Fin de semana en Casper, Wyoming
Cuando estaba en otro país hice muchos amigos, la mayoría eran estudiantes de intercambio de Rotary como yo. Ya os hablé de cómo nos conocimos en un campamento de orientación. Este fin de semana os voy a contar lo que pasó cinco meses después de ese primer encuentro.
Comida en Five Guys
El jueves por la noche, después de clase, preparé mis cosas y salí de casa sobre las 18:30. Llegué a Cheyenne, Wyoming, una hora y media más tarde. Pasé la noche en casa de mi amiga turca y al día siguiente teníamos que ir a Casper, a unas dos horas al norte de Cheyenne, para ver a nuestro amigos. Saludé a su familia de acogida y bajamos al sótano a ver algo en Netflix. Se nos ocurrió ver una película de miedo o de suspense y entre todas estaba Los elegidos, que la verdad es que no daba miedo... pero nada de nada. Era una película absurda que no tenía ninguna lógica, pero bueno. A la mañana siguiente salimos después del desayuno, sobre las diez, y fuimos a Douglas a recoger a uno de nuestros amigos antes de llegar a nuestro destino. A las 12:30 llegamos a Casper, pero antes de quedar con los demás, comimos en Five Guys. Le mandé un mensaje al resto del grupo para decirles que ya estábamos por allí y dije: «Vamos a comer en Five Guys», pero lo que entendieron es que íbamos a comer a las cinco con ellos... No sabían que hay una cadena de restaurantes llamada así.
Después de comer, fuimos a casa de nuestro amigo brasileño y allí encontramos a dos amigos más: una chica de Ecuador y un chico de Argentina. Dejamos las mochilas y empezamos a pensar en cosas que podíamos hacer juntos. Luego salimos y mientras hablábamos, llegamos a Walmart, a más o menos media hora de la casa. A continuación, como hacía frío y había nieve, paramos en Starbucks a tomar algo caliente. Allí, la chica turca con la que pasé la noche (no penséis mal) se puso a enseñarnos palabras en turco y a pronunciar el alfabeto. Por si no lo sabíais, es un idioma muy complicado y a veces tienes que hacer como que tienes la garganta irritada para que te salgan ciertos sonidos. Mientras hacíamos esos sonidos y hablábamos de las partes del cuerpo femenino (no preguntéis, simplemente pasó), había un tío en la tienda que no paraba de reírse con su móvil sin decir nada. Probablemente estaba en videoconferencia con alguien, pero desde nuestra perspectiva era muy extraño.
Después del café, volvimos a casa de nuestro amigo y comimos un montón. Estuvimos jugando a algunos de los juegos que se nos habían ocurrido antes de salir y escuchando música. Nos comimos como cien pretzels cada uno y luego fuimos a la bolera. No es por presumir, pero no gané solo una, sino dos rondas. La primera la gané por suerte, es verdad que hice un pleno, pero solo conseguí setenta y cuatro puntos. La segunda ronda la empecé con varios plenos y semiplenos y terminé con un pleno y ciento veintitrés puntos. Mi amigo argentino quedó segundo con noventa y siete puntos, pero era la primera vez que jugaba a los bolos, por lo que creo que fue bastante impresionante.
Frío y calor
Fue un poco triste porque por nosotros habríamos seguido jugando, pero una de las chicas se tenía que ir y venían a recogerla. La chica turca se puso a cantar en su idioma y fue divertidísimo. Parecía que estábamos en clase de turco sin habernos apuntado. Aunque habíamos comido antes de ir a la bolera, comimos espaguetis sobre las 23:00. El ambiente era perfecto, nos pusimos a hablar de esto y aquello y antes de que nos diéramos cuenta, eran las tres y media de la mañana. Nuestro plan era ver una película, pero nos quedamos hablando de relaciones y de viajes. Al final nos fuimos a dormir, pero cuando me desperté me sentía como si no lo hubiera hecho. En el desayuno parecía que nos habían dado una paliza a todos. Ese día queríamos hacer algo distinto, así que fuimos a bañarnos a las piscinas de un hotel. También tenían un jacuzzi, pero no hacía burbujas, era solo agua caliente estancada. Mi amiga no quería esperar ni siquiera un par de minutos a ver si se encendía, se fue directa a recepción a hablar con alguien que lo arreglara. Después, dos de nosotros nos pusimos a bailar en la piscina de agua fría y otros dos se quedaron en el jacuzzi. Tras el jacuzzi caliente, decidimos ir a patinar sobre hielo (frío y calor). No sé por qué, pero no tuvimos suerte en el estadio. Había una fiesta, el cumpleaños de un niño, así que la cocina estaba cerrada y nuestra comida fueron nachos. Patinar fue más divertido que cuando lo intenté en Denver. Allí me dieron unas botas muy raras con las que no aguantaba mucho de pie.
Comida china y mexicana
La madre de acogida de la chica que vino conmigo a Casper no nos podía recoger el domingo, así que vino después de patinar. Fue muy triste despedirnos porque solo habíamos estado en Casper veinticuatro horas. De vuelta a Cheyenne nos quedamos casi sin gasolina y si sabéis cómo es Wyoming (si no lo sabéis... me alegro por vosotros), tuvimos que hacer varios kilómetros para encontrar una gasolinera y llenar el depósito. Comimos comida mexicana, jugamos a un juego, vimos algunos Vines (qué tiempos, esa app ya no existe... ) y luego hicimos una videollamada con los chicos de Casper. Lo sé, acabábamos de estar con ellos, pero estábamos tristes y queríamos saber qué hacían. La mañana siguiente dormimos hasta tarde y luego fuimos a Loveland y comimos comida china.
Fue un fin de semana increíble, como todos los que pasé con ellos. Y esa es la cosa: todo el mundo me pregunta que cómo es posible que lo pasara bien en un sitio como Greeley, una ciudad que huele a vaca día sí y día también. Lo pasé bien porque tenía gente con la que me gustaba estar, a la que le importaba, y eso es lo que realmente contaba... Lo mismo se aplica para este viaje. Solo fueron veinticuatro horas y no estábamos en Nueva York precisamente, pero estuvimos juntos y eso era suficiente para nosotros.
- Cristian
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- English: A weekend in Casper WY
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