Ruta por el norte de Asturias
¡Hola un día más!
En este post quiero hablaros de una ruta que hice hace unos tres años con mi madre por el norte de Asturias. También hicimos un parada en la playa de las Catedrales antes de adentrarnos en tierras asturianas, pero de esta playa ya os he hablado en otro post artículo por lo tanto me centraré solo en los pueblos de Asturias por los que pasamos.
Fue una ruta de solo un fin de semana, por lo tanto vimos solo algunos lugares de la zona costera más cercana a Galicia, pues no teníamos tiempo de alejarnos más, pero hay otros pueblos como Lastres, Llanes o Ribadesella que también merecen mucho la pena y que espero descubrir pronto.
La zona norte de España deja enamorado a todo aquel que se acerca a descubrirla, y es que en cada rincón de Asturias, País Vasco, Galicia, etc. hay algo que merece la pena ver y muy diferente a lo que podemos encontrar en el resto de España.
En mi ruta nos centramos en visitar la zona costera y sus pueblos marineros y playas de ensueño. Estos pueblos de los que os hablo destacan por sus paisajes y su gastronomía.
Tapia de Casariego
Esta preciosa villa marinera fue nuestra primera parada (después de la playa de las Catedrales). Es un municipio de la zona occidental de Asturias donde podemos disfrutar de su paseo marítimo y pararnos por alguno de sus miradores, su puerto lleno de casas características, sus bares y restaurantes donde degustar riquísima comida asturiana y sus playas.
Es uno de los pueblos por los que pasa el Camino de Santiago en su recorrido por el norte de España. Hoy en día es uno de los lugares de vacaciones y de ocio más visitados de esta zona de Asturias. Ahora descubriréis porqué.
En la parte alta de la pueblo se encuentra el centro histórico donde se encuentran lugares interesantes como el Ayuntamiento en la Plaza de la Constitución o la Iglesia de San Esteban de estilo neogótico.
Pero a la zona que sin duda le dedicamos más tiempo en nuestra visita es al puerto marítimo y a todo su paseo a lo largo de la costa.
Paseando hasta el final por el lado derecho del puerto, nos encontramos a los lejos con un faro situado en un pequeño islote llamado la Isla de Tapia que se une al pueblo a través un dique. Además de este antiguo faro de 24 metros de altura, vale la pena acercase hasta aquí pues hay unas vistas preciosas al mar.
Luego decidimos descubrir qué había por la parte izquierda del puerto y cuando seguimos caminando nos encontramos con varios miradores como el conocido mirador de Os Cañois, en el que todavía hoy se conservan algunos cañones que en el pasado se utilizaron para proteger este pueblo.
Más adelante, vimos también una curiosa piscina artificial, como una especie de pequeño embalse, en el que la gente se suele bañar durante el verano. Nosotros fuimos en pleno inverno por lo tanto estaba completamente vacía. Casi al final del paseo, nos encontramos con el mirador de San Blas desde donde se observan varias playas. Fue curioso porque en todo el paseo solamente nos encontramos con un par de parejas paseando, es cierto que era por la mañana, pero el pueblo estaba increiblemente tranquilo.
En cuanto a sus playas, sin ninguna duda la más famosa es la playa de Anguileiro, donde se lleva a cabo cada año en Semana Santa el Campeonato Europeo de Surf desde hace ya décadas. Es una playa de casi medio kilómetro que está muy bien habilitada y cuanta con bandera azul. Además de surfistas, suele estar también muy concurrida por bañistas durante el verano y es que, lo cierto es que esta playa es una de las más bonitas que vimos por toda esta zona de Asturias.
Puerto de Vega
Nuestra siguiente parada fue este pequeño pueblo, y tan pequeño, pues tiene poco más de 1.500 habitantes. Forma parte del municipio de Navia y es conocido por ser uno de los mejores lugares donde degustar marisco y pescado fresco. Como todo pueblo pesquero, su economía local está fuertemente ligada a la pesca y a la industria conservera.
Como dato curioso, este pueblo ha sido galardonado como “Pueblo Ejemplar de Asturias” en 1995.
Su puerto destaca por contar con una muralla de defensa que en el pasado sirvió para defender al pueblo de enemigos como los piratas o los franceses, y que en la actualidad es toda una seña de identidad de Puerto de Vega.
Es imprescindible dar una vuelta por el paseo de Baluarte, a la derecha del puerto y subir hasta el Mirador de la Riba.
Luarca
Nuestra siguiente parada fue este pueblo, también marinero, situado en el municipio de Valdés. Al igual que Tapia de Casariego, también forma parte del Camino de Santiago. Conocido como “la villa blanca” por sus numerosas casas de color blanco, es uno de los pueblos con más ambiente de Asturias. Al igual que la mayoría de estos pueblos asturianos, es famoso por su buena gastronomía.
Está encajado en una especie de montaña en la costa, por lo tanto esta combinación entre mar y montaña hace que este lugar sea especial. Parte del territorio que abarca Luarca forma parte de la “Red Regional de Espacios Naturales Protegidos”.
Aunque hay más cosas que visitar en Luarca como su faro o el Palacio del Marqués de Ferrera, nosotras lo visitamos algo rápido por falta de tiempo, así que nos centramos más en visitar su puerto. Este es uno de los mejores lugares para parar a comer o cenar, pues hay montones de restaurantes a lo largo del paseo en los que ofrecen comida de gran calidad. Pero sin duda lo mejor de esta zona es disfrutar de todas las pequeñas embarcaciones que entran y salen del puerto.
Muy cerca al muelle, está el conocido como barrio de la pescadería. Es una de las partes más antiguas del pueblo y si caminamos por sus calles llegaremos al final hasta el conocido mirador El Chano, desde donde tendremos unas vistas inmejorables de Luarca.
