Experiencias horribles en residencias

No sé si alguien me leía en 2017, pero en esa época estaba de Erasmus en Reino Unido. Me fue tan bien que decidí volver a Inglaterra a principios de este curso 2018/2019. Me cambié a la Universidad de Coventry, donde empecé mi último año de Audiovisual, más o menos la continuación de lo que empecé en Dinamarca en mis dos primeros años.

Cuando me mudé a Coventry no sabía la reputación que tenía la ciudad, lo fui descubriendo al vivir aquí. No es el lugar más elegante del mundo, muchos dicen que es un sitio problemático. No es tan peligroso como otros sitios, pero la verdad es que sentía que tenía que estar ojo avizor la mayor parte del tiempo y no me sentía muy seguro en muchos de mis viajes.

Mi llegada a Reino Unido

Mi experiencia en la residencia fue horrible. La universidad nos concedía un servicio gratuito de recogida del aeropuerto, por lo que decidí aterrizar en el Aeropuerto de Londres-Heathrow porque el vuelo era más barato que aterrizando en Birmingham International, que está más cerca de Coventry (a unos veinte minutos en tren). No lo organizaron demasiado bien y tuvimos que esperar unas cuantas horas antes de poder dirigirnos a la parte oeste del centro de Inglaterra. Cuando llegué a la residencia eran más de las nueve de la noche del sábado, estaba oscuro y hacía frío. No parecía septiembre, parecía más un día de diciembre.

En el mostrador de bienvenida no había nadie para recibirnos porque nuestro bus llegó más tarde de lo que esperaban (¡como si fuera culpa nuestra! ) y no nos dejaron ningún tipo de información. Finalmente pude dar con el guarda de seguridad del campus que tenía acceso a la recepción y pude registrarme. Llegué al piso y me recibió una chica dando gritos al cocinar (o más bien cargándose la cocina). Mi piso estaba en la planta baja, por lo que todas las ventanas tenían barrotes para evitar que se colara gente en mi habitación. Qué siniestro.

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No tenía comida, era tarde y los supermercados estaban cerrados, pero por suerte la universidad me había dejado una caja de bienvenida con pasta instantánea, pero sin cubiertos. Os podéis imaginar cómo pude comerme esa pasta de pega.

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Con el estómago (no tan) lleno, me dispuse a descansar, pero me di cuenta de que no había ropa de cama. Pensaba que tendrían sábanas porque lo ponía en la página web, además de que el año pasado la universidad nos las había proporcionado. Estuve congelado toda la noche y no dormí nada.

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Siguiente paso: cambiar de habitación

Enseguida supe que no quería quedarme allí y sentirme enjaulado todo el año, así que pedí que me cambiaran a un sitio más alto. Tres días después, me mudé. El nuevo edificio solo tenía dos pisos, uno por planta. Las vistas desde mi ventana eran preciosas y como había menos gente, pensé que sería más tranquilo que el anterior, pero me equivocaba.

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Mis nuevos compañeros de piso no eran del todo horribles, de hecho no me importaba compartir las instalaciones con ellos, aunque a veces les gustaba comunicarse entre ellos a gritos desde una punta del pasillo a otra y cocinar a la una de la mañana. Dato gracioso que se me ha olvidado mencionar: la cocina estaba al otro lado de la pared en la que estaba mi cama. Así que podía oír todo lo que hablaban en el otro lado, el agua cayendo del grifo, ¡todo! . Genial, ¿verdad? Cuando llegué el primer día, hablé con todos ellos. Parecían muy majos y tranquilos, ¡lo cual estaba muy bien! Era miércoles y me fui a la cama sobre las doce porque tenía clase a la mañana siguiente. Estaba muy contento con mi cambio de habitación, hasta que poco después oí a una chica gritar algo y romper un vaso en la cocina. Molesto, me levanté, abrir la puerta para decir algo y vi a una chica cubierta en su propio vómito durmiendo y roncando en el suelo. Pregunté a los demás qué había pasado y al parecer la habían echado de un bar por estar demasiado borracha (normal) y su amigo la había traído de vuelta al piso. Le había intentado dar agua, pero iba tan mal que no podía ni mantener el vaso en la mano. A eso de las tres de la mañana, me volví a acostar. Ya no estaba tan contento.

Pero no os preocupéis, que la cosa todavía va a peor.

