10 días en Salzburgo: música y naturaleza

¡Hola, hola! Hoy continuamos con Austria, país que brilla por sí solo y abunda en este blog. Hoy os traigo la que es para mí la ciudad más bonita de todo el país (por lo menos de las que he visitado): Salzburgo. Tuve la suerte de poder estar en esta ciudad 10 días durante el verano de 2017, pues mi amiga Lydia me invitó a su casa así que no solo pude conocer Salzburgo a fondo sino que además tuve la gran oportunidad de verlo de una forma no-turística. Muchas personas os dirán que dos días son suficientes para ver la ciudad, pero yo discrepo ya que hice cosas diferentes casi todos los días que estuve allí. A pesar de que es la cuarta ciudad más grande de Austria (es decir, es relativamente pequeña) tiene muchísimas cosas para ver y hacer. Es por eso que aquí os traigo todas las atracciones que podéis visitar y también actividades no-turísticas que podéis hacer. ¡Empezamos!

1. En primer lugar, visitar el Palacio de Mirabell. Es quizás una de las atracciones más populares de la ciudad. Tiene unos jardines muy coloridos, llenos de flores, por donde puedes pasear hasta aburrirte. Decorando los jardines se encuentran algunas esculturas y fuentes de las que emana el agua. Al fondo, la impresionante panorámica del fuerte de Salzburgo. Muchas personas vienen al palacio no para hacer turismo, sino simplemente para pasar la tarde, tumbadas debajo de un árbol leyendo un libro, relajadas. Yo recorrí los laberintos de sus jardines acompañada de la bicicleta, pues era el medio de transporte que utilizábamos para movernos. ¡El ticket para entrar es gratis! Y por cierto, a modo de curiosidad, aquí se rodó una de las escenas de la famosa película Sonrisas y lágrimas, en inglés The Sound of Music, justo en la entrada donde se encuentra el portalón negro. 

2. De hecho, por toda la ciudad de Salzburgo hay ciertos lugares donde se rodó esta película. Así que, si sois fanáticos de Sonrisas y lágrimas, podéis hacer un tour por los puntos de rodaje originales. Es muy popular y mientras paseas por la ciudad puedes ver, en bicicleta, a numerosos grupos de turistas que son fanáticos de la familia Trapp, protagonistas de la película. Yo tuve la suerte de estar con mi amiga austríaca que me lo explicó todo al pie de la letra y pudimos ver todos los lugares a nuestro ritmo en diferentes días. 

3. Visitar el fuerte de la ciudad. La entrada cuesta 11€ pero mi amiga había estado trabajando allí ese verano así que el guardia nos hizo un favorazo y nos dejó pasar gratis. Concretamente, se llama fortaleza de Hohensalzbug. Puedes hacer un recorrido con audio-guiado donde te explican toda la historia del fuerte, que por cierto, es el mejor conservado de toda Europa. Lo que más me llamó la atención del tour era la minuciosidad con la que explicaban los diferentes objetos que se encontraban en la sala de tortura. Nosotras subimos andando y fue bastante agotador porque hacía mucho calor, pero si no queréis caminar, podéis coger el teleférico. Sin duda, lo mejor de este lugar son las vistas que ofrece. Una panorámica a la ciudad de Salzburgo al completo. Desde allí arriba podéis ver todas las cosas que habéis visitado anteriormente.

4. Salzburgo es una ciudad con mucha música. No solo es famosa por Sonrisas y lágrimas, sino que el gran Amadeus Mozart nació allí. De hecho, un dulce típico de esta ciudad y que también explotan en el resto de Austria son los Mozartkugeln. Mi amiga me regaló un paquetito para que probase y están de vicio: son bolitas de chocolate rellenas de pistacho. Como es la ciudad natal del músico y compositor, la casa donde nació ahora es un museo y destaca entre los otros edificios ya que es de un color amarillo huevo intenso. Esta se encuentra en una de las calles más populares de toda la ciudad: Getreidegasse.

5. Pasear por la Getreidegasse. Justamente es la calle de las compras. Si esta calle es tan curiosa y bonita a la vez es porque está llena de tienditas y cada una de ellas tiene una especie de cartel que sobresale de la pared con el nombre de la tienda. Son preciosos y están pensados hasta el mínimo detalle y como todos cuelgan de la fachada, forman un conjunto muy original. Esta calle siempre está llena de gente así que nosotras fuimos a primera hora de la mañana para poder verla sin turistas. Las tiendas que ofrece la calle son boutiques de lujo, joyerías carísimas, perfumerías y cómo no, alguna tienda de souvenirs, donde los protagonistas son los imanes con la cara del señor Amadeus. Todo esto es lo que hace esta calle exclusiva y singular. Los callejones de esta calle dan a otras callejuelas del casco histórico.

