Las fiestas de mi pueblo natal

De vuelta a la rutina

Empecé a retomar mi rutina tras la semana de las fiestas de mi pueblo y de la visita de un amigo de Amiens. Hice un poco de ejercicio ya que el clima era agradable y fui a la piscina casi todos los días para poder sobrevivir al calor. Afuera hacían unos treinta grados todo el tiempo y empecé a pensar en cómo iba a sobrevivir mi periodo como becaria en Tenerife con un clima tan cálido. También visité a unos amigos y a mi familia varias veces, pero la gran mayoría tenían que ir a trabajar, así que durante la semana tenía mucho tiempo libre. Fue una época bastante tranquila, empecé a leer libros de nuevo, empecé a cocinar comida más sana y ya estaba pensando en que me iba a llevar a Tenerife cuando todavía quedaban más de cuatro semanas para irme. Estaba contenta de estar de vuelta en casa y de que la gente que quería estuviese cerca, aunque sobre todo estaba contenta porque estaba en un ambiente conocido. No tenía que pensarme mucho las cosas, porque sabía cómo ir al centro de la ciudad, que productos del supermercado eran los mejores, como reaccionaba a gente, etc. La frase "como en casa en ningún sitio" era totalmente verdad. Además, estaba deseando empezar mi segundo semestre fuera, pensando en todas las aventuras que iba a tener allí.

De vuelta a casa - las fiestas del pueblo

El fin de semana de después de la fiestas de mi pueblo estudiantil había una fiesta en mi pueblo natal. Era muy parecida, pero en mi pueblo natal las fiestas eran muy especiales porque era el mil aniversario de su fundación y había muchas actividades, como conciertos, obras de teatro y mercados. La fiesta en el parque principal de la ciudad iba a ser el plato fuerte en la que todas las asociaciones del pueblo iban a aportar algo: comida, bebida, juegos o productos caseros. Además iba a haber un escenario enorme en el que iban a tocar diferentes grupos musicales. Estaba muy contenta de estar en Alemania este fin de semana, porque mi padre formaba parte de la asociación. Él había formado parte de estos eventos desde que tengo memoria y yo siempre había podido ayudar en algo como en vender bebida, en recoger vasos vacíos o haciendo cosas así. Los demás miembros de la asociación me caían muy bien y siempre me lo pasaba muy bien ayudando y formando parte. Siempre prefería trabajar de puertas cerradas y no ser un simple visitante. Así que este año iba a haber una fiesta más grande que las predecesoras, y como siempre, la asociación de mi padre tenía pensando vender cerveza y bebidas alcohólicas porque tenían una barra echa de madera que era perfecta para eventos como este. Pero también tenían otra idea. Los años anteriores también vendían pizza para comer, porque otro miembro tenía una pequeña pizzería y tenía el horno y todos los ingredientes. Pero como había cerrado el año anterior, querían hacer algo diferente, y habían encontrado una receta muy interesante en Internet: pan relleno.

Pan relleno - receta para estudiantes

También era conocida por ser una receta de nivel principiante, porque no solo era facil sino que era delicioso. Se coge un panecillo (también se puede usar un pan grande, pero para venderlos más fácilmente utilizábamos uno pequeño) y se cortaba un patrón cuadricular encima. Se cortaba no muy hondamente manteniendo el pan intacto pero con suficiente espacio para poder rellenarlo. Después, se funde mantequilla (toda la que se quiera) y se mezcla con ajo y cebolleta. Para terminar, se pueden poner trozos de queso Gouda o de otro tipo en el hueco del pan. Después se añade la mezcla con mantequilla, ajo y cebolla y se mete el pan al horno hasta que el queso se funde completamente. Probadlo, está increíble.

