Recuerdos de París y Ámsterdam

Hice estos viajes hace unos años. Así que no me acuerdo del todo, pero puedo compartir pequeños detalles con vosotros. Os los cuento.

París

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Torre Eiffel

¡Una de las visitas más imprescindibles de París! Obviamente.

Es increíble pensar que, para construirla, se necesitaron 2, 5 millones de piezas y 300 trabajadores. Mide 300 metros y tiene tres plantas.

El restaurante de la segunda planta es alucinante y, además, desde ahí se puede ver el precioso jardín «Campo de Marte» y el barrio llamado «Trocadero», el cual está al otro lado del río Sena.

Museo del Louvre

Está ubicado cerca del Palacio Real (Palais-Royal). Solo por fuera es increíble. Por dentro... bueno, es uno de los museos más importantes del mundo. Sí, he visto la Mona Lisa (La Gioconda, la Joconde o el Retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo). Estaba a dos metros de mí.

Y, bueno, como era más pequeña que ahora, podía cruzar la línea y acercarme un poco más que los demás. La seguridad era increíble. Hehe. Me encanta compartir mi pequeña historia dentro del Louvre.

Las tiendas de París

Ver que algunas tiendas seguían con un estilo «anticuado» era genial.

Catedral de Notre Dame

La fachada es increíble y el ambiente que la rodea es algo que hay que ver.

El estilo gótico la hace más especial.

Aquí... Estuve una hora jugando con unos pájaros. ¡Todos los sitios de alrededor son geniales! Estar tan, tan cerca del río hace que quieras disfrutar del barrio y nada más. Subir las escaleras de la catedral es un gran esfuerzo físico, pero vale la pena cuando estás arriba. Otra visita que no te puedes perder.

Ámsterdam

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¡Cuántos canales y bicicletas!

Alguna gente la llama la Venecia del norte.

(Tengo que decir que no puedo compararlas porque nunca he estado en Venecia, pero tiene que ser algo similar). Creo que los canales, los puentes, el importantísimo centro de negocios y el ambiente cosmopolita hacen que te sientas cercano a la ciudad. Bueno, el ambiente juvenil aquí, en Ámsterdam, es incomparable con cualquier otro lugar.

La ciudad se construyó en pequeñas islas que se unían con 400 puentes y, además, una parte está debajo del nivel del mar.

Es muy famosa por el Barrio Rojo. Cuando vas allí te impresiona ver cómo tantas mujeres, con diferentes estilos y tipos de cuerpos, te invitan a pasar un buen rato.

Vamos, según lo recuerdo yo. ¡Puedes «pasártelo bien» cuando sea!

La libertad en cuanto al consumo de algunas drogas es algo que hace que esta ciudad sea única. Pero, por favor, ¡ten cuidado!

Me quedé en el hostal «Flying Pig Uptown». Al principio no me dio confianza (sobre todo en la entrada). Pero al final era agradable y los trabajadores eran simpáticos. Es simple y con buenos desayunos a buen precio.

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