Rebecca Horn en Máribor (Eslovenia)

Cuando fui a Máribor descubrí que la ciudad era Capital Europea de la Cultura, por lo que había numerosas actividades interesantes que formaban parte del programa. Una de estas actividades fue una exposición sobre una famosa artista alemana, Rebecca Horn. Fui a ver su exposición y después tuve que hacer un análisis sobre la misma. Descubrí que era una artista muy interesante con algunas ideas bastante peculiares. Así que, aquí os dejo el pequeño análisis que hice tras visitar la exposición de Rebecca Horn:

El Arte es comunicación

El Arte es intemporal. Representa, habla, muestra y se comunica con el público que lo observa. Hace unos tres siglos, el principal objetivo del Arte era la representación. Comenzó como una representación de la vida diaria, de las creencias y prácticas religiosas, de los personajes y los hechos históricos, etc. Los habitantes del antiguo Egipto usaban el Arte para representar a sus dioses y para prepararse para la vida tras la muerte. Los griegos y los romanos representaban preciosas figuras humanas, en las que se podían admirar las proporciones ideales del cuerpo humano. Durante la Cristiandad temprana, la religión y la Iglesia tenían una gran influencia sobre la vida de los ciudadanos, por lo que el Arte que se producía era, principalmente, religioso. En Japón y en China, los grabados y dibujos solían representar la naturaleza, la vida diaria, las mujeres, los guerreros, etc. Hasta que apareció la fotografía en el siglo XIX, el arte tenía esta función representativa. "Quizás la mayor revolución de la fotografía se vio en el Arte. El pintor ya no podía representar un mundo que había sido fotografiado, por lo que comenzó a representar el proceso interno de la creatividad a través del expresionismo y el arte abstracto" (McLuhan, 1964). Con la fotografía, el Arte se hizo libre. Los artistas llevaron a cabo un proceso gradual de investigación y experimentación. Cada artista exploró con una perspectiva diferente su mundo interno. El Surrealismo, el Arte abstracto, el Cubismo, el Futurismo, etc. lidiarion con una gran variedad de intereses y gustos personales. Tras las dos guerras mundiales, el arte se hizo más abstracto. Algunos artistas, como el pintor neerlandés Mondrian, buscaban una determinada lógica y simplicidad en el mundo. A otros, como Picasso y Braque, les interesaba el tiempo y el espacio, por lo que crearon el Cubismo para representar la cuarta dimensión, que es el tiempo. McLuhan dijo "el cubismo, dando el interior y el exterior, la parte superior, inferior, trasera y delantera y el resto, en dos dimensiones, deja caer la ilusión de perspectiva a favor de la conciencia sensorial instantánea de la totalidad. El Cubismo, al captar la conciencia total instantánea, de repente anunció que el medio es el mensaje" (McLuhan, 1997). Y, finalmente, llegó un punto en que el Arte comenzó a interesarse por el mundo interno de los artistas, las preocupaciones y los miedos, así como por las emociones, como el amor o la tristeza. Por esta razón, hoy en día el Arte es tan abstracto. El Arte puede ser un cuadro, una fotografía, una instalación o un vídeo; el Arte puede ser cualquier cosa porque hay infinitas emociones humanas y porque la información se distribuye con rapidez y afecta a nuestras vidas cada día, de forma que los artistas están conectados con el mundo entero, experimentando todos los problemas y alegrías. En este "pueblo global" en el que vivimos hoy en día, es lógico que cualquier cosa que afecta a la vida de las personas o a sus emociones y miedos pueda ser Arte.

Rebecca Horn

Rebecca Horn es una artista moderna del siglo XX. Sus trabajos son abstractos, impredecibles, inspirados en máquinas y, por lo general, raros. "En 1964 tenía veinte años y vivía en Barcelona, en uno de esos hoteles en los que se alquilan habitaciones por hora. Estuve trabajando con fibra de vidrio sin máscara ni nada, ya que nadie me había dicho que era peligroso, hasta que me puse muy enferma de repente. Pasé un año en un sanatorio. Mis padres murieron, por lo que me quedé completamente sola. Fue entonces cuando comencé a realizar mis primeras esculturas de cuerpos porque podía coser desde la cama" (Winterson, 2005). Desde su soledad, Horn "empezó a hacer diseños que parecían extensiones del cuerpo", por lo que cuando se recuperó y volvió a la escuela de arte, comenzó a trabajar con vendajes y alargadores de cuerpo acolchados (Winterson, 2005). "Cuando estás aislada o muy sola, sientes un gran deseo de comunicación y por comunicarte con el cuerpo" (Power Point).

