Visita a Emlichheim, Alemania

Quiero contaros mi viaje a Alemania que fue bastante largo, pero lleno de buenos momentos que jamás olvidaré. Cuando fui a visitar los Países Bajos, decidí ir también a Alemania.

Ommen, la ciudad donde estuve, está muy cerca de la frontera entre los Países Bajos y Alemania, la gente suele ir los fines de semana a Alemania a comprar o a visitar a sus familiares que viven al otro lado de la frontera, ya que es más barato vivir en Alemania que en los Países Bajos.

Creo que la ciudad más grande cerca de la frontera es Emlichheim, o al menos allí fuimos y es una ciudad bastante grande, por si no lo sabíais.

Emlichheim

Ahora, quiero hablaros sobre una ciudad en el distrito de Grafschaft Bentheim, en Baja Sajonia, Alemania que se llama Emlichheim. Nosotras (cinco chicas) la visitamos en noviembre de 2014. Es una ciudad muy bonita con muchos edificios, mercados, iglesias, etc.

La gente es muy organizada y tienen sus propios horarios. También son muy agradables. Antes de ir a Alemania pensaba que los alemanes eran personas frías y aburridas, pero, creo que es un estereotipo, porque conocí gente muy amable en Emlichheim y me cambió la opinión que tenía de ellos. Bueno, no todos los alemanes son personas frías, quizá haya un porcentaje que sí lo sea y puede que yo haya conocido al otro porcentaje de personas que son agradables y que no son la mayoría. ¡Vaya teoría!

De todas formas, hubo muchas cosas que me gustaron de Emlichheim, los edificios tenían diseños muy bonitos, las calles estaban muy limpias y el césped siempre recién cortado. Era como una ciudad de ensueño y, ahora que lo menciono, recuerdo haber escrito una redacción sobre mi ciudad de ensueño. Si no recuerdo mal, era una redacción muy detallada y puede que muy graciosa también.

La redacción sobre mi ciudad de ensueño

Aquí está, la encontré. Es bastante larga pero solo pondré las partes que crea que son más importantes:

"Me gusta llevar a cabo juegos estratégicos en los que pueda construir mi ciudad de ensueño si así se le puede llamar.

En primer lugar, me gustan las calles rectas como las rayas de la libreta de mates. Me encantan las calles que producen 'serenidad' en zonas muy pobladas. Sin embargo, en el centro de la ciudad me gusta que todo sea un desastre, como en Tiflis, donde todo está mezclado con todo.

Me encanta el arte, por lo que construiría muchos museos llenos de cuadros, estatuas, etc.

No me gustaría que mis ciudadanos fueran envidiosos, infelices, antipáticos, groseros, mal educados o que estuvieran cansados, aburridos, llenos de ira y odio. Creo que el entorno afecta a las personas, así que intentaría crear un buen ambiente con una pizca de felicidad todos los días.

Quiero que en mi ciudad de ensueño haya un muro o algo así para que la gente pudiera ir allí, y si quieren, grabar su cara mediante una especie de líquido, pegarla allí y poner su firma. A este muro lo llamaría 'Control facial', porque siempre que iba andando al colegio, veía un muro con esas dos palabras: 'control facial'.

En conclusión, en mi ciudad de ensueño tendría que estar todo lo que me gusta y que la gente lo apreciara y que estuviera orgullosa de cada pequeña cosa que hubiera en la ciudad, porque si quisieran ser felices, tendrían que ser todos optimistas e intentar vivir felizmente sin hacer daño a los demás y culparse mutuamente por cosas estúpidas. En mi opinión, la ciudad que quiero nunca existirá, pero 'nunca digas nunca' y quién sabe, quizá algún día exista algo así donde la gente sea más alegre y más amable".

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