Hora de más aventuras
Dejando Bruselas
Al día siguiente hice mis maletas y las llevé al coche (que afortunadamente estaba enfrente de la puerta) y me puse a esperar al dueño del apartamento para devolverle las llaves. Esperé bastante tiempo pero no venía. Una persona entró al edificio pero fue a otro apartamento, así que no pensé que fuese la persona a la que estaba esperando. Después de 40 minutos, le mandé un mensaje de texto preguntando si iba a venir alguien y la dueña me llamó, diciéndome que su marido ya estaba aquí. Así que sí que era el hombre que había entrado antes.
Llamé a la puerta y bajó por las escaleras. Era un poco incómodo porque él me había visto en frente del apartamento y no nos habíamos dicho nada, pero fue muy agradable y no mencionó nada de lo ocurrido. Así que le di las llaves, le dije que la estancia había estado muy bien y me despedí. Entré a mi coche y puse mi dirección francesa en el GPS. Como era lunes por la mañana no había nadie por la calle, ya que todo el mundo estaba trabajando. Tras tan solo dos horas llegué a Amiens y mi viaje había acabado. Como no tenía clases de universidad ni nada que estudiar, decidí quedar con mi amigo para tomarme un café con él. En tres días iría a París a pasar unos días con mi madre, así que quería pasar algo de tiempo con él antes. Él también iba a estar fuera, ya que se iba a una conferencia de trabajo a Túnez.
Una noche mágica
En estos tres días los pasé un montón de tiempo con él, bebiendo café, comiendo, cenando o viendo partidos de fútbol en un pub australiano. En realidad, no me gustaba el fútbol pero me gustaba pasar tiempo con él, así que no me importaba. También fuimos al cine a ver algunas películas y a pasear por Amiens.
Hubo una noche fué especialmente mágica para mí. Quedamos en el bar australiano, vimos un partido y después fuimos a un parque que estaba en frente de la catedral. Ya era de noche y hacia un poco de frío, pero no había problema. "Jugamos" un poco como niños pequeños en el parque infantil, hablamos, nos sentamos, nos reímos. Fue increíble. Estábamos bastante cerca el uno del otro, sabía que había algo entre nosotros, pero no sabía si quería empezar una relación a distancia. Pero esta noche fue tan especial y me lo pasé tan bien en la oscuridad de ese pequeño parque de al lado de la catedral, que era imposible esconder lo que sentía. Creo que este fue el momento en el que me enamoré de él.
Pero como el se fue a Túnez y yo tenía que irme a París, no hubo mucho tiempo para hablar de esos sentimientos. Nos tirábamos todo el día escribiéndonos, pero aún así le echaba de menos cuando no estábamos juntos. Aún así, estaba deseando pasar cinco días en París con mi madre, y ella también tenía muchas ganas. Ella nunca había estado en Francia, así que reservó un hotel muy bueno en el centro de la ciudad y yo había planeado visitar algunos sitios.
De camino a París - primeras aventuras con mamá
Así que cuando ella iba a llegar hice las maletas y cogí un tren por la mañana hasta París norte. Desde ahí fui al aeropuerto Charles de Gaulle en el metro RER y esperé a mi madre. Después de un buen rato llegó y cogimos el metro para ir a nuestro hotel en el centro de la ciudad. Ambas estábamos cansadas porque nos habíamos levantado pronto, así que fuimos a Victor Hugo, nuestro hotel. Sacamos un par de cosas de las maletas y pensamos en qué hacer el primer día. Como estábamos cansadas decidimos dar un paseo por los Campos Elíseos para que mi madre tuviera una primera impresión de la Ciudad del Amor.
Nos tomamos una copa de vino 12 euros al lado del Arco del Triunfo, fuimos a la tienda de Disney, compramos una barra de pan para comer y vimos cómo paseaba la gente. Como mi madre llevaba unos zapatos que le molestaban no quería andar mucho y a mí me sentó bastante mal. No sé quién se pondría bailarinas para dar vueltas por una ciudad. Así que fuimos a las Galeries Lafayette para verle otros zapatos, pero todos eran carísimos. Así que volvimos al hotel para que se cambiase los zapatos y descansamos un poco antes de salir de nuevo a buscar un sitio para cenar.
Desafortunadamente, empezó a llover, así que no se podía andar por la calle cómodamente, y nos recogimos después de haber cenado una pizza excesivamente cara. Como estábamos muy cansadas, el día acabó muy pronto después de darnos una ducha e ir a la cama.
Galería de fotos
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