Ayuda más bien nula

El piso debajo del mío organizaba fiestas todas las noches. No sé cómo podían conocer ya a tanta gente. Eran todo alumnos de primero, lo que quiere decir que eran nuevos en la universidad y quizás hasta en Coventry, pero supongo que se asentaron rápido porque cada día, mañana y noche, de lunes a domingo, ponían una música horrible a todo volumen. Tan fuerte que mi cama vibraba al acostarme. Lo pasaba tan mal que hasta cuando no hacían ruido, me daba miedo que en cualquier momento empezaran y tampoco conseguía dormirme. Tenía ansiedad, no dormía, no quería ver a nadie en la cocina, no me concentraba al estudiar... pero no podía hacer nada. Básicamente todas las noches iba a quejarme del ruido al guarda de seguridad, que a continuación les pedía educadamente que bajaran el volumen, pero eso solo duraba unos minutos, enseguida seguía la fiesta. Me dijeron que se lo explicara yo mismo porque estaban hartos de que llamara al guarda todas las noches. Vale, perdón por querer dormir... La cosa es que empecé a hacer eso, pero no cambió nada.

Le mandé un correo a mi tutor, fui al Centro de Asesoramiento Estudiantil, fui a la oficina de mi casero, fui al Centro de Estudiantes Internacionales, busqué posibles soluciones en Internet, pero nada. No podía romper mi contrato de alquiler, lo único que podía hacer para irme era encontrar a alguien que quisiera mudarse a mi habitación, así que intenté hacerle publicidad. Pero seamos realistas, ¿quién iba a querer mudarse a aquella habitación asquerosa? Si me preguntaban por qué quería irme y se lo decía, obviamente no iban a firmar el contrato.

Así que me fui. Me dijeron que había un estudio disponible en la residencia y que quizás eso podría ayudarme y lo acepté. No tenía que compartir nada. Tenía mi propia cocina y baño, lo que me parecía perfecto. Pero había dos problemas: No solo podía oír todo el ruido de la residencia porque había mucha más gente entrando y saliendo que en el otro sitio, también era una habitación carísima que no me iba a poder permitir todo el curso. Solo me mudé porque sabía que había mucha gente interesada en el sitio y que no sería difícil encontrar un sustituto. Por eso lo hice. Estaba pasando el fin de semana en Portugal cuando me dijeron que alguien estaba interesado en mi habitación, pero por suerte esa persona aceptó esperar a que volviera. El vuelo más barato a Gran Bretaña era en bastante tiempo, así que cogí un bus nocturno hasta Coventry y lo primero que tenía que hacer era coger mis cosas y buscar otro sitio en el que quedarme. Por fortuna, mi amigo me dejó quedarme con él hasta que encontrara una solución. Solo iba a pasar un día en Coventry porque mis compañeros de clase y yo nos íbamos a Hong Kong para un proyecto de la universidad. Estaba agotado.

Acababa de volver de Portugal a Coventry de noche, me había ido de mi habitación a casa de un amigo y ahora tenía que hacer las maletas para Hong Kong e irme al día siguiente. Encima, cuando llegué a Asia tenía muchísimo jet lag.

¡Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte!

Conclusión

Si os preguntáis qué fue de mí, sencillamente me fui de Reino Unido para siempre y di mi último semestre a distancia. Sí, me fui a Portugal. Descubrí lo que era ver el sol casi a diario, poder permitirme salir porque vivir allí es más barato que en Inglaterra ¡y lo que era dormir otra vez!

A algunos esto les parecerá extremo y que tampoco debió ser para tanto, pero os invito a imaginar lo que es no poder dormir ni una sola noche en dos meses. Y como nadie me podía ayudar, ¡tuve que comprarme una máquina de ruido blanco de 50 libras! Es una de esas máquinas que se compran las madres cuando tienen un recién nacido.

Si os interesa leer más sobre Portugal, echad un vistazo a mi otro blog con mis viajes de 2019.

Consejos para vivir en una residencia

  • Aseguraos de decirle a la universidad que queréis una habitación tranquila, si es el caso. Normalmente tienen pisos en lo que ellos llaman «edificios tranquilos»;
  • Comprobad dónde está la habitación. Yo recomiendo pisos altos, a ser posible lejos de la entrada, el baño y la cocina.
  • Tened en cuenta que se puede cambiar de habitación en la residencia (pagando una tarifa), pero no os podéis ir a menos que otra persona ocupe vuestra habitación. ¡Leed bien el contrato!

¡Mucha suerte!

- Cristian


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