Día 2: ¡por fin el mar de San Nicola Arcella!

Querido lector, ¡aquí me tienes de nuevo, dispuesta a contarte todo lo que me ocurre durante las "vacaciones a la italiana"!

Déjame decirte que, si me lees por primera vez y no sabes por dónde van los tiros de mi artículo, este año he decidido tomarme unas merecidas vacaciones de sol y playa en mi preciosa y amada Calabria.

Así, he compaginado mis días en el mar con mis obligaciones y mi familia. ¡Necesitaba una pausa! Un descanso que terminará sobre las 18:00 de esta misma tarde, mientras te escribo. ¿Sabes? ¡Estoy sumando puntos para el concurso de la web!

¡Por fin!

Acordamos una hora de salida, ¡a las 05:00! Es el último domingo de agosto, y nos hemos puesto en camino mientras amanecía. De esta manera, no solo hemos visto este precioso regalo de la naturaleza, sino que hemos evitado el tráfico en la carretera.

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¡Despiértate temprano!

Dicho y hecho. No sé de dónde he sacado fuerzas. Quedamos en levantarnos a las 04:45 y salir de casa sobre las 05:30.

¿Qué me he echado?

Únicamente lo esencial, te diría. Pero, como ya te imaginarás, al final he acabado echándome en la bolsa de playa algunas cosas que no necesitaba. Esto es lo que me suelo llevar:

  1. Unas gafas de sol (últimamente se me olvidan en casa y luego me entra un picor de ojos... );

  2. un libro que tengo que terminar de leer (y que no he tocado en todos estos días... );

  3. una botella de agua y patatas (en caso de habernos quedado en una playa poco concurrida);

  4. un bikini y una muda;

  5. una toalla, obviamente;

  6. mi fiel cámara de fotos;

  7. la cartera;

  8. y la crema solar, ¡que hoy, tonta, he olvidado!

Una foto especial

Entre todos mis planes del día, estaba sacarme una foto con una San Miguel para subirla a su página de Facebook. Es la marca de cerveza española que más me gusta. Qué chorrada, ¿no? ¡Sí! Pero es que me trae buenos recuerdos y me hace muy feliz.

¿Dónde está San Nicola Arcella?

¡Buena pregunta! Esta mañana hemos tenido que buscar su ubicación exacta porque, pese a haber atraído a tantos turistas este año, su localización es un misterio para muchos.

Pues bien, hace frontera con la pequeña ciudad de Scalea. Allí pasé las vacaciones hace dos años, donde bailé con un montón de maestros extranjeros, entre otras experiencias. Eso sí, cuando he descubierto dónde estaba San Nicole Arcella, me ha entrado un mal. ¡Scalea está a unas dos horas de mi casa! Habíamos previsto una hora y media de viaje... ¡Qué ansiedad!

Nuestro larguísimo e interminable viaje

Así es, querido, ¡te vienes conmigo! Si me acompañas, vas a conocer la bella y, quizá demasiado abandonada, región de Calabria. El formato de las fotos que estoy sacando pesa demasiado, así que no sé si podré subirlas todas.

Mal hemos empezado...

Hacía ya un calor... Hemos seguido las indicaciones del navegador de mi hermano. ¡Y maldita la hora! ¡Nos ha hecho equivocarnos de camino unas tres veces! Hemos estado dando vueltas por los alrededores de la isla de Dino, un destino turístico muy conocido de la provincia de Cosenza. Pero más allá de ser bonita, no tiene nada que ver con la comuna de San Nicola Arcella. A ver, sí, están cerca, pero no demasiado.

Día 2: ¡por fin el mar de San Nicola Arcella!

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Marcha atrás

Al darnos cuenta de que íbamos por el camino equivocado, hemos tenido que volvernos por donde habíamos venido. Teníamos que encontrar la carretera que atraviesa el pueblo de San Nicola Arcella. En sus playas encontraríamos el famoso y visitado Arcomagno.

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¡El GPS nos metió por unos caminos… Las vistas eran preciosas, pero risa.

Finalmente, de la nada apareció un cartel de bienvenida a San Nicola Arcella. ¡Fue como si alguien nos estuviera esperando desde hace tiempo! Una pena no haber encontrado a nadie que nos hubiera indicado cómo llegar.

Tras una serie de subidas y bajadas interminables, me he dado cuenta de que el sol, al que había visto aparecer por el horizonte, ahora ya brillaba con intensidad en el cielo. Cuando hemos tenido la más mínima oportunidad, hemos hecho un alto en el camino para ver la majestuosidad del mar y sus aguas cristalinas acariciando el litoral calabrés. He hecho unas fotos con mi cámara... Una lástima que no reflejen lo que se siente estando allí, respirando aquella brisa de la mañana que apacigua cualquier síntoma de exasperación.

Ya en las proximidades del Arcomagno, hemos buscado aparcamiento. ¿Y a que no sabes qué me he encontrado? ¡Una bandera española oculta entre los matorrales! ¡Ay, me ha encantado! ¡Mis ojos brillaban como nunca!

