Todo empieza con un sueño - un día en Disneyland París

Un día siendo niños de nuevo. Ese era nuestro lema para el día que íbamos a pasar en Disneyland París. Todos decíamos "mañana, cuando vaya a Disney, tendré cuatro años otra vez y me comportaré como tal", "si tiran fuegos artificiales desde el castillo, ¡os prometo que lloro! ". Todos esperábamos que lo hicieran. El domingo por la mañana quedamos en la estación de Chatelet y cogimos un RER en dirección a Disney, donde quedamos con el resto del grupo. Compramos las entradas con descuento porque éramos miembros de la EIAP, una asociación de estudiantes de intercambio que hay en París.

Muchos llantos, risas y un maratón fotográfico. ¿Es que acaso esperabais algo diferente? Fotos de grupo, fotos solos, de unos con otros, de este con aquel, de aquel con ese otro...

Walt Disney Studios

En primer lugar, nos dirigimos hacia Walt Disney Studios. Todos estábamos muy emocionados y se oían gritos de "¡Nemo! ", "¡Buzz Lightyear! ", "¡Mickey Mouse! ", "¡esperad un momento, quiero hacerme una foto! ", "¡vamos allí! ". Había muchas cosas que ver y cada uno tenía su favorita. Las casas, vallas, caminos y decoraciones estaban agrupadas por temáticas y pronto empezamos a recordar momentos de nuestra infancia que ya habíamos olvidado. Nuestra primera montaña rusa fue la RC Racer en Toy Story Land. Estaba inspirada en uno de los juguetes de la película.

Lo único malo y agotador era que en cada lugar había que esperar al menos media hora, a veces incluso una hora y media o dos horas. La espera la marcaban unas señales, pero normalmente no era más de lo que os digo. Hay incluso una aplicación que te dice el tiempo de espera de cada sitio. Era imposible imaginarse la longitud de las colas porque continuaba dentro de la atracción en sí y no podías ver cuánta gente había realmente. Se puede comprar un pase rápido que te permite saltarte las colas y no esperar. Sin embargo, solo puede usarse en una atracción y una vez cada hora y media. Nuestra siguiente parada fue Rémy's Adventure de la película Ratatouille. Es un paseo con unas gafas 3D en el que ves una versión reducida de la historia mientras ponen olores de diferentes comidas, agua y fuego. Al final de la atracción llegas al restaurante donde, por supuesto, puedes probar los platos de la película. Estaba muy bien hecho. Nosotros no comimos allí porque era excesivamente caro.

Después fuimos a la Twilight Zone Tower of Terror. No sé de qué película lo habían sacado, pero también estaba muy bien hecho. Entrabas a un hotel, un asistente te daba la bienvenida y te enseñaban un pequeño vídeo explicándote la historia del edificio. Entras en una cuarta dimensión si te subes al ascensor del servicio. Qué maravilla. Cuando el ascensor subía, todo se quedaba oscuro, después podía verse todo el parque y, de repente... ¡Bajaba! ¡Lo dejaban caer! Bajabas, subías, bajabas...

La siguiente atracción fue el estudio de efectos especiales de Armagedón, a la que fuimos porque no había cola. Allí te explicaban los efectos especiales de la película y podías verlos en acción. Fue muy divertido. Fuimos a comer algo y después nos dividimos. Algunos querían ir al otro parque porque no sabían si les daría tiempo a todo. Yo me quedé con la otra parte del grupo para ir a la Rock 'n' Roller Coaster. También tuvimos que esperar bastante, pero había carteles, documentos y guitarras de Bon Jovi, Red Hot Chili Peppers y otros artistas. ¡La montaña rusa era genial! Aceleraba muy rápido, tenía algunos loopings en la oscuridad y es una de las mejores que he probado.

Disneyland Park

Como ya había pasado la mitad del día, decidimos ir al Disneyland Park. Es mucho más grande y tiene más cosas para visitar que el otro. Lo primero es lo primero: el castillo. Todos fuimos volando hasta allí. Era exactamente como nos lo habíamos imaginado e hicimos muchas fotos. Todo lo demás también era muy bonito: las calles, las vallas, los árboles. En aquella época estaba decorado para Halloween y había calabazas por todos lados.

En primer lugar visitamos Adventureland. Allí había muchas cosas relacionadas con Robinson Cruso, Aladdin, Indiana Jones y los piratas. Nos gustó mucho que hubiera tantos detalles, todo era perfecto. En Piratas del Caribe sufrimos el ataque de los españoles durante un viaje en barco. Mientras esperábamos nuestro turno, nos detuvimos a observar los pasillos, que estaban decorados con botellas de ron, esqueletos y cofres del tesoro. La siguiente montaña rusa, la de Indiana Jones, también fue increíble. Por cada temática había un restaurante decorado para la ocasión y un entorno natural muy bien adaptado.

