07/09/12: Paseo con mis amigas brasileñas

Paseo con mis amigas brasileñas.

Viernes, 7 de septiembre de 2012.

La mañana del viernes 7 de septiembre de 2012, tuve que ir a la Universidad de Lyon 2 para asistir a la primera reunión de estudiantes Erasmus. La reunión era por la mañana temprano, y no estaba segura del sitio, pero había muchos otros estudiantes en el autobús a los que pude preguntarles. Al final, encontré el sitio, era un enorme anfiteatro con un techo redondo y la decoración estaba muy trabajada. Me dieron una bolsa con el nombre de la universidad, hojas y guías sobre la ciudad y cosas que podíamos hacer. También me dieron mucha información útil para ayudarme durante las primeras semanas en Lyon. Ahora tenía más ganas de empezar el curso y descubrir cómo era la vida universitaria en Francia, pero aun me quedaba una semana.

Tras la reunión de esa mañana, quedé con mi amiga brasileña, Archangela, a la que conocí en el albergue. Nos acompañaba su amiga Paula, que también era de Brasil y estudiaba lo mismo que Archangela en la Universidad de Lyon 3. Me encantó volver a ver a Archangela porque es una chica muy dinámica y alegre. Estaba contenta de que Archangela hubiera encontrado una amiga brasileña, porque puedo imaginarme lo reconfortante que es conocer a otra persona que te entienda completamente y que entienda la cultura brasileña.

Volví a la residencia después de la reunión para cambiarme de ropa porque haría mucho calor, pero me dejé los pantalones verdes con una camisa blanca de Hollister. Sin embargo, al rato, me arrepentí de haberme dejado los pantalones verdes porque hacía demasiado calor y no era cómodo llevar algo tan ajustado y de color oscuro.

Quedé con Archangela en la Residencia André Allix y las dos nos cogimos el teleférico hasta Minimes, donde habíamos quedado con Paula, la otra chica que nos esperaba en el Centro Arqueológico de Antiguos Teatros Romanos.

Las ruinas del teatro eran magníficas, se podía ver casi toda la ciudad. Es increíble pensar que algo tan antiguo pueda seguir intacto tras miles de millones de años y que, ahora, sea difícil imaginar que hubiera gente que venía al Teatro Romano.

Cuando el cielo está completamente despejado, sin un sola nube, como hoy, se puede ver la montaña más grande de Europa: el Mont Blanc, y los Alpes algo más lejos.

Nos paseamos por las ruinas con nuestras cámaras de fotos, que eran muy parecidas, porque ambas teníamos cámaras bridge. Era útil porque así puedes controlar más de lo que quieres que aparezca en la foto, pero tiene ciertos límites. Hacía calor a la luz del sol, pero luego, subimos a una colina para ir a Fourviere, donde está la gran Basílica de Notre Dame, que es un edificio muy famoso de Lyon.

Allí, caminamos por medio de unos jardines preciosos sobre las pendientes de la colina. Era un lugar tranquilo, a la sombra de la basílica. Fuimos hacia el gran edificio blanco, pero no entramos, aunque en mi cabeza, planeé volver a los jardines más adelante.

La vista desde la cima de la subida en la que está la basílica era la mejor vista de teatros romanos que se pueda ver, así como de edificios y lugares muy famosos en Lyon, como el gran edificio Radisson, el hotel más grande de Europa y la plaza Bellecour. Se pueden ver los ríos que están rodeados de líneas de árboles en cada orilla.

Tras haber descansado un poco junto a la Basílica de Notre Dame, decidimos bajar la cuesta en teleférico hasta el Vieux Lyon. De allí, fuimos a Bellecour en busca de algo para comer. Nos paseamos por la Rue de la République, pero no encontramos ninguna cafetería que nos llamara la atención. Encontramos al final de la calle, en la Place de la Comédie, cerca de la ópera.

Dimos con un restaurante, llamado Brassérie Les Arcades, muy animado que ofrecía comida en talla S, M, L y XL, por si queríamos compartir la comida o no comer mucho. Los precios no estaban mal. Era un lugar agradable y tranquilo en el que nos relajamos un poco. Decidimos tomar postre, y yo elegí una tarta de limón con merengue. Como tenía hambre, pedí la talla mediana, y acerté con la decisión porque la tarta estaba deliciosa. Iba acompañada de una salsa de chocolate y un sirope de frambuesa. El restaurante era el sitio perfecto para relajarse y disfrutar del ambiente de la tarde. Nos quedamos un rato bebiendo Coca-Cola y hablando de la ciudad y de nuestras vidas.

Después de comer y beber, seguimos andando pero en una dirección en concreto. Nos paramos un par de veces para echar fotos. Me gustó estar con Paula y Archangela porque les interesaba la fotografía igual que a mí y, con ellas, tuve tiempo y oportunidad de echar buenas fotos y pensar en escenas que quería fotografiar, sin retrasar al resto. Cruzamos el Ródano y nos quedamos en un parque un rato antes de seguir con nuestro viaje. En Guillotere dije que sería una buena idea parar allí porque ya era tarde y nos sería fácil volver a nuestras casas. Archangela y yo cogimos el tranvía T1 hasta Perrache y Paula se fue en metro a su residencia.

No me gustó en absoluto el barrio de Guillotere y, siempre que puedo, intento evitarlo. Siempre hay borrachos en las paradas del tranvía y mucha gente sin domicilio fijo. Hay que llevar cuidado por allí.

Y al final fue un día muy guay. Acabé muy cansada. Estaba encantada de volver a la residencia y a mi habitación, pero como siempre, no estaba nada contenta con internet.

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