Un fin de semana en Lisboa

Un fin de semana en Lisboa

Lisboa es la ciudad donde tuve mi primera experiencia Erasmus y tengo que decir que aún sigo enamorada de ella. Aunque es pequeña, es una ciudad muy romántica rodeada por el río Tejo y por el océano, lo que la convierte en el destino perfecto para una escapada de fin de semana. En este post, quiero enseñaros cómo aprovechar al máximo una breve estancia en Lisboa.

Yo me centré en ver lo más destacado de la ciudad en un día y dedicar el segundo día a descansar y a volver a visitar los sitios que más me gustaron el primer día. Cada uno puede hacer el itinerario que quiera, pero en esta guía os hablo de los lugares más importantes de la ciudad para que no os perdáis lo más esencial.

Cómo llegar

La manera más fácil de llegar a Lisboa es en avión. La mayoría de las compañías europeas de bajo coste os ofrecerán volar a Lisboa por menos de 100 dólares. Las dos aerolíneas que utilicé para mis viajes a Lisboa fueron EasyJet y TAP Portugal. Aunque TAP Portugal es un poco más cara, os permite facturar una maleta gratis y llevar dos equipajes de mano. En cambio, si voláis con EasyJet, lo único que podéis llevar gratis como equipaje de mano es una mochila pequeña. Así que si viajáis con mucho equipaje, creo que está claro cuál debéis elegir.

Cuando lleguéis al aeropuerto de Lisboa no hace falta que cojáis el taxi para ir a vuestro hotel o al sitio donde os alojéis. Podéis coger la línea roja de metro en la ciudad. Una vez que estéis allí, también podéis comprar un bono de transporte público para no tener que pagar cada vez que os subáis. Comprar un bono para varios días os hará ahorrar bastante dinero.

Dónde alojarse

Lisboa está repleta de sitios bonitos donde alojarse, así que lo único que necesitáis es saber en qué zona os gustaría hospedaros. Mis tres zonas favoritas son Baixa-Chiado, Bairro Alto y Santos y todas ellas están a tan solo un paseo de distancia de todo lo importante de Lisboa.

Si no os queréis salir del presupuesto, os podéis alojar en pequeños hoteles por un precio más bajo. En el barrio de Baixa-Chiado hay bastantes hoteles en los que podéis pasar una noche por menos de treinta euros por persona.

También está AirBnb, una plataforma donde la gente de la ciudad ofrece sus habitaciones de invitados o incluso sus apartamentos. Los alojamientos de AirBnb están muy bien situados, son más baratos que los hoteles y más prácticos, ya que tenéis una habitación individual, por eso es importante contemplar ambas opciones antes de decidir.

Cómo moverse por la ciudad

Lisboa, al igual que Barcelona, tiene un excelente sistema de transportes públicos. Es muy barato, fiable y fácil de utilizar. Además de autobuses y metro, también hay un tren que conecta algunas partes de la ciudad. Algunas veces, tendréis que combinar diferentes formas de transporte público para llegar a vuestro destino, pero os garantizo que nunca se os pasará por la cabeza coger un taxi. También podéis utilizar el metro para salir o llegar al aeropuerto.

Si pensáis en utilizar transporte público, estos son los dos mejores bonos que podéis conseguir:

  1. La mejor opción es la tarjeta de prepago. Tenéis que pagar cincuenta céntimos por la tarjeta y ya la recargáis con el dinero que queráis. Un viaje suele costar 1, 25 euros, así que si le metéis quince euros, os valdrá para varios días.
  2. Pero como solo estaréis en Lisboa un fin de semana, podéis conseguir dos bonos de 24 horas con viajes ilimitados y cada uno os costará seis euros. Esta opción es mucho mejor para una estancia corta, ya que a la larga sale más caro.

¿Cuánto dinero os costará?

Por lo general, Lisboa no es una ciudad muy cara. Evidentemente, hay ciudades más baratas, pero si comparamos el nivel de vida de Barcelona con el de Lisboa, Lisboa es mucho más barata. Si viajáis por vuestra cuenta, os podréis gastar en el alojamiento entre quince y cincuenta euros por noche. Comer en un restaurante no muy sofisticado os puede costar entre diez y quince euros y si os gusta la cerveza, estáis de suerte: la cerveza Super Bock cuesta solo un euro en casi todos lados.

