Lo que aprendí enseñando en Zhengzhou
Una experiencia única en la vida
Nunca me imaginé que aprendería tanto sobre China dando clases allí casi un año. Pero así fue, e incluso más. En los ocho meses que pasé allí, iba de excursión los fines de semana desde Zhengzhou, en la provincia de Henan, para visitar atracciones turísticas y lugares de interés cercanos. Normalmente iba con otros profesores o compañeros de trabajo del instituto experimental en el que daba clases, el Instituto de Educación Secundaria Experimental de Henan.
Visitamos las grutas de Longmen en Henan, China, donde vimos la estatua de Buda más grande del mundo. Era magnífica. Y como con todo lo magnífico, también hay inconvenientes. No aconsejo a nadie con problemas de salud visitar esta parte de China, ni muchas otras, por ejemplo. El aire está terriblemente contaminado de químicos y carbono procedentes de la quema de carbón. El 70 % de la electricidad de China proviene de centrales térmicas de carbón. Así que pocas veces se puede ver el sol por completo, o la luna, claro.
La contaminación ambiental de China puede afectar rápidamente la salud de la gente y, aunque los lugares de los que voy a hablar sean impresionantes, cualquier persona que quiera visitarlos debería contar con aprobación médica primero.
Un fin de semana, fuimos en autobús a Ji Yuan, un pequeño y encantador pueblo en unas montañas cercanas. Nos pidieron que observásemos a los alumnos de una escuela y que opináramos sobre un antiguo método para resolver problemas matemáticos.
Unos 30 alumnos tenían que resolver un problema de matemáticas escrito en la pizarra. Los alumnos tendrían unos 10 años y podían resolver el problema solo con ayuda de sus dedos y un código especial que se desarrolló hace siglos. La mayoría de los problemas eran complicados problemas de álgebra de instituto. Los alumnos eran increíbles.
Y no solo sabían resolver problemas de matemáticas en cuestión de segundos; también nos prepararon un pícnic cerca de un río en las montañas Tae Hang, y lo cocinaron todo ellos solitos. Estaba riquísimo.
El caso es que estos alumnos vivían en la escuela. En China, casi todos los colegios son así. Los alumnos vienen de tan lejos que viven en el colegio entre semana y vuelven a casa a visitar a su familia los fines de semana.
El centro donde trabajaba también funcionaba así. Los alumnos vivían allí y, a veces, volvían a casa los fines de semana. Tenía un campus enorme donde había una residencia para los alumnos. Yo daba clase de inglés a los alumnos de último año.
Hubo muchas excursiones de fin de semana, pero una de las más memorables fue la que hicimos para ver los Guerreros de Terracota en Xi'an. No sabía de su existencia, así que me emocioné mucho cuando tuve la oportunidad de verlos.
Fui un fin de semana con un grupo de profesores y, además de ver las filas de figuras de terracota descubiertas en los años 70, también pudimos ver a la gente del museo reparando y restaurando otras figuras que se habían descubierto recientemente.
En general, ese año fue un momento de mi vida que nunca olvidaré. Estoy tan contenta y tan orgullosa de haber ido a ese país, y me gustaría haberme quedado más tiempo, pero la contaminación del aire es tal que empecé a desarrollar asma.
Aun así, recomendaría visitar China a cualquiera que le guste viajar y aprender historia antigua. Es un lugar fantástico para visitar y para enseñar, aunque sea solo una temporada.
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