Viajar en ferry

¡Hola a todxs!

¡Hoy he vuelo al blog de viajes! Pero la experiencia de viajar no se basa solo en el destino, también en el trayecto. Estoy segura de que si es la primera vez que viajáis en avión os parece una experiencia increíble, nueva, pues no lo conocíais. Pues esto me pasó a mí la primera vez que viajé en ferry.

Mi experiencia estoy segura de que es la de muchos de los que lean esto y, si sois algo más pequeño, lo acabará siendo, pues todos conocemos el famoso viaje de fin de curso en bachillerato a Mallorca. Aunque no hace falta que sea vuestro viaje de fin de curso para acercaros en ferri a alguna isla. Si estás en España, seguramente sea a las Islas Baleares.

El ferri que cogí yo iba primero a Ibiza y después a Mallorca. Una vez que estés en alguna de las islas es muy fácil moverse de una a otra en barco o en avión.

No sé cómo esperaba que fuera el barco, pero no me lo esperaba así. Era muy grande, tenía ocho plantas, las más bajas eran camarotes y las altas zonas comunes.

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Todo era muy moderno, de madera, e intentaba parecer elegante. También tiene un garaje enorme, pues puedes viajar con tu coche y se utiliza también para trasportistas que llevan sus camiones con mercancías a las islas o viceversa.  Esto se encuentra en la planta más baja de todas.

Al entrar lo haces directamente a un recibidor donde los recepcionistas os pedirán el DNI o los datos de la reserva para asignaros vuestro camarote y daros la llave o tarjeta del camarote. Es hacer un check-in como haces en los hoteles o aviones.

Lo primero que tengo que decir es que estos viajes se hacen sobre todo de noche, pues se tardan unas ocho horas o nueve en llegar. Si lo pensáis, es la mejor manera de viajar, pues no perdéis tiempo de ningún tipo.

Por lo tanto, para pasar la noche hay dos maneras de viajar, o en un asiento, o en un camarote. Obviamente la segunda es más cara y si vais en un viaje de fin de curso normalmente no os darán esa opción, sin embargo, a mi grupo, por ser pequeño, sí que nos la dieron.

Por tanto, lo primero que hicimos fue coger nuestra tarjeta y buscar nuestro camarote. Los camarotes están repartidos por varias plantas y pueden tener o no tener ventana, dependerá de la altura a la que estéis. Yo a la ida fui en un camarote interior, pero a la vuelta logré uno con ojo de buey, ya en la superficie.

Para mí no había mucha diferencia entre ambos, pero, si eres una persona que se marea fácilmente, sí que lo notarás. Cuanto más profundo sea vuestro camarote, más notareis el movimiento del barco y peor lo pasareis. Sin embargo, cuanto más cerca de la superficie menor es el movimiento y en consecuencia el mareo. Muchas de las personas que conozco se tomaron una pastilla para el mareo y aguantaron perfectamente el viaje, por lo que esto no debería ser en ningún caso un inconveniente para viajar así.

Mi camarote era para dos personas. Tenía un baño pequeño, con ducha, lavabo y retrete (pero todo a un tamaño muy muy pequeño) y después estaba la habitación en sí. Obviamente era bastante estrecha. Tenía una litera con una cama arriba y otra abajo y una mesa pequeña acoplada a la pared. La cama de arriba estaba plegada, luego no quitaba espacio, y después, por la noche, se podía sacar. También, había un pequeño pasillo donde dejamos todas las cosas.

No quiero salirme mucho de cómo fue mi experiencia, pero, si os estáis planteando viajar en ferri a Mallorca en fin de curso y no os ofrecen camarote, hay varias cosas que debéis saber.

Cuando no tienes camarote, no tienes un sitio donde poder dormir. No sé si sería porque la gente no lo conocía o porque no se les dejó pasar, pero había una sala llena de asientos que estaba prácticamente vacía. En consecuencia, la gente dormía en el suelo, de cualquier manera, y hubo más de un robo de las cosas que tenían encima.

De verdad que, si no os ofrecen un camarote, a lo mejor las condiciones no son las mejores y aunque salga un poco más caro, puede ser mejor viajar en avión.

Volviendo a mi experiencia, os cuento un poco más del barco. Tiene un restaurante y una cafetería tanto para cenar como para desayunar. Sin embargo, lo mejor es llevar tu propia cena y desayuno, aunque luego quieras comprar algo allí, pues obviamente los precios son los que a ellos les da la gana y nadie te asegura que no se acabe aquello que quieres (y no lo puedan reponer).

Por la noche hacían una fiesta en una de las cubiertas, con DJ y gente bailando por todas partes. A mi sinceramente no me encantó, sobre todo porque si no sois de la costa y habéis tenido que viajar hasta Valencia o Barcelona para coger el ferri, las horas de viaje y el sueño podrán con vosotros (ya tendréis toda la fiesta que queráis en vuestro destino). Además, por mucho verano que sea, cuando se va el sol en medio del mar, la brisa y la humedad os pueden dejar helados si no vais un poco abrigados.

El mar es un lugar increíble para ver el atardecer y el amanecer, sin embargo, por la noche la sensación era totalmente distinta. Una vez que estás en mitad del mar y no se ve tierra, la negrura es infinita e impresiona no saber dónde acaba el agua y dónde empieza el aire. No se ve la línea del horizonte, es todo totalmente negro. Para mí fue impresionante y asusta un poco (tampoco os voy a mentir).

Por la noche he de decir que no dormí del tirón, me desperté un par de veces, pues no son las camas más cómodas del mundo, pero en ese sentido no tengo ninguna queja, pues dormí bastante bien. Aunque como he dicho es posible que fuera por el cansancio.

Lo mejor es mirar a qué hora va a amanecer y poneros una alarma para verlo, aunque luego os volváis a dormir. Yo pude ver solo el final, pero era bastante bonito. Después para desayunar fuimos a la cafetería (donde también había gente durmiendo) y nos pedimos algo caliente para poder ir a la parte del exterior.

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Desde entonces hasta que llegamos a destino lo pasé fuera con mis amigas, a uno de los lados del barco. Cogimos las almohadas del camarote y una manta y salimos a tumbarnos fuera. Estábamos en el lateral del barco, muy cerca del agua y el sol y la brisa sentaban de maravilla, es con diferencia el mejor recuerdo que tengo del ferri.

En general, viajar en ferri es una experiencia que recomiendo, siempre que como ya he dicho se cuente con un camarote. Es verdad que son muchas más horas de viaje de las que serían cogiendo un avión y es fácil encontrar vuelos baratos a las islas. Sin embargo, como experiencia es curiosa y entretenida (no os olvidéis de llevar unas cartas o algo para matar el tiempo hasta la hora de acostarse o para antes de llegar). Ya os digo que hay momentos que merecen la pena.

Espero que os sirva de ayuda si estáis pensando entre viajar en avión o en barco, esta es solo mi opinión y mi experiencia, pero estoy segura de que encontrareis muchas más si navegáis un poco por internet.

¡Gracias por leerme!


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