Rebecca Horn nació en Alemania en 1944, un año antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial. Esta artista entiende la pintura como un lenguaje que "no es sospechoso" (Winterson, 2005). "No podíamos hablar alemán. Todo el mundo odiaba a los alemanes, por lo que teníamos que aprender francés o inglés. Siempre estábamos viajando de un lugar a otro, aprendiendo un idioma nuevo. Pero, por suerte, tenía una institutriz rumana que me enseñó a dibujar. No tenía que dibujar en alemán, francés o inglés; solo tenía que dibujar" (Winterson, 2005). Horn leía y admiraba la obra de Johannes Valentinus Andreae, "Las bodas alquímicas de Christian Rosacruz", y la de Raymond Roussel, "Locus Solus". Estas dos obras aumentaron el interés de Horn por lo absurdo, la alquimia y las máquinas surrealistas. También se inspiró en los textos de Kafka y en las películas de Buñuel y Pasolini (Rebecca Horn).

Rebecca Horn ha vivido en muchos sitios: París, Berlín, Mallorca, Barcelona y Nueva York han sido sus ciudades de residencia. "Si quiero hacer una obra sobre un país, me voy a vivir allí" (Winterson, 2005).

En los años 80, Horn estaba trabajando en Italia. Estaba haciendo un rodaje para el que se necesitaba la cola abierta de un pavo real. Cuando el rodaje estaba a punto de comenzar, el pavo real había perdido las plumas, por lo que Rebecca creó una máquina que pudiera realizar esta función. Así comenzó su pasión por las máquinas y por los autómatas, lo que la llevó a ir sustituyendo las prolongaciones del cuerpo y a comenzar a vivir una vida por sí sola. "Para mí, todas las máquinas tienen alma porque se mueven, tiemblan, se desmayan, casi que se derrumban y, después, vuelven a tener vida. No son máquinas perfectas... Me interesa el alma de las cosas, no la máquina en sí. Trabajo codo con codo con mi técnico, que es quien construye las máquinas, y yo sé cómo serán y cuál será su función. Lo que me interesa es la historia entre la máquina y la audiencia" (Power Point).

Los años 80 marcaron otro cambio en la dirección artística de Horn. Mientras estaba realizando una colaboración con Jannis Kounellis con una instalación en un manicomio de Viena, se interesó profundamente por la historia y la memoria de ese lugar. Así, comenzó a seleccionar los lugares en los que situaría sus proyectos según la marca histórica o emocional que tenían (Rebecca Horn). "Los acontecimientos siguieron aumentando en Yugoslavia, donde ya habían pasado por la tragedia de Sarajevo. Cualquier esperanza que quedaba por la vida de los asediados no era más que una ilusión. El metro de Viena estaba lleno de refugiados de la guerra. Estas personas solitarias y abandonadas se escondían en las entradas y los túneles del metro, donde la energía de una especie de música aparecía cada vez que uno se iba para siempre. Esta gente necesitaba expresarse, ya no con llantos o con palabras, sino con música. Esta era la única forma de expresar el dolor, ya que no sabían alemán y no tenían pasaportes ni identidad, pues estaban a la fuga. Durante el Tercer Reich, antes de que Hitler ocupara Viena, la ciudad se convirtió en una especie de ciudad de paso y, de repente, ese éxodo empezó a surgir por todas partes. En contraste con todo lo que estaba ocurriendo, intenté establecer un sentido de estabilidad en un espacio en el que personas sin nombre debían descubrir su nueva identidad" (Power Point). El resultado de esta experiencia fue un trabajo llamado "The Tower of the Nameless", construida en Viena y dedicada a todos estos refugiados sin nombre. Se trata de una construcción de gran tamaño, una escultura de violines y escaleras entrelazados que conforman una sola pieza. "En Viena construí una torre de escaleras en medio de una escalera de caracol barroca dentro de una vivienda privada. Se trataba de una escultura en la que solo una escalera estaba apoyada en el suelo, sobre la que las demás estaban apoyadas de forma irregular y ascendente hasta llegar al techo e incluso a salir por una ventana. Entre esta torre de escaleras, aparecen nueve violines que tocan de forma mecánica como si fuera un suspiro frenético y melancólico. Es como subir por este espacio hacia una planta en la que se espera que aún estén las personas que se han ido. Lo llamé "Space for the Nameless" por un pequeño cementerio a las orillas del Danubio, situado a las afueras de Viena, donde yacen todos los cuerpos sin identificar que aparecieron flotando sin vida en el río. Cada tarde, un violinista gitano iba a la casa a tocar de forma improvisada con mis nueve violines mecánicos durante una hora. Algunas personas decían que se sentían como si Oriente se encontrara con Occidente. Y para mí, Viena es eso" (Power Point). Otro ejemplo peculiar de sus trabajos es la obra "Chorus of the Locusts"; una estructura con treinta y cinco máquinas de escribir que cuelgan del techo y escriben a un ritmo diferente.

