Costumbres españolas que perdemos cuando vivimos en el extranjero.
Seguramente más de uno os habréis dado cuenta de que debido a las diferencias culturales entre países, habéis dejado de hacer ciertas cosas que en España nos parecería lo más normal del mundo y de lo más natural.
Y es que en verdad los españoles tenemos ciertas costumbres que a otros les parecería impensable e incluso ilógico. Y no sólo eso, sino que para poder adaptarnos y ser “aceptados” en el país al que vayáis a vivir, os veréis casi obligados a cambiar esos hábitos o seréis siempre los raritos españoles.
Dar dos besos.
Esto es algo que a mi me sale por naturaleza, a veces ni me lo pienso, es como que nacemos con esa costumbre. Y es que ¿qué madre cuando uno es pequeño nunca ha dicho lo de "anda, ve y dale dos besos"?
Nosotros solemos dar dos besos al entrar en un sitio, al despedirnos, al conocer a alguien… Nos encanta besuquear a la gente, sean amigos o desconocidos. El ritual es ese, dos besos en la mejilla muak muak y con los consiguientes resultados:
- Contacto entre mejilla y mejilla o pómulo contra pómulo.
- Picos sin querer por equivocarte al poner la mejilla.
- Contacto de los labios de la otra persona en vuestra mejilla o viceversa, lo que supone a veces restos de saliva en la mejilla que luego intentamos secar lo más disimuladamente posible.
- Sordera durante unos segundos si la persona a la que has saludado sus muaks son demasiado sonoros.
Y no sólo eso, sino que además volvemos a dar besos a alguien que acabamos de saludar hace menos de dos minutos. En plan, dos besos al verse, entablar una conversación de “hola qué tal yo bien y tú” y volver a darse dos besos para despedirse.
Si vemos a lo lejos a más de veinte personas que conocemos, vamos y les damos sus dos besos correspondientes a cada uno de ellos. Quizás esto se debe a que somos gente de sangre caliente y derrochamos amor por doquier, a saber.
Pero si vais a cualquier otro país, sobre todo a países del norte, ¡cuidado! Ni se os ocurra lanzaros como sabuesos a plantarle dos besos a la persona de enfrente para saludar, ellos lo tomarán como una invasión a su espacio personal y puede que después de eso os cojan manía.
Sin embargo, hay otros países en los que también dan besos al saludar a alguien, y no sólo dos, sino tres o hasta incluso cuatro. ¿Y nosotros somos los raros?
El resto del planeta son más de dar la mano al saludar o ni eso, con un “hey qué pasa” y un movimiento con la cabeza es más que suficiente.
Recuerdo que en mi primer día de trabajo no tuve en cuenta este pequeño detalle y cuando fui a saludar a mis jefes a punto estuve de darles dos besos. Iba a acercarme a ellos para besarles y de repente me ponen una mano delante en plan para darnos un apretón de manos, y yo en plan “ah sí sí, eso iba a hacer, simplemente estaba acortando distancias porque no me gusta estirar mucho el brazo”. (facepalm) Menudo fail, de verdad.
Y eso no es todo, con mis compañeros de piso casi hago lo mismo y me contuve a duras penas. Aunque sí que es verdad que algunas personas al saber que era española me decían “Wohoo, Spanish! Kiss kiss” y me plantaban ellos los dos besos, y entonces era yo la que me quedaba mirando con cara de y a éste qué le pasa.
Otra pequeña anécdota es que en mi primer piso, cuando unas amigas vinieron a visitarme, fueron a saludar a mi compañera de piso con dos besos. Se abalanzaron sobre ella literalmente. La pobra chica se quedó en plan ¿pero qué cojones? y ya luego le tuve que explicar que se me olvidó contarles a mis amigas el detallito de no besuquear a los demás.
Pero una vez que esta gente coge confianza, al final son ellos los que te acaban dando un beso, sobre todo si hace mucho que no os veis. Y recuerdo que cuando mi compañera me dio un beso al saludarme después de varios meses sin vernos fui yo la que me quedé en plan “ehmm, ¿qué acaba de pasar? ”.
Y eso no es lo peor.
Cuando volví a España recuerdo que mis amigas al presentarme a alguien me limitaba a sonreír y soltar un “hey, qué pasa” sin dar los dos besos, y muchos de ellos me miraban en plan ¿y esta tía rara de qué va? Porque obviamente, siendo española y estando en España lo lógico es dar los dos besos ¿no? A pesar de haber perdido mis hábitos, al final más de uno, cuando veía que no me lanzaba a dar los dos besos, se abalanzaba sobre mi a dármelos diciendo “hombre a ver, dos besos como mínimo ¿no? ”.
