El color del arte

El "tam-tam" de África es más que una cultura, entre nosotros, a 23 kilómetros de mi ciudad oceánica Pointe-Noire en Congo-Brazzaville, esta cultura tiene ecos asombrosos. La música de aquí tiene sus orígenes en el folklore nacional que es sin duda alguna el ideal rítmico del país. Ya con 5 años, a la edad de comenzar el colegio, los niños aprenden cómo salir a escena para mostrar algunos pasos de danza. Los maestros se dejan invadir por esta sed de enseñanza antes, incluso, de empezar con las clases. Generación tras generación, nos perfeccionamos hasta el agotamiento en esta sonoridad del "tam-tam". Percusionistas naturales que jamás han pisado las grandes escuelas de música, son creadores excepcionales de melodías suntuosas que deslumbran el espíritu. Los fines de semana, en los "stand" de cultura urbana, organizados por distintas organizaciones, animan a los turistas a dejarse llevar por este majestuoso espectáculo, balancearse con estos melodiosos sonidos tamborileantes. Al borde del océano Atlántico, talentosos coreógrafos invitan a los que pasan a frotar sus pies desnudos sobre la arena cálida y dulce. La vida dulcificada al son del "tam-tam" hace soñar a todos sin excepción. Este es nuestro "tam-tam".

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