Por si no lo sabes, hace menos de un mes que he vuelto de Barcelona, donde he pasado 6 meses. Echo de menos su orden, su seguridad... Lo que me recuerda a la deficiencia calabresa. Haberla podido ver representada en una simple bandera me ha sacado una sonrisa. ¿A caso el destino quiere decirme algo?

Nosotros

Ya en las tantas playas adyacentes al Arcomagno, nos hemos parado a ver un momento cómo arrastraban con un tractor un barco que acababa de llegar a la orilla.

¡Arena negra!

¡La arena de esa playa era superoscura y bastante gorda! ¡Menudos pies me puse; negros como el tizón! No entiendo cómo tenía ese color, pero me gustaría saberlo...

Para mí sorpresa, sobre las 08:00 y algo ya estaban limpiando las playas. Por el camino, hemos atravesado un arco pequeñito. Daba un miedo... ¡En cualquier momento te podías caer!

¿Cómo llegar al Arcomagno?

¡Otra muy buena pregunta! Hemos descubierto que, para llegar al tan deseado Arcomagno, hay que subir por una colina y después bajar por el lado opuesto. ¿A nadie se le ha ocurrido hacer un camino que facilite el acceso? Es una reflexión que me he hecho, no esperes una respuesta.

¡Ea! ¡Qué remedio nos quedaba! ¡Para la colina!

En algunos senderos había unas escaleras, mientras que en la mayoría solo habían peligrosísimos ruscos por ahí tirados. El miedo que produce el camino se contrapone con las ganas de admirar las vistas que el lugar regala.

Sin lugar a dudas, lo que más me ha llamado la atención es la transparencia de las aguas que bañan la zona; ¡un paraíso donde el hombre aún no ha metido sus zarpas! En un cierto punto, hay un pedrusco que, aun carente de protección, invita a los curiosos a atravesarlo. Una vez que has sacado el valor de afrontar este tramo, al otro lado te espera nada más y nada menos que el Arcomagno. O eso pensaba yo. Creía que lo peor ya había pasado, que en mi larguísima jornada de dos horas no podría encontrarme con nada peor. ¡Si es que, para qué hablo!

La parte final del sendero que aún nos quedaba para llegar al dichoso arco ha terminado por desanimarnos. Tirando de la razón, hemos decidido no jugárnosla más, era muy peligroso. Aunque se tratase del lugar más bonito de Calabria o de todo el mundo, no merece la pena arriesgar la vida. Otros turistas no pensaban como nosotros. De regreso, nos hemos encontrado con algunos que, tras preguntarnos un par de cosas, han ignorado nuestras advertencias y han seguido el camino.

¡En fin, qué más da! ¡Nos alegra estar sanos y salvos!

¿Qué tiene que decir la fotógrafa?

La fotógrafa (acá yo) dice que es uno de los lugares más bonitos y naturales donde poder dar rienda suelta a la fantasía y donde poner a prueba tu ingenio y tu intuición. Si fuera un sitio más seguro, me dejaría caer por aquí más a menudo.

Sus aguas cristalinas

Madre mía, ¡qué aguas tan transparentes! ¡Hacía tiempo que no veía el mar tan puro y limpio!

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Un autobús

Volviendo de nuestra escapada, no así de nuestro día "a la italiana", he visto, por las carreteras que recorren el litoral, un autobús repleto de turistas.

La playa

Entre las infinitas sombrillas, se aparecían vendedores ambulantes. Uno de ellos parecía haber encontrado un puesto fijo. Vendía ropa tan fea que no cualquiera tendría el valor de ponerse eso.

¡Es una lástima que no puedas ver dónde hemos colocado nuestras cosas!

Nada más llegar, e incluso desde antes, tenía tantas ganas de ir al baño, por lo que he pillado la primera bebida que he visto. Literal. Se la he pedido a un hombre de un restaurante, para así poder ir al baño tranquila. Él, muy amablemente, me ha dicho que no era necesario tomar nada para poder ir al aseo. Pero qué le voy a hacer, soy así. ¡Hay que ser una buena turista!

Aseos portátiles

Al calmar mi conciencia comprando la bebida, el hombre me ha informado de que los baños que tienen son aseos portátiles. Y mira, después de todas las calamidades y las experiencias pasadas, y teniendo en cuenta la urgencia, que fuese un aseo portátil me importaba bien poco. Eso no quita que vaya a callarme la porquería y el mal olor que tenían. A ver quién era la guapa que se atrevía a tocar nada… ¡Qué asquete!

Y es que, no todo es oro lo que reluce, ni mucho menos esta mañana de finales de agosto.

La última foto

La última foto que he sacado hoy se trata de una divertida sorpresa de la naturaleza. Me queda pendiente poder enseñártela.

¿Qué tiene de especial este lugar?