Así que eso, cuando vayáis a otro país no seáis imprudentes e intentad no dar los dos besos al saludar. Lo mejor es esperar a ver qué hace la otra persona y así evitar mal entendidos.
La siesta.
Esto es super fundamental en nuestra tierra y pocos podemos vivir sin ella. Es nuestro momento zen después de la hora de comer, y si nos la saltamos, al día siguiente habrá que dormir el doble para recuperar las horas de siesta perdidas.
Pero ojo, si nos echamos la siesta no es por hacer el vago, es porque está científicamente demostrado que dormir la siesta mejora nuestra salud y disminuye e incluso previene el estrés.
Pero ahora en serio, en estos tiempos ¿quién se echa una siesta todos los días (salvo los pequeños)? Cada vez hay menos españoles que duermen la siesta todos los días, sin embargo, todos sí que nos echamos alguna vez esas siestas espartanas o andaluzas de 4 o 5 horas seguidas.
Porque la siesta o se hace bien o no se hace.
Si vivís fuera de España, ni siesta de 4 horas ni de 2 horas ni de 20 minutos, mejor olvidarse de ella.
A pesar de que la siesta se está volviendo bastante popular en el resto del mundo, el tiempo que los españoles reservamos para echarnos la siesta no existe en otros países, y eso se debe a que los horarios para hacer cada cosa son muy diferentes en cada país.
Así que a espabilar y a aguantar, que siempre nos quedarán los fines de semana para echarnos la siesta durante todo el día.
Comer a las 2 de la tarde y cenar a las 10 de la noche.
Esto me recuerda a una anécdota que conté en una de mis anteriores entradas, Mi primer día de trabajo. Al parecer, fuera de España se come siempre a las 12h00 del mediodía o a las 13h00 como muy tarde.
Durante los 6 meses que estuve en Alemania siempre era la última en comer y, obviamente, siempre acababa comiendo sola porque todo el mundo había comida ya (salvo los viernes porque traían pizza a la oficina y si no iba a la cocina antes de las 12h30 me quedaba sin tan siquiera un cacho).
Nosotros comer a esas horas lo llamamos el almuerzo, el momento de tomarse unas tapitas para abrir el apetito para comer luego. Pero ¿comer a las 12h00 del mediodía? No te lo crees ni tú.
A los españoles nos gusta comer, y si vamos a comer, lo hacemos a lo grande.
Otra cosa importante que hay que saber si vais a trabajar fuera de España es que en el resto del mundo el descanso para la comida son 15 minutos como mucho. Olvidaos de esas dos horitas entre las 14h00 y las 16h00 para ir a comer porque la gente fuera de España suele trabajar de seguido, desde que entran a la oficina hasta que salen.
A mi me costó muchísimo adaptarme a estos horarios. Y lo peor de todo es la hora de la cena.
En España cenamos hasta las 10 de la noche o incluso más tarde, pero comer antes de esa hora entonces se llama merendar, nada de cenar.
Y más os vale acostumbraros a cenar antes de las 7 de la tarde, sobre todo si vais a cenar fuera, porque la mayoría de restaurantes cierran a las 11 de la noche y te quedas sin comida.
Una vez me pasó que mis compañeros de trabajo me dijeron de quedar para ir a cenar porque una de las chicas se iba a ir y tenían pensado hacerle una despedida. Ellos iban a ir después del trabajo, a eso de las 18h00 (en verdad el trabajo acaba a las 17h00 pero esta gente al parecer les encanta trabajar), pero yo tenía que volver a casa porque me apetecía ducharme y dejar el ordenador antes de ir el restaurante. El problema fue que entendí mal la hora y pensé que me dijeron a las 8 de la tarde.
En un principio, después de haber ido a mi casa y prepararme para la cena, me quedé pensando a ver si en realidad me habían dicho de quedar a las 6 y no a las 8, pero luego lo pensé mejor y me dije que era imposible que fuesen a cenar a las 6 de la tarde, así que di por hecho que sería a las 8. Error.