Rebecca Horn es profesora en Berlín. Le encanta comunicarse y conectar con los jóvenes. Cree que Berlín es un lugar en el que siempre está pasando algo. "No hay mucho dinero... ", dice, "... pero puedes hacer alquileres muy baratos y los artistas vienen aquí desde todas las partes del mundo" (Winterson).

Horn ha sido galardonada con varios premios. Es la primera mujer que ha recibido el premio alemán Anillo Imperial de la ciudad de Goslar. Sus obras pueden verse en numerosas ciudades y museos. Además, en 2012 Rebecca Horn hizo una exposición junto con jóvenes artistas en la Galería de Arte UGM de Máribor. Un breve resumen de sus trabajos podría ser: una amplia colección de estructuras, películas, dibujos, fotografías, performances y objetos automáticos.

La exposición que la artista realizó en Máribor se llamó Maribor Project / Rebecca Horn & Guests (El Proyecto de Máribor / Rebecca Horn e Invitados). Se trató de una retrospectiva de los trabajos de Horn y formó parte de las actividades para celebrar que la ciudad de Máribor había sido designada como capital de la cultura en 2012. Horn invitó a Matthias Deumlich, Ali Kaaf, Antonio Paucar, Jakob Schaible y Markus Wüste a exponer con ella sus trabajos más recientes. Para esta ocasión, Horn creó una instalación exclusiva para Máribor cuyo nombre fue "Will o’the Wisps". Respecto a los invitados, los trabajos de Matthias Deumlich se centran en el sonido, el movimiento y la relación entre ambos. Ali Kaaf, por su parte, trabaja con papel y fotografías. Markus Wüste realiza esculturas a partir de materiales tradicionales como el grafito o el mármol, pero sus objetos contrastan con la idea tradicional de escultura; por ejemplo, construye una botella de "plástico" con granito azul perla o una bota con grafito. Por otro lado, Jakob Schaible trabaja con sal, sonido, agua, luz y movimiento. Y, finalmente, Antonio Paucar realiza un arte centrado en performances. "Al emplear diferentes técnicas y materiales, los cinco artistas han creado un fuerte lenguaje artístico individual que refleja su percepción subjetiva de los temas estéticos, sociales e históricos" (Información tomada de la exposición).

Obras de Rebecca Horn

Rebecca Horn trabaja con un lenguaje simbólico. Cuando los periodistas y los espectadores curiosos le pedían en las exposiciones que explicara sus obras, la artista les recomendaba que buscaran el significado que tenía para ellos. La artista siempre dice que sus trabajos tratan sobre la transformación; la transformación personal del individuo. Le gusta provocar y llegar al límite. Desde su punto de vista, los artistas como Buñuel o Pasolini "son personas que llegaron al límite. Es algo muy importante, aunque te sientas intimidado por el mismo", dice Horn (Morgan). El uso común que hace de las máquinas en sus obras también es bastante interesante. "No son máquinas... ", dice Horn, "...es tensión. Y para crear momentos de tensión se necesita un vocabulario. Si hay una historia sobre dos personas que se aman, se tocan y se estremecen pero que no pueden estar juntas, a lo mejor la puedes contar con dos pinceles" (Morgan).

En la exposición Maribor Project / Rebecca Horn & Guests, muchas de las obras antiguas de Horn fueron expuestas junto con algunas recientes.

Gesualdo’s Appearance (La Apariencia de Gesualdo)

Esta obra se creó en el año 2012. Son dos sillas que tienen cuchillos al final de las patas. Cada pocos minutos, dos de las patas se mueven. Hay una concha de mar sobre una de las sillas, un elemento que ya había aparecido en otras obras de Horn y que se puede considerar como un símbolo erótico de la mujer. La descripción disponible para este trabajo es la siguiente:

La apariencia de Gesualdo tras haber matado al sirviente, el amante, y a su mujer, María. Los vientos de la luna se funden nuevamente con los cuerpos en la toga de la plataforma de plata.

