El encuentro de dos mundos
Es una verdad universalmente conocida que entre algunos países existen siempre ciertas rivalidades. ¿Francia e Inglaterra? ¿Palestina e Israel? ¿Colombia y Venezuela? Sea porque comparten una historia común conflictiva, o porque la geografía los convierte en siameses indeseados, algunas de estas naciones están abiertamente en guerra, pero la mayoría de ellas se inclinan más hacia un juego absurdo de comparaciones, basado en un cierto nacionalismo que no es del todo sano. ¿Quién dice que la Guerra Fría es realmente un asunto del pasado?
Y digo todo esto porque mucho se ha dicho sobre los contraste entre Europa y los Estados Unidos de América. Es cierto que puede ser un poco injusto comparar un país solo con todo un continente –tal vez por eso los estadounidenses se empezaron a llamar a sí mismos Americanos… de manera que pudiera ser equiparable la comparación-. Desde pequeña, siempre me sentí atraída hacia Europa, cualquiera de sus países; siempre quise vivir allí, incluso antes de que comenzara esta crisis en Venezuela. Hace dos años tuve la oportunidad de vivir un año en Polonia y no sólo eso, sino de viajar y conocer muchas de las capitales y ciudades importantes del continente. Como pueden imaginarse, visitar Europa por primera vez estando de Erasmus deja una primera impresión difícil de superar. Por eso, cuando volví a Venezuela y estaba completamente segura de querer vivir en el Viejo Continente, mi familia encendió una alarma y comenzaron a razonar conmigo: ciertamente, nunca había venido a Estados Unidos como para saber si me gustaría la vida aqu[i y, además, mi hermana estaría estudiando en este país, todo sería más fácil si yo también lo hiciera, estaría más cerca de casa, y otras muchas razones que tienen bastante validez. Así que decidí aprovechar la venida de mi hermana, y me aventuré a vivir el sueño americano. He escrito de las ciudades que he visitado estos tres meses, los sitios en los que he vivido, y hasta me he puesto en plan Diario de Anna Frank hablando de mi día a día en estas ciudades. Y como les decía recientemente, cada vez se acerca más la decisión de qué hare los próximos años: termino la carrera y ¿ahora qué? Pues una decisión muy básica sería en qué hemisferio de la Tierra quisiera vivir, ¿no?
He aprovechado estos meses para observar de cerca la cultura americana, y compararlas con mis recuerdos ya lejanos de Europa.
Voy a ir escupiendo pensamientos, así que disculpen si me como el hilo conductor.
Todavía no entiendo demasiado bien el Sueño Americano pero sí he visto de primera mano inmigrantes que no tienen ni cinco años en el país y ya tienen una casa estable, uno o dos carros, a los niños estudiando y haciendo actividades extracurriculares, grandes televisores y sistemas de sonido… ¿es esto el sueño americano? No es poca cosa, eh? Que siendo inmigrante hayas podido establecerte de esta manera, más aún cuando en tu país sería cosa de décadas y décadas poder comprarte un solo carro. El Mercado, que es la mismísima fundación de Estados Unidos, hace que exista una gran –GRAN- oferta de trabajos de todo tipo y, a diferencia de lo que vende el comunismo y la izquierda, cualquier persona tiene la capacidad de adquirir cosas materiales si trabaja duro. ¿Cómo te sientes superior por tener un buen carro, si la señora que limpia tu casa podría comprarse exactamente el mismo modelo luego de un par de años? Entonces sí, el Sueño Americano es real y es posible, pero ¿es eso todo? Las familias de inmigrantes, y los mismos americanos, trabajan horas infinitas, porque te pagan por horas, por supuesto. Y la verdad es que no sé en qué se gastan todo ese dinero. Probablemente en ahorrar… ¿para qué?
Yo soy muy, muy consciente con el dinero, y ahorrativa, pero eso es porque vengo de un país donde el acceso a los dólares está completamente restringido, y la economía es tan caótica que con tu salario de médico o ingeniero, no puedes adquirir otras monedas, por lo cual viajar o comprar artículos importados es un lujo. Así que para mí $20 es mucho, mucho dinero… dinero que no voy a poder generar en mi país. Por eso ahorrar es importante para mí, porque mi master o la educación de mi hermana, serán pagados en dólares, no en bolívares, y estando en Venezuela no podemos generar esos dólares. Pero esta gente, que puede recuperar fácilmente el dinero ¿en qué lo gasta? No viajan demasiado, la mayoría de ellos ni siquiera han salido de sus ciudades, tampoco tienen casas en otros países, como la mayoría de venezolanos con mucho dinero. El porcentaje que va a la universidad no es demasiado alto porque la universidad sí que es costosa, entonces… ¿dónde está todo ese dinero?
Esta es una primera cuestión de vivir en Estados Unidos. Sabes que puedes hacer mucho dinero y muy fácilmente, no tienes que ser abogado o científico… y en algún punto, siento que empiezan a trabajar por inercia… trabajo, trabajo, trabajo. O tal vez se conforman, porque la meta era hacer dinero por hacer dinero, no para educarse más o para poder viajar a ese país soñado... En Europa se trabaja y el dinero se gasta… en viajes, en cenas, en buena comida, en alta costura, en vino. Es una cultura en la que trabajar no es propiamente un orgullo, lo que exhibes es cómo te gastas ese dinero, el estilo de vida que te puedes permitir, y no importa tanto si te vistes como un indigente sino a dónde vas… que sitios has visitado, que fotos tienen, que recuerdos, que historias. En Estados Unidos, nadie te pregunta a dónde has ido últimamente, o qué has estado haciendo interesante… lo primero que quieren saber es qué haces. De qué trabajas. Hace unas semanas leí un artículo sobre esto: cómo para algunas culturas europeas hablar del trabajo es ofensivo o aburrido, habiendo tantos otros temas de conversación, mientras que para los americanos es un indicador de estatus lo que haces, y por eso las conversaciones suelen abrirse con esa pregunta.