Por eso querían hacer este pan relleno para venderlo en las fiestas. El día de antes del evento nos juntamos en un establecimiento para preparar la comida para el día siguiente. No teníamos tiempo para prepararlas en el momento, pero habían alquilado un camión frigorífico, así que podíamos prepararlas el día anterior. Mi padre, su pareja y yo queríamos ir a ayudar, pero como mi padre había estado trabajando mucho tiempo, llegamos cuando casi habían terminado y pudimos ayudar envolviendo los panes en papel de aluminio. Después de que todo estuviese envuelto tuvimos una barbacoa afuera del establecimiento en la que se habló de los últimos detalles del fin de semana. Iba a ser un gran evento y todo el mundo quería que todo saliese bien. Estaba deseando que fuese el día siguiente, ya que hacía mucho tiempo que no estaba en mi pueblo (excepto cuando había venido a ver a mis amigos, pero no era lo mismo) y esperaba ver a gente que hacía tiempo que no veía. Todo el mundo vendría a este evento porque en un pueblo tan pequeño no había mucho más que hacer, y la mitad de la gente ya formaba parte de la asociación y estaban ayudando a preparar comida o a vender cosas. Además, habían dado buen tiempo para ese día, al igual que en las semanas anteriores, así que parecía que iba a ser un fin de semana perfecto. Pasé la noche en la casa de mi padre y casi no podía dormir de la emoción.

El primer día: todo el mundo quiere pan relleno

Festival in the Hometown

El día siguiente era el primer día del evento. Empezaría sobre la hora de comer, porque había una misa en la iglesia y un discurso de bienvenida. Aun así nosotros fuimos antes porque la asociación tenía que preparar la barra y la caseta para la comida. Todo el mundo echó una mano, así que terminamos enseguida. El personal estaba dividido en turnos de cuatro personas para vender comida y cuatro personas para vender bebida. Como teníamos el segundo turno (aunque en realidad yo no tenía ningún turno, pero decidí ayudar cuando fuese el turno de mi padre y de su pareja) todavía teníamos tiempo para pasear por el parque para ver que estaban vendiendo las otras asociaciones. Era bastante interesante y divertido ver a los demás, ya que mi padre conoce a casi todo el mundo del pueblo. Cuando ya era nuestro turno volvimos a la pequeña caseta y nos explicaron brevemente cómo teníamos que hacerlo y dónde estaban todas las cosas necesarias. Como era hora de la comida, todo el mundo quería algo para comer y éramos los únicos que vendíamos algo que la gente no conocía mucho, así que mucha gente vino a comprar nuestro pan relleno, y después de probarlo venían a por más. Me encantaba vender cosas, hablar a los clientes (ya que conocía a la gran mayoría) y ver cómo miraban de forma curiosa. Después de un rato empezó a llover mucho y tuvimos la primera tormenta eléctrica en semanas. Por suerte, nuestro puesto era a impermeable y pudimos ver la cálida lluvia desde dentro. La gran mayoría de las demás personas estaban mojándose y tenían miedo de los rayos y de los truenos, pero después de unos veinte minutos salió el sol. En tres horas vendimos casi todos los panes que habíamos preparado el primer día, así que el último turno no tendría mucho que hacer.

Festival in the Hometown

Después de nuestro turno tuvimos tiempo para disfrutar de la música y probar comida diferente, ya que después de estar viendo pan relleno durante todo el día queríamos probar algo diferente. Así que nos dimos una segunda vuelta por el parque para ver que había para comer. Un poco después vi a mi mejor amiga, que estaba con otra gente, y nos tomamos unos cócteles en nuestra barra (no tenía que pagar nada, así que era mejor que ir a otro lado) mientras disfrutamos de la música. Las bandas de música eran bastante buenas y desde nuestro sitio podíamos verlo todo a la perfección. También me crucé con parte de mi familia: con mi tía, mi prima y sus amigas, etc. Pase una gran noche. Me gustó mucho estar rodeado de mis amigos y de gente que conocía. La fiesta terminó a media noche porque así lo dice la ley alemana para eventos como este, así que todo el mundo ayudo a cerrar nuestro puesto. Tras eso volvimos a casa de mi padre. Teníamos que levantarnos pronto el día siguiente, porque el evento empezaba a las diez de la mañana y nuestro turno era el primero de dos que había.