Gesualdo fue príncipe de Venecia a finales del siglo XVI. Una noche su mujer, Doña María d'Avalos, y el amante de esta, Don Fabrizio Carafa, Duque de Andría, fueron hallados asesinados y cubiertos de sangre. Los testigos estaban convencidos de que el asesino había sido Gesualdo, pues lo habían visto entrar en el apartamento donde tuvo lugar el asesinato y lo escucharon gritar que iba a matar a los adúlteros. Gesualdo desapareció de Venecia tras el crimen y, años después, se convirtió en compositor (Ross).

La obra de Horn está basada en esta peculiar historia y aúna el arte, el amor y la venganza. Es un trabajo en el que podemos observar el estilo de Horn: objetos mecanizados que se mueven y hacen ruido. Cada cierto tiempo, el público se sorprende (y, a veces, se asusta) por los movimientos repentinos de las patas de las sillas, que, además, tienen cuchillos. La historia oculta tras esta obra está relacionada con las emociones: amor, venganza, odio... Todo eso es lo que le interesa a Rebecca Horn como artista, las emociones y experiencias humanas en todas sus formas.

Large Feather Wheel (La Gran Rueda de Plumas)

Rebecca Horn en Máribor (Eslovenia)

Esta obra es una de las antiguas, ya que la hizo en el año 1997. Las plumas eran uno de los elementos recurrentes en las primeras obras de Horn. Así, encontramos obras como "Feather Finger" (Dedo de pluma) (1972), en la que las plumas están pegadas a los dedos de un artista, o "Cockfeather Mask" (Máscara de plumas de gallo) (1973), en la que las plumas forman parte de una máscara. Estas primeras obras reflejan la idea de Rebecca Horn sobre extensiones del cuerpo. La artista usaba objetos para que formaran parte del propio cuerpo, ya fuera pegándolos a las manos, los brazos o las piernas de los artistas e incluso usándolos como disfraces o máscaras. Como ya he dicho previamente, con el paso de los años, los gustos de Horn fueron cambiando y comenzó a crear objetos mecanizados que funcionaban solos gracias a los mecanismos que tenían incorporados. Las máquinas se han renovado y ahora viven vidas independientes. Por lo tanto, podríamos relacionar los últimos trabajos de Horn con las teorías de Baudrillard, en las que defiende que la tecnología y los medios de comunicación son independientes pero tienen influencia en todos los aspectos de nuestras vidas. Las últimas obras de arte de Horn ya no son extensiones del cuerpo, son obras independientes.

Will o’the Wisps (Fuego fatuo)

Esta obra la creó para la exposición Maribor Project / Rebecca Horn & Guests. Es una composición compleja y peculiar compuesta de espejos, luces, zapatos y cráneos humanos (probablemente de mentira). Los espejos y las luces se mueven en distintas direcciones. “Will o’ the wisp”, o fuego fatuo en español, es un término reciente que procede del folclore europeo y americano. Según la leyenda, este fuego fatuo es una luz embaucadora que aparece por la noche para desviar a los viajeros del camino seguro. Se dice que esto ocurría cerca de los cementerios, las marismas, los pantanos, etc. Según la cultura popular, se cree que eran espíritus malignos.

La descripción disponible para esta obra de arte es la siguiente:

"Los caminantes perdidos viajando en su soledad nunca llegan al destino; desaparecieron siendo demasiado jóvenes, silenciados por el viento". La obra tiene un significado simbólico; podría considerarse como un "debate" entre los sentimientos y las emociones, pues era uno de los temas preferidos de las obras de Horn: la soledad, el aislamiento, etc. Desde un punto de vista mitológico o folclórico, representaría el miedo y la soledad. Como se ve, es un trabajo muy complejo por naturaleza. Un gran número de "esculturas" se organizan en conjunto; varas con cráneos que terminan en los zapatos de un trabajador. El movimiento de ciertos elementos, da vida al conjunto. Además, también tiene plantas secas que se añaden para crear esa sensación de estar a las afueras, en un bosque o cerca de un pantano. Esta obra podría considerarse como un resumen de las obras artísticas de Horn. Aúna la idea de máquinas que tienen alma con la noción de soledad y con lo mitológico. Al fin y al cabo, así es Rebecca Horn: una artista compleja que siempre está buscando, experimentando y expresando una gran variedad de emociones.


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