Mis dos primeros días en un instituto estadounidense.
Antes de mi primer día de instituto en Estados Unidos, tuve una sesión de orientación en la que vi todas las instalaciones, conocí a los profesores y a mi orientador, que me ayudó a elegir las clases y me dijo que le pidiera ayuda si quería cambiarlas más adelante o si tenía algún problema. El instituto no era demasiado grande y sabía que no tendría problemas yendo de una clase a otra.
El primer día
Apagué el despertador a las 6:50, desayuné y fui al instituto, donde tenía que estar a las 7:35. El día empezó con una pequeña asamblea en el gimnasio en la que los alumnos recitaron el lema del instituto y mostraron su entusiasmo escolar. Tras la asamblea, mi primera clase del curso era Roles de Género y el profesor era uno de mis favoritos, pero por desgracia falleció unos meses después. Me gustaba cómo conectaba con los alumnos y hacía bromas para que las clases no fueran tan serias. Empezamos a hablar sobre el género y dijo algo como «Cuando rellenamos documentos, normalmente encontramos dos casillas para el sexo, una con H de Hombre y otra con M de Mujer. Debería haber una tercera con Todo el que se pueda». Después de esta case tenía tutoría, que son treinta minutos en los que puedes hablar con tu tutor de tus problemas o de algo en lo que necesites ayuda. Después tenía una hora libre en el horario, que es básicamente que no tenía clase: podía hacer lo que quisiera, irme a casa o quedarme en la biblioteca. Como era mi primer día no me quería ir a casa para luego tener que volver después de comer, así que me quedé allí. Necesitaba ir a la biblioteca, pero en vez de ir directamente, le pregunté a una chica a pesar de que ya sabía llegar. Creo que era buena forma de conocer gente. Además, todos parecían muy majos y dispuestos a ayudar.
En la biblioteca conocí a otro chico de intercambio de Camboya y terminamos comiendo juntos. Además, mi hermano estadounidense me dio comida. Ya iba siendo hora de volver al instituto (estábamos comiendo en una cafetería) y de ir a la clase de Historia de Estados Unidos. Cuando el profesor me dijo que me presentara, dije que era de Milán, en Italia, y el profesor respondió «¿Lo habéis oído? Es de Milán y va y se viene aquí. Lo siento mucho». Hasta ese momento todo el mundo me estaba haciendo mucha gracia.
Mi última clase ese día fue Gobierno de Estados Unidos y aquí teníamos que levantarnos uno a uno y decir algo que nos diera miedo o asco. No me acuerdo de lo que dije, pero todo fue bien, la clase terminó y tuve que irme a casa para cambiarme de ropa para ir al tenis.
Mi segundo día en un instituto estadounidense
El segundo día en vez de tutoría todos tuvimos que ir al gimnasio para una asamblea. Hicieron un juego llamado «El juego de las citas». Había tres chicos y una chica de primero. La chica tenía que elegir, según las respuestas que le dieran, a uno de los chicos para bailar con él. Se veía a la legua que la chica se moría de vergüenza, pero bueno. Después de este comienzo tan gracioso, tuve Matemáticas. No podía entender bien al profesor, tenía una voz muy rara y hablaba muy rápido. También hizo un chiste sobre sexo, no sé si será algo normal en ese instituto, pero se puso a imitar a los chicos de diecisiete años cuando ven a una chica guapa. Esa vez comí en una gasolinera y después de comer tuve una clase llamada Casablanca en la que teníamos que grabar vídeos. El primer proyecto que teníamos que hacer era un vídeo de 30 segundos sin palabras ni sonidos. Básicamente teníamos que demostrar que podíamos comunicar algo sin hacer ruido. Mi última clase del día fue Estudio de las Culturas, que era bastante interesante. Era la clase en la que se podían ver más mentes abiertas. Para romper el hielo tuvimos que «jugar» a un juego. El profesor nos dio un folio en el que ponía «Encuentra a alguien que» y una lista de cosas. Tuve que ir por la clase preguntando a mis compañeros para ver si alguno cuadraba en la frase. Por ejemplo, si la primera frase era «Encuentra a alguien que tenga perro», tenía que encontrar a alguien en la clase que tuviera perro. Después del instituto corrí a casa, me cambié y fui a clase de tenis de nuevo.
Cuando volví a casa, había gente allí para mi «Fiesta de Bienvenida». Estaban preparando la comida y hablando en el garaje. Corrí a ducharme, me cambié de ropa y subí para que mis padres estadounidenses me presentaran a todo el mundo. La cena fue cocido sureño al estilo cajún: patatas, salchichas, gambas, etc. Estuvo guay porque lo tiraban todo sobre la mesa, que estaba cubierta de periódicos. Fue algo nuevo para mí.
Me lo pasé muy bien esos dos primeros días, fue mi primera semana en Estados Unidos. ¿Y sabéis que es lo más curioso? Que justo hace tres años que me fui de Italia a Estados Unidos. Increíble.
- Cristian, de Italia a Colorado.
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)