Y eso no es lo peor. Las 8 de la tarde me parecía demasiado pronto para cenar así que pensaba ir a eso de las 9 para al menos tener algo de apetito. Y la cosa fue que al llamar a uno de mis compañeros para pedirles la dirección (llamé a eso de las 9 menos cuarto) me preguntó dónde me había metido porque ya estaban terminando y se iban a ir todos a tomar unas copas por ahí. ¿Perdona? ¿Ya habéis cenado? ¿A las 6 de la tarde? ¿E Irte de copas a las nueve de la noche? Y luego qué, ¿dormir a las 11? Impensable.
Yo me disculpé y le prometí que otro día les esperaría en el trabajo e iría con ellos directamente, pero que no prometía nada porque eso supondría comer antes para tener hambre antes.
Y bueno, la cosa fue a peor.
Al no tener nada que comer en casa decidí ir al restaurante que habían dicho, a eso de las 10 de la noche para cenar yo por mi cuenta, y flipad un poco. Cuando llegué me dijeron que ya no dejaban pasar a nadie más porque ¡estaban cerrando la cocina! Os podréis imaginar la cara de mongola que tenía en esos momentos. No me lo podía creer.
Así que coger este consejo como si fuera oro, fuera de España se come a las 12 del mediodía y se cena a las 7 de la tarde.
La sobremesa.
La sobremesa es ese momento justo después de comer en el que se pide un cafelito o un postre mientras se fuma un cigarrillo o se coge un palillo para quitarse la comida entre los dientes y al mismo tiempo se tiene una conversación con el resto de la gente.
Esta costumbre tan española saca de quicio a los extranjeros, sobre todo a los camareros, porque ellos están deseando que muevas el culo a tu casa de una vez por todas para que puedan comer ellos cuanto antes.
Comiendo nos pasamos unos 30 o 40 minutos fácilmente, pero la sobremesa como mínimo 1 horita no te la quita nadie porque hay que digerir bien antes de levantarse y ponerse a andar.
Y es que los españoles somos muy charlatanes y nos gusta mucho hablar de Pepito, Fulanito y Menganito, y también nos gusta discutir para saber si las croquetas de tu abuela son las mejores del mundo.
Y eso no es todo. Si estáis con un grupo de amigos y hay uno que se levanta para irse antes de la sobremesa el resto os quedáis en plan ¿y éste qué hace?
Pero en fin, esto fuera de España no pasa, así que posiblemente os veáis vosotros solos sentados en una mesa grupal mientras os coméis el postre porque el resto ya se ha ido.
Ir de tapeo y de bar en bar.
Como dije antes, nos gusta mucho comer y comer mucho. Y el pinchito de tortilla que no falte.
La mayoría de extranjeros se extrañan cuando al pedir una caña te sirven una tapa al lado, y se quedan mirando en plan “pero si yo esto no lo he pedido ¿me lo van a cobrar? ” Y nosotros tenemos que explicarles que no, que es gratis y que así de generosos somos los españoles.
Las tapitas son de lo más saludable y la dieta mediterránea es de las mejores del mundo. No hay nada como el gazpacho, la tortilla de patatas, la paella, el cocido, las croquetas o los pintxos.
Una manera de saber si un bar es bueno es fijándose en la cantidad de palillos, servilletas de esas que en verdad no secan nada, migajas y aceite haya por el suelo. Porque cuanto más sucio, mejor.
Y una cosa que sorprende mucho a los extranjeros es lo de quedarse de pie al lado de la barra comiendo unas tapitas con la cervecita mientras se habla animadamente. Para ellos es algo muy raro eso de comer de pie. Y ya nada que decir sobre lo de ir de bar en bar. Eso es único español.
Nos gusta ir a diferentes bares la misma noche para probar diferentes tapas o simplemente para cambiar de ambiente, nada de quedarse apalancado durante horas en el mismo bar.
Pero nada, eso fuera de España no lo veréis nunca. Acostumbraros a que después de trabajar vayáis siempre al mismo bar o café y de ahí no los mueve ni Dios.
Os lo digo por experiencia porque mis compañeros del trabajo solían ir a tomar o cenar algo al mismo restaurante de siempre. Llegó un momento en el que acabé hasta las narices y dejé de ir con ellos.
Menos mal que tenía un grupo de compañeras que les gustaba eso de cambiar de sitio para comer, pero he de deciros que no son alemanas, así que no cuentan.
Usas aceite de oliva para todo.
Es uno de nuestros bienes más preciados, sobre todo cuando sales de España. El aceite de oliva es oro en el extranjero, y no sólo por el color, sino por la pasta que cuesta un par de litros y lo difícil que es encontrarlo (y sobre todo que sea de buena calidad).
