Experiencia en Amsterdam, Países Bajos. Por Marina

Mi viaje a Ámsterdam fue un viaje que decidí hacer con mis amigos, simplemente de ocio. El vuelo lo hice desde Birmingham, Reino Unido (donde yo estaba de Erasmus). Los vuelos desde Birmingham y Londres son entre una y dos horas nada más.

Fui durante cuatro días y tres noches, y me alojé el Amsterdam Forest Hotel, Amsteelven. El hotel estaba lejos del centro de la ciudad, pero tenía una parada de tranvía a quince minutos así que nos vino bastante bien y el hotel nos salió a 40 euros la noche. Aterrizamos en el aeropuerto de Schiphol y allí mismo puedes sacar un bono de transporte público para los días que quieras. Con él puedes usar algunos autobuses, los trenes y el tranvía.

¿Qué ver en Ámsterdam?

Pues hay muchas cosas que ver, el problema es si te lo puedes permitir o no:

• Plaza de los Museos: en esta plaza hay muchos museos, pero también hay que pagar bastante para entrar en ellos. El museo Van Gogh es uno de ellos. Aun así, tiene una explanada de césped donde se está muy agusto y es muy bonita.

  

  Fuente

• Casa de Anna Frank. Nosotros no pudimos entrar porque al parecer hay que reservar online meses antes, y por lo que me han dicho, la han reformado tanto que ya no tiene gracia.

• Casas de jengibre: son una serie de casas con una arquitectura muy peculiar y son las típicas que hay en los países nórdicos.

  

• Museo del sexo: es un museo bastante peculiar. Nosotros fuimos por curiosidad, y tienen un pene gigante en la puerta donde todo el mundo se hace una foto, yo incluida :)

  

• Plaza Dam: es la plaza central de la ciudad.

  

  

• Barrio rojo: este es un barrio muy popular. Su nombre viene de las loces rojas que lo adornan. lo peculiar de este barrio es que lo que hay son escaparates con prostitutas posando, y también 'peep shows'. Tienes que ir por la noche, para poder ver el efecto que las luces rojas crean en las calles.

  

En general, lo mejor de la ciudad es pasear sin rumbo por los parques sobre todo. Son espectaculares y enormes. Eso sí, no tengas miedo por los coches: ¡teme las bicicletas! Fíjate muy bien en que no estás paseando por el carril bici, porque los locales se enfadan mucho si te pones en medio; a mí casi me atropellan más de una vez.

La ciudad en general es bastante cara para todo, pero merece mucho la pena verla.

Créditos fotográficos a mi amigo fotógrafo Anthony Timmins (instagram: @anthonytimminsphotography)