Después vimos el desfile de Disney en el que participan todos los personajes: Mickey Mouse, el rey león, Elsa y Ana de Frozen... No nos quedamos mucho tiempo porque más bien era para niños pequeños, así que aprovechamos ese tiempo para no tener que esperar tanto en las atracciones. Seguimos nuestro camino y llegamos hasta Fantasyland. Pasamos por la casa de los siete enanitos e hicimos el tour de Blancanieves. También estaba dirigido a los niños, pero hoy nosotros también lo éramos, así que disfrutamos y recuperamos nuestros sueños de la infancia. Por desgracia, el castillo de las princesas ya estaba cerrado y no tuvimos tiempo para ir a conocer a Mickey Mouse. Decidimos ir a Discoveryland. La Space Mountain era una montaña rusa realmente rápida ambientada en una misión espacial. Para mí siempre se repetía el mismo proceso: al principio no sabía qué esperar de la atracción, cuando me subía no dejaba de gritar, temía no salir de allí con vida y después, si no había que esperar mucho, ¡quería subir de nuevo!

En el Star Tours conocimos a un nuevo piloto y nos embarcamos en la guerra de las galaxias. Tras algunas dificultades técnicas, volvimos a casa sanos y salvos. Esta atracción nos decepcionó un poco y nos sentíamos un poco mareados después. Era solo un simulador y, por ello, los movimientos no eran tan ligeros. Todos acabamos con dolor de cabeza. Ahora que los niños empezaban a irse del parque, los tiempos de espera eran menores y fuimos a la Buzz Lightyear Laser Blast. Allí te dan una pistola láser y tienes que apuntar y disparar a tus enemigos para obtener muchos puntos. Era una atracción muy sencilla y para niños, pero nos lo pasamos muy bien comparando nuestras puntuaciones. Ya se me ha olvidado qué rango obtuve, pero tenéis que entenderme, no es fácil memorizar vocabulario relacionado con el espacio y en francés...

Como las atracciones ya empezaban a cerrar, fuimos corriendo hacia Frontierland para montarnos en la Big Thunder Mountain. Era muy divertida, pero bastante antigua, por lo que resultaba un poco incómoda. En cada giro, me hacía daño en la cabeza y las barras de seguridad no cerraban muy bien, así que me daba miedo caerme (algo que, por supuesto, no ocurrió). Me alegró mucho que solo consistiera en subir y bajar, ya que pude salir del vagón con todos los dispositivos de seguridad cerrados.

Una pequeña pausa para hacer compras

¡Ir de compras! Fue, sin duda, una parte muy importante de nuestro día. Me gustaría haberme comprado todo lo que vi en la tienda y a mis amigos les pasó exactamente lo mismo. Todo el mundo iba de acá para allá con un montón de cosas de la mano y preguntando: "¿crees que esto es demasiado infantil? ", "¿crees que esto es demasiado caro? ", "¿y qué opinas de esto? ". Al final todos acabamos comprando un pequeño recuerdo, incluso aquellos que llevaban todo el día diciendo que no comprarían nada. Anda, ¡si esa era yo! En estas tiendas hay de todo: vestidos de princesa, sudaderas, mochilas, gorros, gorras, guantes, bufandas, sábanas, joyas, juguetes, platos... Es imposible que no encuentres lo que buscas.

Cuando salimos de la tienda, ya estaba oscureciendo y teníamos mucha hambre, así que fuimos a por algo de comer. Puedes comprar una hamburguesa de Jedi, de Dark Vader o brownies de Mickey Mouse. Yo pedí un menú normal con hamburguesa porque no quería pagar 5 € más solo porque mi comida tuviera un nombre divertido.

El espectáculo de luces en Disney

Sobre las nueve y media volvimos al castillo. Queríamos coger sitio para ver el espectáculo que había a las diez en punto y que sería la guinda a nuestro día. En las paredes del castillo y los alrededores proyectaban películas, ponían música y había fuegos artificiales. Empezaron con Peter Pan, después la Bella y la Bestia, Ratatouille, Aladdin, el rey león, Frozen, Rapunzel...

Siempre había alguien de nuestro grupo que gritaba el nombre de una película, que suspiraba en voz alta o que cantaba a pleno pulmón. Después de cada parte decíamos: "Vaya, ya se ha acabado... ¡Ah, no, mira, que sigue! ". Duró más de 20 minutos y fue realmente bonito, no hay palabras para describirlo. Lo que más me gustó fue la parte del rey león. Llegó un punto en el que pensé que se había acabado y de repente empezó a sonar la canción del Ciclo de la Vida. ¡Se me puso la piel de gallina! Soy la fan número uno de esta película. Cuando se acabó, todos estábamos muy tristes y no queríamos irnos, pero prometimos volver otro día para ver todo lo que nos quedaba.

Quiero terminar este post con una frase de Peter Pan: "todo empieza con un sueño". Así que, ¡no te olvides de soñar!

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