Una vez que fui a París a casa de un amigo, decidí hacer tortilla de patatas para cenar. En el momento en el que quería echar las patatas en la sartén me puse a buscar la botella de aceite de oliva y nada, no daba con ella, hasta que el chaval me dijo que no tenía, que cocinaba con mantequilla. Me quedé horrorizada.
Pero sí, fuera de nuestras fronteras la mayoría cocina con mantequilla, manteca u otros aceites que no son de oliva como de palma o de girasol. Y no sólo el resto de las personas, sino que vosotros también os veréis obligados a cocinar con cualquier otra cosa menos con aceite de oliva virgen extra porque fuera de España es carísimo.
Eso se debe a que España es el primer productor del mundo de este fantástico oro líquido, por eso nosotros lo tenemos siempre en nuestras cocinas y se lo ponemos a todo lo que comemos, porque la ensalada sin el chorrito de aceite de oliva no es ensalada.
Y es que no nos damos cuenta de lo que tenemos y lo valioso que es hasta que lo perdemos, nunca mejor dicho…
Tener persianas.
O sea yo esto es algo que no entiendo y creo que es totalmente inadmisible.
Como buena española que soy, me gusta comer, pero lo que más me gusta sobre todo es dormir. Y que me despierte el sol mientras duermo (por mucho que me guste el sol) pues me pone de muy mal humor.
Y de verdad que no lo entiendo ¿una habitación sin persianas? ¿Pero por qué? ¿A qué mente retorcida se le ocurrió la fantástica idea de no poner persianas en las habitaciones? Las cortinas no son lo suficientemente gruesas como para no dejar pasar la impotente luz solar.
Vamos a ver, y quiero que me traigan al tío que dijo que no hay que poner persianas en las habitaciones que me lo cargo.
Tanto en mi habitación en Alemania como en la de Francia no tenía persianas, como mucho una cortina de tela o una de esas cortinas plegables de plástico que madre mía cuantos problemas me dio.
Nuestras persianas españolas (las de verdad) impiden que el sol entre a la habitación y te ayuda a dormir durante 24 horas seguidas si así lo deseas. Este invento tan ingenioso a los extranjeros les flipa y cuando les metes en una habitación y les bajas las persianas se creen que es algún tipo de brujería.
Y es que a pesar de lo enamorados que estemos del sol y lo mucho que nos guste tumbarnos a la bartola en la silla de una terracita mientras nos tomamos una caña, para dormir necesitamos la oscuridad total, he ahí la imperiosa necesidad de las persianas.
Beber calimocho, tinto de verano o sangría.
Si ya es complicado encontrar un sitio donde te sirvan unas tapitas, nada que decir sobre el tinto de verano y el calimocho.
Y ni se os ocurra hacerlo por vuestra cuenta que seguro que os queman vivos por herejes.
El vino se toma solo, nada de juntarlo con cocacola o con limón o con gaseosa, eso es considerado como un pecado y una blasfemia fuera de los límites de España.
Sin embargo, la sangría ya es algo más aceptado y a veces incluso veréis botellas de sangría en los supermercados.
El sol.
Si váis a un país del norte, decidle adiós al sol, porque no lo volveréis a ver en meses.
Y no pretendo asustaros, pero una vez cuando estaba de Erasmus en Francia hubo niebla durante 5 días seguidos y era imposible ver el sol. Durante esos días sentí cómo estaba falta de energía, porque en el fondo (por mucho que nos guste dormir a oscuras) sin los rayos del sol divino somos casi incapaces de funcionar.
Lo primero que echarás de menos cuando os vayáis de España será el sol, y ya luego la familia y la comida de vuestras madres.
Pero no sólo está el hecho de que la mayor parte de los días el sol desaparecerá, no no, lo más extraño que veréis será que en cuanto salga aunque sea un finísimo rayo de sol, la gente empezará a ponerse la ropa de verano y se pondrá a pasear incluso en bañador, ¡aunque sea pleno invierno!
Salir de fiesta a las 12 de la noche y volver a las 6 de la mañana.
Todo buen español sabe que salir de fiesta antes de las 12 es de pringados y si lo haces es porque tienes que coger el metro, luego la renfe, y luego tres buses hasta llegar al sitio donde vas a ir a perrear.
Pero esto ocurre únicamente en España. En el resto del planeta Tierra se sale a las 9 de la noche ¡como muy tarde!
Recuerdo que en las fiestas que se montaban en la residencia de Amiens quedábamos a eso de las 8 y pico y luego a las 10 de salíamos a los bares.
