Mi primer año en Madeira - parte 1

Mi primer día en Madeira

Hoy se cumple justo un año desde que aterricé en esta preciosa isla llamada Madeira. En principio, esperaba que fuera mi "hogar" durante solo cuatro meses. Cuando echo la vista atrás y me doy cuenta de todo lo que ha pasado durante este año, se me dibuja una sonrisa en la cara. Cuando llegué no tenía ni idea de que iba a prolongar mi Erasmus para quedarme más tiempo aquí. Mi plan era simplemente "esperar" a que llegara enero para irme a Sudamérica. ¡Pero la vida me tenía preparado otro camino!

El verano en el que quise cancelar mi solicitud...

El verano de 2018 fue muy caluroso. Pasé parte de él en España haciendo unas prácticas. Después del trabajo, solía ir a la biblioteca para tener Internet (no solía haber nadie ni en casa ni en el colegio en el que estaba trabajando).

Recuerdo claramente mandarle un correo electrónico al coordinador Erasmus+ de mi facultad preguntándole si podía cancelar mi solicitud para un Erasmus+ en Madeira. La explicación era muy sencilla: ya había sido estudiante Erasmus+ (mientras estaba en la universidad) y después participé en otro programa de movilidad. Sin embargo, esta segunda vez fueron unas prácticas. Después me pasé todo el verano de prácticas tras haber estado todo el año siendo la presidenta de la asociación de estudiantes internacionales de mi universidad, donde trabajábamos con muchos Erasmus+ que venían a la ciudad. Obviamente no lo hacía sola. A mi lado estaban otros estudiantes increíbles que acabaron convirtiéndose en amigos cercanos. Bueno, la cosa era que sentía que necesitaba tener más experiencia laboral, pero no relacionada con la universidad.

Acababa de terminar mis cinco años de universidad, pero como quería solicitar un proyecto que funciona como el Erasmus, pero fuera de Europa, decidí prolongar mis estudios y hacer una tesis. Para poder solicitar este tipo concreto de proyectos, se necesita seguir siendo estudiante universitario. Además, ¡solo aceptan solicitudes una vez al año! No en el año académico, sino en el año natural.

Quizá ahora os quede más claro por qué en el primer párrafo dije que estaba "esperando a que llegara enero".

Foto: necesitaba seguir siendo estudiante. ¡Me encantaba!

¿Por qué elegí Madeira?

Bueno, siendo sinceros, solo quería tener algo que hacer mientras esperaba a que pasaran esos cuatro meses y que "llegara enero de 2019". Seguía teniendo ganas de aprender cosas nuevas y de conocer gente nueva. Una de mis mejores amigas me dijo: "Iva, tienes que ir a Madeira, ¡es precioso!". Ella estaba viviendo su primera experiencia Erasmus+ allí y estaba muy emocionada. También había decidido prolongar sus estudios por otra oportunidad del programa Erasmus. Le dije: "Vale, ¡pero tú tienes que ir a Granada!". Granada está al sur de España y fue mi primer destino Erasmus. Me enamoré de esta ciudad. De hecho, me enamoré tanto de ella que no he vuelto. Los recuerdos que tengo sobre ella son tan bonitos, que no quiero verla de nuevo sin los amigos Erasmus que hice allí. Sabía que era bonita, pero me pareció maravillosa. Sea como sea, mi amiga Lenka solicitó ir a Granada y yo a Madeira.

Sin embargo, un día mientras estaba en la biblioteca, tuve que elegir asignaturas que se ofertaban en la Universidade da Madeira. Sentía que prefería tener más experiencia dando clase que asistir a ellas para aprender cosas de forma teórica. Por eso pedí que cancelaran mi solicitud. Quería intentar por todos los medios encontrar unas prácticas allí.

Me respondieron que, llegados a ese punto, era mejor que continuara en la universidad porque ya me habían aceptado en Madeira como estudiante E+. Bueno, me lo tomé como una señal y pensé que, al menos, iba a aprender un nuevo idioma.

¡Hora de preparar en una noche lo que necesitaba para cuatro/ocho meses!