¡Sus preciosos y diferentes paisajes! ¡No voy a poder olvidar este maravilloso día! Los alrededores del Arcomagno están a su misma altura.

¿Por qué tenía tantas ganas de visitar este sitio?

Vi algunas fotos de los paisajes de San Nicola Arcella en el perfil de Facebook de algunos amigos y me encantaron.

¿Al final, cuánto ha durado nuestro viaje de ida?

¡Más de una hora y media...! Más que por la distancia, por la dificultad a la hora de encontrar el lugar. En Calabria, las señalizaciones brillan por su ausencia. Los responsables de esto no se imaginan el daño que ocasionan a los turistas. Si la zona estuviera bien gestionada, ¡otro gallo cantaría!

¿Por qué hemos estado tan poco tiempo?

Mi primera idea era poder ver amanecer desde allí, y desgraciadamente no ha sido posible. Si no nos hubiéramos perdido... Pero bueno, ha valido la pena levantarse pronto esta mañana. Hemos podido pillar un buen sitio en la playa antes de que empezara a llegar la gente. Al ser tan pequeñita, si hubiésemos ido a partir de las 09:00, nos habríamos quedado con las ganas.

¿Hay algún área de servicio por la zona?

¡Sí! Yo he contado unas 5 o 6 en los alrededores del Arcomagno. Hemos pasado por una y porque lo necesitábamos, que si no... Además de caros, sus aseos eran portátiles; poca suciedad tenían... (ironía).

¿Qué tal el mar?

Como ya he dicho antes, lo que más me impresionó del lugar fue el color cristalino de sus aguas. Aunque no sé por qué motivo, cuando hemos vuelto al coche, me han salido unas manchitas blancas en la piel. Después de haberme metido una buena ducha, parecen haber desaparecido. Esperaré a mañana. ¡Es la primera vez que me ocurre!

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¿Es una playa muy concurrida?

¡Sí! ¡Muchísimo! Incluso demasiado, diría yo. Estaba llena de niños (cómo no reconocer su acento milanés) que chillaban como borregos y de chicas que hacían tonterías sin respetar a las personas que las rodeaban. ¡Qué poca educación!

¿Cuánto tardamos en el viaje de vuelta a casa?

¡Unas tres horas! En teoría, deberíamos haber tardado lo justo y necesario, teniendo en cuenta que ya conocíamos el camino. Sin embargo, tardamos más dado que buscamos un sitio donde poder comprar algo fresco para hacer la comida una vez que hubiésemos regresado a casa.

¿Quiénes han sido mis compañeros de aventuras?

Me hubiese gustado haber pasado la mañana con toda mi familia, pero mi madre y mi hermana se han echado atrás en el último momento. ¡Ay, el estrés de las vacaciones...!

Así que, al final, hemos acabado yendo mi padre, mi hermano y yo solos.

¿Cambiarías algo si pudieras?

Hombre, me informaría mejor sobre cómo llegar a este paraíso natural. Es una lástima no haberlo hecho bien, podríamos haber disfrutado más de la zona. ¡Jo, qué mal!

¿Cómo me siento ahora que ha terminado esta experiencia?

¡Cansadísima! Desde que he llegado a casa, estoy supercansada. ¡Me caigo de sueño! Para contrarrestarlo, me he puesto a escribir este artículo, pero ¡no he resistido y he echado una cabezadita de unas dos horas!

¿Aconsejarías a alguien que viviera esta experiencia de la misma forma que tú?

¡No! Si yo fuese otra persona, visitaría el lugar, pero no me jugaría el tipo atravesando la colina. ¡Deberían de prohibir el acceso, hay mucho peligro! Si bien es cierto que el paisaje es precioso, ¡no merece la pena jugarse la vida de esa forma!

¿Cuál es el recuerdo más bonito que guardo de esta experiencia?

¡Haberme quedado muy cerca del Arcomagno! No me hubiese gustado haberme ido de vacío. Al menos lo hemos intentado.

Conclusiones

¡Se acaba el verano!

Mi verano "a la italiana" se está acabando, si bien para mí "acaba de empezar". Es mi segundo día de vacaciones... El verano se acaba y con él se lleva algunos recuerdos y romances. ¡Vamos, que lo que era presente ahora es pasado!

Es un poco triste, representa el final de una estación maravillosa. Como todo en esta vida, tiene un adiós. Nosotros no podemos hacer otra cosa que vivir intensamente el momento.

¡Pero no para mí!

¡Eh, mi verano italiano acaba de empezar! No quiero darte mucha envidia, pero voy a seguir recorriéndome las playas de mi amadísima Calabria.

Eternamente agradecida

Para variar, permíteme que acabe el artículo agradeciéndote con todo mi cariño que con tu fidelidad me mantengas en las primeras posiciones del concurso de la web.

Si te quedas conmigo, conocerás mis aventuras por Italia. En el próximo artículo, te contaré el tercer día de mis particulares vacaciones. ¡No te haré esperar mucho!

¡Nos leemos! ¡Hasta la próxima!


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