6. Pasear por el casco histórico. Es perfecto para caminar pues es peatonal. Todos los edificios, iglesias, catedrales tienen una arquitectura similar, de estilo barroco. Esto hace que el centro de la ciudad tenga cierta armonía. Los arquitectos de muchos de estos edificios eran italianos y es por eso que se conoce a Salzburgo como “la Roma del norte”. Además, la mayoría de edificios tienen un color blanco roto que contrastan con los colores verdes de las cúpulas de los edificios religiosos, como el de la catedral.

7. Visitar la catedral. Yo fui un domingo de mañana, pues había concierto mientras se celebraba una misa y pensamos que sería buena idea disfrutar de un espectáculo musical en esta ciudad tan melódica. El interior de la catedral es impresionante, mucho mejor que su parte exterior. También blanca por dentro, su altura sorprende junto con los frescos que están pintados en el techo, en la parte más alta donde se encuentra la cúpula.

8. Recorrer la zona del río Salzach. Es una de las zonas más bonitas. Yo pasaba por ahí casi todos los días con la bicicleta, ya que hay carril bici habilitado casi por toda la ciudad. Muchísima gente se mueve de esta forma porque es comodísimo. Bueno, esta zona es preciosa por todos sus puentes y también por las casitas de colores. Hay muchos puentes por donde cruzar hasta la parte vieja de la ciudad y uno de ellos, está lleno de candados, símbolos del amor. Por la noche, es todavía más bonito pues desde ahí puedes ver toda la ciudad iluminada.

9. Un poco más a las afueras, está el palacio de Hellbrunn. Lo ideal es visitarlo en un día soleado para disfrutar de los Juegos de Agua que este ofrece. El agua forma parte de la arquitectura de este palacio así que mediante chorros y fuentes se crea un espectáculo acuático asombroso. La mejor parte de estos juegos es el momento en el que de repente, sale un chorro de agua de cualquier estatua, te sorprende y acabas empapadísima de pies a cabeza. Los jardines también son muy bonitos y están muy bien cuidados (como todo en esta ciudad, vaya) y es un lugar estupendo para correr y desconectar, pues al estar en las afueras de la ciudad está rodeado de naturaleza. En los laguitos artificiales del palacio había peces enormes, de hasta un metro y pico. Después de recorrernos todos los jardines, nosotras subimos hasta la parte más alta del palacio y llegamos hasta un mirador desde donde se veía todo el conjunto: naturaleza, bosque y Salzburgo al fondo.

10. Y hablando de naturaleza, algo que debéis hacer sí o sí es subir a Untersberg. Se trata de una de casi 2000 metros de altitud, que se dice pronto. Se sube en telecabina, como cuando vas a esquiar, y para personas que tienen pánico a las alturas como yo es un momento crítico. Lo mejor es ir en medio del teleférico, entre todas las personas porque así no puedes ver las vistas o lo que está bajo tus pies. La subida se me hizo agónica. Ahora podría deciros que estuve como 20 minutos dentro de ese teleférico pero quizás hayan sido solamente tres. Una vez arriba, las vistas son increíbles.

Era la primera vez que estaba en una montaña tan grande y tan alta. Hay muchos caminos para realizar rutas de senderismo, pero nosotras solo hicimos una. En la cima justo hay un restaurante y cafetería donde puedes reponer fuerzas si vienes de una caminata larga. Es una zona de relax donde hay banquitos en los que sentarte, comer algo y ver una panorámica alucinante: los Alpes enfrente de ti. No sé si está permitido ir en invierno, pero con nieve tiene que ser todavía más increíble. Aquí os dejo algunas fotos. Para mí esto es algo que debéis hacer sí o sí, sobre todo si vais con tiempo. A veces nos centramos mucho en los entornos urbanos y nos olvidamos de la naturaleza.

Austria en parte es conocido por sus montañas y paisajes, especialmente la zona de Tirol, así que no deberíais dejar pasar esta oportunidad. De hecho, hubo otro día que hicimos senderismo por un monte de la zona de Anif, una pequeña parte de Salzburgo. Paseamos montaña arriba por los campos donde vimos animales, riachuelos, pequeñas cascadas y comimos frutos silvestres. Las vistas no eran tan impresionantes como desde Untersberg pero fue allí donde realmente sientes la esencia de la Austria profunda.

11. Y aquí viene mi recomendación estrella: Waldbad Anif. Lo bueno de visitar la ciudad con una persona local es que te enseña lugares que no están en las guías, ni en las páginas más populares de Internet. Es un pequeño lago de agua congelada que me encantó. Aunque me costase mucho meterme en sus aguas, pues se me cortaba la circulación y durante los primeros segundos no podía respirar, este lugar me gustó tanto que fuimos hasta tres veces. Hay una pasarela de tablas de madera donde puedes poner tu toalla y disfrutar del sol.

