Mi familia de acogida en mi ciudad natal

Suena raro, os lo explicaré. Cuando estuve en Estados Unidos, me acogió una familia de allí. Yo los quería mucho y ellos a mí, por lo que un año después del intercambio, vinieron a Italia. Vinieron a verme. ¿Lo pilláis? Mi familia de acogida en mi hogar.

La llegada

Llevaba mucho tiempo esperando ese momento y tras quince meses, por fin nos reencontramos. Fue genial. Fui al aeropuerto a recogerlos y fue muy emocionante. En cuanto los vi, salí del coche y corrí a darles un abrazo. No podía creer que estuvieran en Milán de verdad. Había planeado muchas cosas, pero como mi madre de acogida estaba cansada, fuimos a su hotel para que se registraran y mi padre de acogida y yo fuimos a dar una vuelta. Le enseñé mi colegio y mi instituto. Después, al llegar a la calle principal, le dije en qué sitios de Milán había «Happy Hour».

Mi familia de acogida en mi ciudad natal (Las vistas desde el hotel podrían ser mejores, pero el hotel estaba muy bien).

Primera cena de tres

Tras el paseo volvió al hotel a ducharse y descansar un poco. Esa noche fui a cenar con mi familia biológica y mi familia de acogida a Navigli. Fuimos a un restaurante con terraza, pero al final cenamos dentro porque había aire acondicionado y fuera hacía calor. Después de la estupenda cena, dimos un paseo junto al canal.

Mi familia de acogida en mi ciudad natal

Sábado

Al día siguiente, tocaba el centro de la ciudad. Vieron el Castillo Sforzesco, la Vía Montenapoleone y, por supuesto, la Catedral. Esta última les encantó. También les hizo mucha gracia la escultura frente a la Bolsa de Italia. Sí, me refiero a la que saca el dedo. Se dedican a las finanzas, así que saben mucho del tema y quería enseñarles lo gracioso que es tener un corte de mangas justo delante de la Bolsa.

Mi familia de acogida en mi ciudad natal Fuente

Después comimos jamón, queso y aceitunas, más las bebidas. Algo fácil y rápido. El sábado por la noche vinieron a mi restaurante. Mi madre contrató a unos músicos que tocaban en directo. Mis padres de acogida conocieron a todos mis parientes y yo estuve haciendo de intérprete porque pocos podían comunicarse con ellos sin mi ayuda.

Domingo

El domingo, mi madre de acogida me pidió que la ayudara a comprar unas cuantas cosas. Quería comprar pasta y otros productos italianos en el supermercado. Así que fuimos a comprar y mi madre se puso a decirle a mi madre de acogida lo que pensaba que le iba a gustar. Era gracioso verlas porque de alguna manera conseguían entenderse. Mientras allí estábamos los hombres, esperando a que las mujeres terminaran de comprar. Lo típico.

Después de las compras, lo guardaron todo en la habitación del hotel y fuimos al Palazzo Della Regione porque les quería enseñar Milán desde arriba. Se quedaron alucinados. Al fin y al cabo, aunque Milán sea una ciudad pequeña, verla desde uno de los edificios más altos de todo el país cambia la cosa. Los llevé a la Estación Central, a la Catedral, a la Piazza Gae Aulenti, a Tre Torri...

Mi familia de acogida en mi ciudad natal

Para cenar, fuimos a que probaran la Cotoletta alla milanese porque... a ver, estaban en Milán, tenían que probarla. Después se fueron a descansar porque el lunes tenían que levantarse a las seis de la mañana para ir al aeropuerto. Yo también madrugué para despedirme. Los llevé al aeropuerto y los dejé en el mostrador de equipaje, donde dejaron sus maletas. Los vi alejarse cogidos de la mano. Era triste, pero después de verlos por primera vez tras el intercambio, sentí que tendríamos más oportunidades como esta. Y de hecho, las tuvimos. Ya os contaré en otro post.

- Cristian


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