Cudillero
Si hay algún lugar de esta lista que os sonará a la mayor parte de aquellos que estéis leyendo este post, ese es Cudillero. Se trata de una villa marinera constituida por nueve parroquias: Ballota, Cudillero, Faedo, Novellana, Oviñana, Piñera, San de Piñera, Samartín de Lluiña y Soutu Lluiña. Es bastante pequeño, por lo tanto no se tarda demasiado en recorrerlo.
Desde sus inicios su población ha estado volcada completamente en la pesca, y así sigue siendo en la actualidad, aunque con el paso de los años su interés turístico ha ido en aumento. Aún así no ha perdido la esencia de sus casas tradicionales de diferentes colores colocadas a distintas alturas sobre la ladera, como si fuese una especie de anfiteatro y estas casas colgasen de él. Esto sumado al color del mar y la vegetación que rodea el pueblo, hace de este pueblo en una estampa preciosa.
En la Plaza de La Marina, lo primero que encontramos al entrar en el pueblo, es donde se concentra la vida del pueblo. Y es que aquí se encuentran restaurantes y bares a puñados, perfectos para probar el mejor producto de esta zona: su fresco marisco. Aquí es donde se suelen concentrar también todos los turistas que visitan el pueblo. Nosotras no íbamos a ser menos y nos sentamos allí un rato a tomar algo y disfrutar del ambiente del pueblo y su paisaje.
Pero lo mejor de este pueblo que parece estar escondido del mar, es subir y bajar sus cuestas e ir descubriendo sus innumerables callejuelas con mucho encanto y sus miradores. En la Oficina de Turismo ofrecen mapas en los que hay rutas marcadas para recorrer estas calles sin perderte, pero cuando nosotras fuimos estaba cerrada así que fuimos un poco a la deriva. Creo que fue una buena idea pues acabamos descubriendo un montón de lugares y fuimos sorprendiéndonos poco a poco. Además, no es nada difícil pues en el suelo suele haber diferentes marcas pintadas que indican por dónde ir.
En cuanto a los miradores, hay muchos aunque los más conocidos y recomendados son el mirador de la Atalaya, el mirador de la Garita y el mirador del Pico. Todos ellos muy recomendables, a pesar de que sea algo cansado llegar hasta ellos pues al menos en verano, allí pega el sol que da gusto y las calles son bastante empinadas. Aún así nosotramos fuimos unas campeonas y no quisimos irnos de Cudillero sin descubrir todos sus rincones.
Otro plan para llevar a cabo en Cudillero, es recorrer el espigón de modo que podemos tener una perspectiva diferente del pueblo y de todos los coloridos barcos atracados en el puerto.
Playa del silencio
Esta playa protegida por acantilados es uno de los lugares que más impresionada me han dejado en esta ruta por el norte de Asturias. A solo quince kilómetros de Cudillero, en dirección oeste, está esta playa de unos 500 metros de longitud. Me llamó bastante la atención su nombre, pero en cuanto pisas la playa lo de “del Silencio” cobra sentido al cien por cien.
Cuando apenas era conocida, era una playa frecuentada por personas que practicaban nudismo. A día de hoy ya no es tan común pues en los últimos años ha aumentado el número de vistas que ha ido recibiendo la playa, pues cada vez es más conocida y además se ha mejorado considerablemente su acceso, pero en un día como el que fui yo a principios de junio y por la mañana, la verdad es que al menos mi experiencia fue muy tranquila pues nos encontramos solo con un par de personas en la playa.
Es muy importante tener en cuenta las mareas y echar un vistazo en internet para saber si está alta o baja, pues cuando la marea está alta la playa prácticamente desaparece, y ya que hacemos el viaje nos compensa verla con la marea más o menos baja. De todos modos, si la idea es darse un baño, cuando la marea está alta hay bastante espacio para nadar, pero sin embargo cuando está más baja es más fácil tocar las rocas del fondo. Nosotras no nos atrevimos a darnos un chapuzón porque el agua estaba bastante fría y el día no era uno de los más calurosos del verano. Eso sí, gracias a sus aguas tranquilas y cristalinas, es perfecta para bucear o practicar snorkel.
Para acceder, se puede aparcar el coche tanto en el pueblo al que pertenece esta playa (Castañeras) y luego andar un buen rato hasta llegar. O bien arriesgarse y, si tenéis suerte como nosotras, no habrá problema en dejarlo en algún lado del camino donde empezaréis a ver algunos coches aparcados y donde no estorbe, o en alguna zona que ya esté más o menos habilitada para aparcar. De todos modos, desde allí es necesario andar igualmente durante medio kilómetro aproximadamente por un camino algo empinado entre el bosque, a nosotras nos llevó sobre unos 15 minutos.
Por el camino empezaréis a ver desde diferentes puntos la playa desde lo alto, vale la pena pararse un momento en alguno de estos "miradores" y apreciar las vistas tanto a la playa como a la naturaleza en estado puro que la rodea.
Una vez en la playa, lo mejor es recorrer cada uno de sus rincones pues está llena de rocas afiladas, cuevas en sus acantilados… Además, a ambos lados de la playa hay peñascos e islotes que hacen el paisaje todavía más especial.
Pero sin duda lo mejor de esta playa es que todavía conserva su espíritu salvaje, pues aquí no encontraréis ningún chiringuito o aseo, excepto las escaleras que permiten acceder a ella se mantiene tal cual.
¡Esto ha sido todo! Un día más gracias a todos aquellos que me leéis.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- Italiano: Itinerario nelle Asturie settentrionali
- English: Road trip through the North of Asturias
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