El segundo día: espectáculo de luces

El día siguiente hacía un tiempo increíble y estaba muy motivada a seguir ayudando en las fiestas, deseando disfrutar de la noche con mis amigos y familiares. Tras un pequeño desayuno volvimos a mi pueblo para empezar nuestro turno. Algunos miembros habían bebido demasiado la noche anterior, así que estaban muy cansados y callados, pero nosotros estábamos muy despiertos y fuimos a la caseta de los aperitivos. Por supuesto, a las diez de la mañana nadie vino a comprar pan, pero a las once de la mañana empezó a venir gente a probar nuestro delicioso pan. Muchos de ellos pedían el plato diciendo: "Me han dicho que está muy bueno, así que quería probarlo". Estábamos muy contentos del éxito de nuestro pan relleno, pero también un poco preocupados, ya que no nos quedaban muchos panes aunque ya hubiéramos pedido más en la panadería. Pero cuando nos quedáramos sin panes, no habría nada para vender. Solo lo hacíamos por diversión y no por ganar el máximo de dinero posible. Se suponía que nuestro turno terminaba a las dos de la tarde, pero durante la hora de comer no paraba de venir gente a comprar pan relleno, así que a la una de la tarde nos quedamos sin panes y tuvimos que cerrar el puesto. No fue difícil decir a la gente que no quedaban más, porque no paraba de venir gente pidiendo más panes.

Cerramos las ventanas y nos pusimos a limpiar el puesto. Tardamos una media hora en dejarlo todo perfecto y tras eso terminamos nuestro turno. Les dijimos a los demás que no tendrían que abrir el puesto porque ya no había nada más que vender, así que nos dimos una vuelta por el parque. Como ya habíamos comido pan para comer (estaban muy ricos) estábamos buscando probar algo especial, y al encontrarnos con unos amigos nos paramos a hablar un poco. Nos costó más de una hora darle una vuelta entera al parque, porque mi padre y su pareja conocían a un montón de gente y porque también me crucé con mi prima en su asociación. Pasamos por un puesto muy gracioso en el que vendían gorritos graciosos, así que mi padre y yo nos compramos uno cada uno. Me lo pasé muy bien con mi padre y sabía que lo iba a echar mucho de menos durante mis seis meses en Tenerife. Nos echamos unas cuantas fotos con nuestros gorros graciosos y después fuimos a un puesto cercano a descansar mientras tomábamos un café y un poco de pastel.

Festival in the Hometown

Por la noche vi a unos amigos y nos sentamos un poco para disfrutar del concierto del escenario principal. Era un grupo de la zona y tocaban versiones de canciones conocidas. Era música perfecta para cantar y para pasártelo bien con tus amigos. Fue una noche increíble que termino en la barra de mi asociación, al lado de mi padre. Nos tomamos unos cócteles y chupitos (casi todo era gratis) e incluso me encontré con más amigos. También me lo pasé muy bien con otros miembros de la asociación que conocía desde hace mucho tiempo. No parábamos de reír. Cuando ya era medianoche todos estábamos cansados y me puse a buscar a mi padre y a su pareja, porque me habían dicho que querían irse a medianoche. Los encontré hablando con mi tía y después nos pusimos a dar un paseo por el parque por última vez, ya que supuestamente iban a haber fuegos artificiales en otra parte del parque y queríamos verlos. Pero cuando llegamos no pudimos ver nada porque había mucha gente. También habían instalado luces LED por el río que pasaba por todo el parque y en conjunción con las fuentes estaba todo precioso de noche. Eche un par de fotos y nos tomamos una crepe en un puesto que todavía estaba abierto. La crepe me recordó a Francia, e inmediatamente sentí que echaba de menos a mi pareja. Me hubiera encantado pasar este día con él para poder enseñarle mi pueblo natal, pero por desgracia las cosas no eran tan fáciles. Después de un rato volvimos a casa a terminar este maravilloso fin de semana con una copa de vino en el balcón. Estaba contenta de haber vuelto a casa, incluso si echaba de menos a mi pareja. Todavía esperaba que viniera a verme pronto.

Festival in the Hometown

Festival in the Hometown


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