Hay una tirolina que cruza todo el lago y puedes tirarte por ella y al llegar al final tocar el lago con los pies, si llegas. Lo cierto es que hay un recorrido de obstáculos entre los árboles que puedes hacer asegurándote con un arnés. ¡Lo tiene todo! También restaurante y cafetería para tomar algo, helados incluidos. Lo mejor de este lugar es que no hay turistas, todas las personas son locales y van allí a pasar el día. La entrada cuesta 4€.

12. Otro día también fuimos en bicicleta a una zona del río donde puedes bañarte. Hay áreas nudistas indicadas con las tres FKK. No me gustó tanto como Waldbad Anif así que no repetimos, pero vosotros podéis probar.

13. Cuando estuve en Salzburgo, también visité por primera vez en mi vida un museo al aire libre: Freilichtmuseum. No está el en centro de la ciudad sino en las afueras. Se trata de un museo hiper grande de no sé cuántas hectáreas donde se muestran las diferentes viviendas donde vivían los habitantes de Salzburgo durante el paso del tiempo. Así, puedes ver cómo las construcciones evolucionaban a medida que pasaban los años. También se muestran las costumbres y los hábitos de los ciudadanos. En medio del monte, paseas y encuentras diferentes casas y lo mejor de todo es que puedes verlas por dentro. Muchas de ellas tienen todo tipo de detalles: utensilios de cocina, objetos de estudio, balcones decorados con macetas llenas de flores (tan características de las casas de Austria), incluso puedes ver cómo eran las aulas hace más de dos siglos, ¡y también las granjas! Algo divertido y curioso es que existe la opción de coger un pequeño tren que circula por todo el museo. Nosotras lo cogimos al acabar de ver todas las casitas y dimos la última vuelta en este transporte antes de irnos finalmente a casa. El museo es perfecto para enseñar la historia de Salzburgo a los niñas/os pequeñas/os de una forma interactiva. Además, infantes y adultos pueden estar en contacto con la naturaleza, que siempre es un plus. De hecho, hicimos un paseo bastante largo por donde pasaba un río, muy bonito. Todo suma. Si vas con tiempo, puedes pasarte por aquí fácilmente unas tres o cuatro horas, sobre todo si quieres comer allí. Para venir al museo, tuvimos que coger un bus desde el centro de la ciudad, que recuerdo que era barato.

14. Si os gusta el turismo gastronómico, podéis probar el Schnitzel. La familia de mi amiga lo cocinó un día para que yo lo probase. Por el nombre, no sabía lo que era y mi sorpresa fue cuando en el plato vi una milanesa de toda la vida. En Austria es un plato muy famoso y en ciertos restaurantes al ser un plato tan famoso se puede comer por un alto precio. A mí no es un plato que me encante, y más aún si lo comparo con la comida de España, pero está bien. También podéis probar el Apfelstrüdel, típico en Austria entera, también. Es como una tarta de manzana y si lo tomas con una bola de helado de vainilla ya es como el mejor día de tu vida. El contraste entre el calor de la tarta y el frío del helado es increíble, una explosión de sabor. El toque a canela ya es la guinda del pastel. Algo que me sorprendió mucho es que en Salzburgo (no sé si solo aquí o en Austria en general) es normal comer un día a la semana un plato dulce, es decir, lo que en España contaría como postre allí lo toman en versión grande como comida principal. Otro postre famoso es la tarta de cerezas de la Selva Negra, que también la probé cuando estuve allí. Está buena, es un bizcocho normal con el toque dulce de la cereza y de la nata. Por último, parece que este punto va de postres, la tarta Sacher. Típica en Viena, tiene su origen en la ciudad de Salzburgo así que también es muy famosa. La sirven en diferentes cafeterías pero la más turística, famosa y por lo tanto, cara es la cafetería Sacher. Es una tarta de chocolate y muchas veces se sirve con nata montada al lado. En Viena también está anunciada por todas partes. Es tan conocida como el Apfelstrüdel. 

15. Desde Salzburgo también podéis a otros lugares increíbles como puede ser el famoso pueblito de Hallstatt, las cataratas Golling o el lago Fuschlsee, de los que ya os he hablado aquí, anteriormente.

¡Y hasta aquí todo lo que quería contaros! Creo que tenéis información y actividades suficientes para pasar un tiempo bastante largo en esta ciudad, para mí la más bonita de Austria. Me apetece visitarla pero en otra época del año, quizás otoño. Ahora que vivo en Bratislava y me queda relativamente cerca es hora de aprovechar. Ya sabéis que yo soy muy fan de volver a visitar sitios donde ya has estado. Un saludo y nos vemos pronto.

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