Cuando volví de España, decidí seguir estudiando e hice un curso en Praga (República Checa) para formarme como guía turística. Pasé allí todo agosto y parte de septiembre para poder hacer un examen final que tenía el día 16 y acabar así el curso. Ese mismo día volví a casa, pero a última hora del día. Fui rápidamente a visitar a mis abuelos y a mis padres antes de irme a Madeira justo al día siguiente. Lo más difícil fue despedirme de mi sobrina pequeña y su hermano. Sabía que cuando volviera de Madeira, ya incluso hablaría, andaría y le habrían salido los dientes.

Foto: haciendo un examen final en Praga justo un día antes de empezar mi Erasmus.

Más tarde llegó el momento de organizar mi maleta. Me había mudado tantas veces antes que sabía que era capaz de prepararlo todo rápido (volviendo a meter en la maleta lo que traía) e irme a dormir. No me quedaba mucho tiempo para descansar, pero aun así eran mejor que nada.

¡Allá voy, Madeira!

Mis padres me acompañaron a la estación de tren, donde cogí un tren a Praga de nuevo y después un avión a Funchal.

Cuando estaba en el tren yendo a mi primer Erasmus+, de repente pensé: "¿Qué comeré? ¡No sé cocinar, odio cocinar!". Bueno, lo cierto es que aprendí a cocinar gracias al Erasmus y, ¿qué decir? Ahora me encanta hacerlo.

Iba a Madeira sin demasiadas expectativas, sinceramente. Sabía cómo funcionaba el Erasmus y ya estaba cansada de esforzarme al máximo para hacer amigos de los que después tendría que despedirme. Mi único pensamiento es que realmente quería llegar a conocer la cultura de Madeira, aprender portugués (y usar las cinco palabras contadas que sabía antes de llegar) y conocer madeirenses antes que salir de fiesta todos los fines de semana al Casino o a Copa.

Sé que estaréis pensando: "¿Y por qué solicitaste un Erasmus si nada te emocionaba especialmente?" Quiero decir, sí, estaba emocionada, pero de forma diferente a cuando me fui de Erasmus por primera vez porque t-o-d-o era nuevo para mí en aquel momento.

Imagen: adiós en la estación de tren, ¡hola, nuevas aventuras!

Continuará...

No puedo esperar a contaros cómo continuó mi primer día en Madeira. Como siempre, no me gusta escribir artículos demasiado largos que puedan hacer que os aburráis.

Además, como septiembre ya ha llegado, he empezado a trabajar oficialmente como profesora y necesito dormir más de lo que lo hice la noche antes de viajar a Madeira. Aunque estoy muy ocupada estos días (me autoimpongo tareas, así soy yo... ), quería escribir un artículo sobre mi Erasmus y Madeira y celebrar mi aniversario de llegada a esta preciosa isla que me ha todo y más de lo que nunca esperé o imaginé.

No os preocupéis, acabaré esta historia para que podáis reíros conmigo de mi primer día en Funchal.

Imagen: justo hace un año.

Gracias a todos por leer este artículo. Si sois una de las maravillosas personas que conocí en Madeira, ¡gracias por darme recuerdos tan increíbles!

P. D: había un hombre mayor con el que solía encontrarme cuando salía a correr por Funchal. No nos conocíamos, pero siempre nos sonreíamos y nos saludábamos cuando nos veíamos. Me hacía sentir muy bien. Además, salía a correr cuando me venía bien (a horas diferentes), pero siempre me encontraba con él. Al final, nos conocimos en la playa justo cuando ya iba a irme de la isla.

Creo que nuestro destino era encontrarnos aunque no llegáramos a conocernos realmente. Me llevo muy buen recuerdo de él, así que, ¡muchas, muchas gracias!

P. D2: justo acabo de acordarme de una persona encantadora, un reportero de la televisión de Madeira con unos ojos azul clarito. Me hizo una entrevista en la Noite do Mercado, en Funchal, y al día siguiente en Camacha. Fue muy divertido. Si alguien que conozca al reportero está leyendo esto ahora, decidle que hace un trabajo excelente. Me hizo muy feliz y aún me acuerdo de él.

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