Las dos últimas veces que yo visité este pueblo, la cascada era un chorrito de agua irrisorio, pero ahora, como la semana anterior había estado lloviendo casi continuamente y todavía había nieve en las montañas, la cascada bajaba con una gran fuerza. Aquí os dejo la foto.

Hallstatt: un pueblo de postal

Desde aquí también se puede ver el pueblo desde otra perspectiva, aquí os dejo algunas fotos que saqué. Estas en concreto me gustan mucho porque no son las típicas que se suelen ver en las redes sociales o páginas webs de turismo.

Hallstatt: un pueblo de postal

Después, decidimos volver a bajar y echarle un vistazo a las tiendas y a los puestos de comida. Había varios de ellos con pasteles y magdalenas que tenían muy buena pinta, con muchos arándanos y frutos rojos encima. También había un pequeño puestecito con crepes, olía genial. Además de esto, hay muchas tiendas con souvenirs típicos de Austria, imanes del pueblito de Hallstatt y tampoco podían faltar los famosos bombones rellenos de pistacho y cubiertos con chocolate envueltos en un paquete con la cara de Mozart. A cualquier ciudad que vayas, los encontrarás. Están en Viena, Salzburgo, Innsbruck… Y Hallstatt no iba a ser menos. Le sacan todo el partido que pueden porque saben el éxito que tienen.

El funicular y mirador “5 fingers”

Tras estar alrededor de dos horas, con mucha calma decidimos volver al parking e ir a otra parte del largo para comer y bañarnos, como ya os he explicado en el post anterior (lo podéis leer haciendo click aquí). Aun así, debo mencionar que desde nuestro parking podíamos ver un funicular que subía hasta lo alto de la montaña, donde se encuentra un mirador llamado “5 fingers”, es decir “5 dedos”. Se llaman así porque se trata de una estructura metalizada que tiene cinco salientes, lo que daría forma a los cinco dedos, suspendida encima del aire y desde ahí se puede ver el lago al completo. La verdad es que después de haber visitado el pueblo y muchos lagos ya los días anteriores, no nos apetecía subir hasta allí, además de que probablemente el ticket fuese muy caro.

Y esta fue mi visita a Hallstatt. Tengo que decir que esta vez fue la que más me gustó ya que no era temporada alta, no había tanta gente como las otras veces, podías caminar por las calles sin darte codazos con otros turistas y se respiraba un ambiente agradable. Como consejo, ya sabéis, intentad viajar en temporada baja porque puede marcar la diferencia en amar o detestar un lugar, de verdad lo digo. Aun así, siempre es curioso visitar de nuevo lugares que ya habías visitado. Lo ves todo con unos ojos diferentes y a la vez, descubres cosas nuevas. Es como ver una película dos veces. La segunda vez siempre te fijas en los mejores y pequeños detalles. Y hasta aquí el post de hoy. Espero que os hayan gustado las fotos, yo creo que tienen mucho encanto. ¡Muchas gracias por leerme hasta el final! Nos vemos en el siguiente post. Un saludo.


Galería de fotos



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Comentarios (1 comentarios)

  • flag- Fátima chamadoira hace 4 años

    Es verdad que un lugar puede resultar de ensueño o detestable, dependiendo de qué condiciones encontremos. La Soledad siempre es más realzadora que la masificación.

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