Y en Wiesbaden la fiesta empezaba a las 9 de la noche, y si venías después seguramente encontrarías ya a todo el mundo borrachísimo y preparándose para volverse a sus casa.
Por ejemplo, hubo una vez que una de estas fiestas que se organizaron a las 8 de la tarde yo llegué hasta casi las 10 (que es a lo que estoy acostumbrada) y la gente ya estaba de party hard dándolo todo y arrastrándose por los suelos porque no podían ni con su alma del pedo que llevaban.
Y no sólo eso, si no que a la hora de irme, a eso de las 5 de la mañana, sólo quedaban otras 4 personas más, que eran los que vivían en esa casa y algún amigo que se quedaba a ayudar a limpiar. En esa fiesta me acuerdo que la gente empezó a irse a eso de las 3 de la noche. Fue como muy repentino. En un momento todo estaba lleno y al rato siguiente apenas había alguien.
Por lo tanto, en España se sale a las 12 de la noche, y no sólo los viernes o sábados, sino que empezamos desde el jueves.
Pero no volvemos a casa hasta que el gallo cante, o sea hasta después de que salga el sol. Y ni así conseguimos volver a casa. Lo primero es pasarse por una churrería a recuperar las fuerzas antes de ir a casa y dormir hasta pasadas las 2 de la tarde. El irse a comer unos churros con chocolate caliente es una norma no escrita, de esa forma la noche acaba perfecta.
Para nosotros nunca es tarde y siempre es pronto. Si no, que te lo diga el amigo que cuando ve que te vas a las 2 te suelta el típico ¡pero si no es tarde! O ¡pero si aún es pronto! mientras levanta una mano y te trae otro chupito para que te quedes.
Porque llegar antes de las 3 de la madrugada a casa es salir a cenar, no salir de fiesta.
Pero como el resto de cosas, esto sólo pasa en España. Si vais a vivir en el extranjero tened muy en cuenta que a las 8 de la tarde se queda y a las 3 de la mañana hay que tirar a casa a meterse al sobre. Y eso es ley de vida para el resto del mundo.
Por que de todas formas por mucho que queráis quedaros de fiesta hasta que amanece, casi todas las discotecas en Europa cierran a las 3 de la noche.
Ser escandalosos al hablar.
Mucha gente dice que el español es uno de los idiomas más sexys del mundo. Pero también dicen que cuando hablamos parece que gritamos y que discutimos todo el tiempo; incluso si nos estamos diciendo mil empalagosidades suena como si nos insultásemos.
Yo es algo que no entiendo, más que nada porque cuando hablo lo hago con moderación y sin subir mucho el tono de voz, pero sí que es verdad que me he dado cuenta de que eso sólo lo hago cuando hablo en otros idiomas, pero es ponerme a hablar en español y parezco una persona totalmente diferente.
Mis amigos internacionales saben que estoy hablando español no porque no entiendan lo que digo, sino porque dicen que parece que me pongo agresiva. No sé si será verdad, pero si tanta gente me lo dice será por algo.
Y es que en el fondo a nosotros nos gusta llamar la atención cuando hablamos, sobre todo si contamos algún chiste o alguna anécdota. Nos gusta soltar muchos tacos y enfatizar nuestras palabras con las manos para que los demás nos escuchen todo el tiempo. Sobre todo lo de los insultos. Los españoles tenemos la increíble capacidad de utilizar al menos un insulto por frase, sino no es de confianza.
Y que no falte el típico empujoncito o palmadita para mantener el contacto visual con la otra persona, que eso es lo más importante, que te presten atención mientras hablas.
Eso los extranjeros lo llevan muy mal y creen que estamos montando un espectáculo o algo. Así que cuando vayáis fuera de España, intentad comportaros como unos estirados para que no os miren como si estuvierais locos.
Ser español.
En el fondo, si queremos ser aceptados en otras sociedades lo que hay que hacer es dejar de ser español.
Pero, sinceramente, yo prefiero ser española que a integrarme en una sociedad donde todo lo que hago les parece una locura. Que a ver, una cosa es que uno mantenga sus costumbres y otra bien distinta es ser irrespetuoso y molestar a los demás.
Salvo lo de dar dos besos al saludar y al despedirnos, el resto de hábitos es algo que nos afecta únicamente a nosotros y no perjudicamos a nadie con ello, así que yo seguiré igual aunque eso suponga comer y cenar sola y quedarme la última en la discoteca.
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