En Estados Unidos, todo está a distancia de avión. Mientras que en Europa tres horas de avión significan ir de Polonia a España -es decir, pasarle por encima a tres o cuatro países- aquí es ir de Florida a NY. Por supuesto, Estados Unidos no tiene la culpa de ser un país tan grande, pero esto sí que afecta la mentalidad de la gente. El país es tan extenso que salir de él se ve como algo grande, que requiere planificación, mientras que en Europa salir de un país es montarte en cualquier bus. Aquí, todo se siente desconectado, lejos, inalcanzable. Creo que se debe principalmente a que el turismo nunca fue una prioridad para Estados Unidos, cada estado estaba en la capacidad de desarrollarse simple y llanamente con el mercado libre. Aquí, las ciudades están pensadas para que vivas en ellas, no para que simplemente las visites. Supongo que esta es una característica típica de las Colonias, cuyo principal objetivo era únicamente alojar gente, gente cuya vida realestaba en otro continente. Y así crecieron.
En Europa, en cambio, las ciudades se prepararon para que la mercancía y las personas rodaran de una ciudad a otra. Hay muchos hoteles, hostales, posadas… es como si las ciudades te invitaran a visitarlas. Aquí, en Estados Unidos, no me imagino escapándome dos días a San Francisco… me tendría que quedar en un hotel o en un AirB&B… ¿existen los hostales en este país? Porque aquí la gente que viaja es porque tiene dinero no sólo para viajar y turistear, sino para permitirse dejar de trabajar y producir esos días que estarán fuera. Viajar aquí no es considerado parte de la vida, sino un lujo, y por eso el sector del turismo de Estados Unidos está orientado a un sector más adulto y adinerado. En Europa cualquiera puede viajar, ¡con dinero o sin dinero! El turismo no está orientado a ningún sector porque el turismo está en todas partes, no fue una industria desarrollada para dar respuesta a una necesidad, sino que siempre estuvo allí, desde los comienzos de sus inicios, las ciudades Europeas siempre han estado bien conectadas.
Tal vez todo esto explique por qué en Estados Unidos me siento, en cierta medida, sola y aislada. Es eso… es como vivir en una isla. Es un país tan grande y tan difícil moverse a través de él, que es como estar en una isla. Y aún así, hay muchísimos jóvenes europeos que vienen a experimentar la cultura universitaria americana... alguna razón deben tener, ¿no?
Pero por todo eso, ser inmigrante en Estados Unidos es más fácil que serlo en Europa, porque Europa es casi como esas relaciones de verano “podemos pasarla bien, pero no quiero nada serio”, porque Europa no está buscando que inviertas en ella, ni que la desarrolles… ha tenido tanta historia que para qué más. La oferta de empleos de Europa no es fácil de leer. En verdad nunca sabes en qué trabaja la gente que vive allí. ¿Qué hacen? ¿Son todos artistas callejeros? Estados Unidos, en cambio, es un lugar para pensar en establecerse… te ofrece cierta estabilidad y perspectiva de futuro.
Creo que esa sería la principal diferencia y también la razón por la cual me siento más atraída hacia Europa en este momento de mi vida. Estoy en un punto en el que no puedo establecerme en mi país, pero eso no significa que quiera establecerme definitivamente en otro. Y Estados Unidos significa estabilidad, quedarse en un solo sitio. Y eso no es lo que quiero en este momento. Quiero la inestabilidad de Europa, la aventura, lo desconocido, lo despreocupado. Por eso anhelo tanto ese continente… no porque el continente en sí mismo pueda darme algo más, sino porque puede darme lo que creo que necesito ahora mismo. A veces me siento culpable por escribir tantas cosas que parecen injustas sobre un país que recibió a mi hermana y que a mí no me ha tratado mal… y la verdad es que no está del todo mal. El mercado libre, opuesto a la creencia, ofrece más oportunidades de igualdad de las que te puede ofrecer un Estado que decide quién debe tener qué. Aquí, eso lo decides tú mismo. Tú decides qué quieres y qué camino transitar para alcanzarlo. Y eso es increíblemente liberador y al mismo tiempo una gran responsabilidad. Es algo que no todos los países del mundo pueden ofrecerte: asilo a tantos refugiados de guerra, un nuevo comienzo, una nueva vida… la oportunidad de traer tu cultura a la de ellos, y de mezclarlas, de llegar a un punto medio… o de mantener lo tuyo y ya está. Estados Unidos es un país generoso en ese sentido, porque no en todos lados vas a encontrar la oportunidad de empezar de cero y al mismo tiempo mantener tus raíces contigo. No es un país rígido ni orgulloso, pero demanda compromiso… compromiso contigo mismo y con los ciudadanos que te rodean, que merecen las mismas oportunidades que tú. Sí que es un país de libertades y oportunidades, pero tienes que entregarte.
Y yo todo eso lo respeto muchísimo… pero vamos, ¿cómo un país tan desarrollado, rico, y poderoso no tiene un mejor sistema de transporte? Eso podría voltear completamente la balanza a su favor.
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