La niña de papá

Viendo a papá de nuevo - Visitantes alemanes

Algunos días más tarde, mí padre y su novia finalmente llegaron. Ya les había reservado un hotel situado en el centro de la ciudad. Yo siempre he sido una "niña de papá", así que estaba muy contenta por su visita. Nunca hemos estado tanto tiempo separados, y quería enseñarle todo sobre mi provisional casa nueva.

Llegaron el viernes por la tarde, y tenía clase hasta las 6 p. m. Me pasé todo el día nerviosa, no pude concentrarme en nada y solamente quería acabar. Finalmente el profesor dio por terminada la clase (¡15 minutos antes gracias a Dios! ) y salí corriendo de la universidad. Llamé a mi padre para preguntarle donde estaba mientras yo salía de camino hacia el hotel que estaba a 15 minutos andando desde mi facultad. Al fin respondió a mis llamadas y me dijo que ya estaban paseando por el centro de la ciudad. Me explicó donde estaba y básicamente era a 50 metros de mí. Intenté encontrarlos y ahí estaba; aceleré un poco y me lancé a sus brazos. ¡Estaba tan contenta de que estuvieran aquí!

Fuimos a tomar un café y a planear los siguientes 3 días. Queríamos ir a París al día siguiente, visitar la playa el domingo, y bueno, el lunes tendría clase así que nada de planes especiales ese día. Luego buscamos un sitio para comer y charlamos acerca de cómo estaba yendo mi estancia en Francia. ¡Era tan agradable tener a mi padre de vuelta! Él es una de las personas más importantes de mi vida, y de verdad me gusta mucho su nueva novia. La tarde pasó y ellos estaban cansados del viaje en coche, así que me fui a la residencia y acordamos quedar en la estación de tren la mañana siguiente.

Descubriendo París en un día

El siguiente día comenzó pronto, porque solo teníamos un día para descubrir París. Cogimos el tren y empezamos nuestro viaje. Cuando llegamos decidimos desayunar algo y tomar un café primero, y después fuimos a Montmartre, porque quería enseñarles las impresionantes vistas que había desde allí. Afortunadamente el tiempo fue bastante bueno para ser principio de marzo, así que la vista fue realmente buena. Fuimos al Arco del Triunfo y los Campos Elíseos, donde comimos e hicimos algunas compras. Después fuimos a la Torre Eiffel y decidimos subir a la parte de arriba. Así que tuvimos que hacer algo de cola, pero mereció la pena. A más de 300 metros puedes verlo prácticamente todo. Desafortunadamente hacía algo de frío, pero no pasaba nada. De vuelta en tierra fuimos al parque que hay al lado de Trocadero a relajarnos un poco, hicimos algunas fotos y fuimos a Notre Dame.

Después de todo estábamos algo cansados, así que tomamos un café y unas crêpes, y decidimos pasar por el Hotel de Ville y poner rumbo de vuelta a la estación de tren. Como era tan caro, preferimos tomar algo para cenar en Amiens. Llegamos sobre las 7 p. m. y nos pusimos a buscar un restaurante en Amiens. Encontramos uno, y bueno, cenamos bien aunque no fue nada especial. Pero el precio estaba bien, y el postre fue genial (como siempre en Francia). Disfruté tanto al poder tener a mi padre, que el tiempo pasó rapidísimo.

Bahía del Somme - buscando focas

Al día siguiente fuimos a la bahía del Somme, una bonita playa en la que a veces se ven focas. Hacía viento pero sol al mismo tiempo, así que nos quedamos un rato. ¡Y finalmente vimos focas! ¡Solo en el agua, pero aquello ya fue una experiencia genial! Como no había nada más que hacer, nos sentamos en el único restaurante que había en aquel pequeño pueblo, y tomamos algo. Después decidimos ir a descubrir un poco la región. Encontramos un bonito pueblo al que fuimos a comer. Más tarde volvimos a Amiens y pasamos el tiempo en el centro de la ciudad. Fue agradable y relajante; tomamos café y unos macarons y disfrutamos del tiempo juntos. Y entonces el fin de semana ya se había acabado, y solo quedaban dos días...

Diciéndonos adiós de nuevo

Estaba triste pero me obligué a mí misma a disfrutar del tiempo que nos quedaba juntos, así que fui antes al centro para desayunar con ellos en el hotel, e ir después a clase. Al acabar la segunda clase volví y pasamos otro rato juntos. Pero al día siguiente tendría que despedirme, porque se iban por la mañana para ir a Bruselas a pasar el cumpleaños de la novia de mi padre. Así que fui a desayunar por última vez y me dieron algunos regalos. Finalmente tuve que decirles adiós, y fue bastante triste. Pero les vería de nuevo pronto, así que no pasaba nada.

Era peor tener que ir a clase después de la despedida porque no quería estar en clase en ese momento. Pero bueno, tenía que hacerlo, y en el fondo algo de distracción no me venía mal. Por la tarde quedaría con mi amigo francés, así que estuve bien. Tenía que continuar con mi vida diaria, y no podía pasarme el día llorando porque echase de menos a alguien. Así que me dije a mí misma que tenía que concentrarme de nuevo en mis estudios, mantenerme centrada y mejorar mi francés. Porque los primeros exámenes llegarían pronto...

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