Primer día: la llegada

Cuando aterricéis en el aeropuerto de Lisboa, podéis coger directamente el metro. En lugar de pagar cada billete, podéis comprar algunas de las opciones que os he mencionado en el apartado "Cómo moverse por la ciudad". Si el lugar donde os alojéis está lejos de la estación de metro (que lo dudo), podéis coger el autobús y ahorrar dinero en taxis. Las estaciones de autobús suelen estar muy cerca de las estaciones de metro.

Cuando deshagáis la maleta y os instaléis, podéis dar un paseo por la zona para ir haciéndoos con Lisboa y después, meteros en la cama para estar descansados los dos próximos días, ya que hay mucho que visitar.

Segundo día

Empezad el día en la plaza Marques de Pombal, podéis ir en metro o en autobús. Contemplad los preciosos edificios de la plaza y no os olvidéis de recorrer todas las calles y de subir al mirador Parque Eduardo VII, la vista de la ciudad desde arriba es alucinante. También podréis ver el río Tejo a lo lejos.

Lisboa está repleta de miradores o miradouros como allí les llaman. La buena noticia es que los he incluido todos en esta guía de viaje. Cuando ya hayáis disfrutado de las increíbles vistas, podéis volver a bajar a la plaza Marques de Pombal.

Desde allí, podéis ir andando a Campo Pequeno, un estadio de conciertos con un pequeño centro comercial, donde encontraréis una tienda muy interesante: Ale Hop. Esta tienda es el mejor lugar para comprar divertidos regalos de cumpleaños y no es para nada cara.

Tardaréis veinte minutos en ir andando desde Marques de Pombal a Campo Pequeno. En el trayecto, veréis edificios de interés y mucho arte callejero. Algunas de las mejores obras de arte callejero están en una casa abandonada que la han pintado como si tuviera vida propia. Me pregunto cuánto tiempo tardó el artista (o artistas) en hacer eso.

Cuando lleguéis a Campo Pequeno, coged el metro a Cais do Sodre. Allí, podréis continuar explorando Baixa-Chiado, la zona con más cosas para ver. Desde Cais do Sodre, podéis ir a Praca do Comercio, una preciosa plaza justo al lado del río Tejo. Ahí es donde podréis hacer la foto más típica de Lisboa, en frente de la estatua y con los edificios amarillos al fondo. Para hacer la última foto, esperaos a que pase el típico tranvía amarillo.

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Esta es la vista del río Tejo desde Praca do Comercio.

Desde Praca do Comercio, podéis ir a Rua Ouro, que tiene una interesante arquitectura y tiendas muy chulas, como por ejemplo, una tienda de tatuajes con calaveras en el escaparate. Al final de Rua Ouro, hay otra preciosa plaza. Esta plaza se llama Praca de Figueira y lo más interesante de ella es la tienda de reparación de muñecas.

No, no es una broma, esa tienda repara muñecas rotas y como os podréis imaginar, el escaparate es inolvidable. Un consejo: si váis a tomar algo a Bairro Alto y pasáis por la tienda de muñecas, no miréis dentro porque os garantizo que tendréis pesadillas toda la noche si lo hacéis.

Praca de Figueira es una plaza muy concurrida y los autobuses no paran de llegar y salir todo el tiempo, por ello, es un sitio bastante ruidoso. La siguiente plaza que veréis es mucho más tranquila y está situada a pocos metros de Praca da Figueira.

La plaza de la que hablo se llama Rossio y las baldosas del suelo parecen olas (muy psicodélicas). Si váis allí en los meses de calor, sentaos en uno de los bancos y esperad hasta que los vendedores de helados se acerquen. Los helados son baratos, pero muy buenos y os podéis dar el capricho de comeros uno.

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Esta es una de las plazas más bonitas y psicodélicas en las que he estado.

Rossio es una plaza llena de palomas y cuando queréis cruzarla, tenéis que pasar por en medio de ellas, por lo que se asustan y salen volando, es una experiencia un poco desagradable. En Rossio también hay una preciosa estación de tren donde podéis cogerlo para ir a Benfica o a la bonita ciudad de Sintra. Si tenéis más tiempo, tenéis que ir sin duda a Sintra, es una ciudad preciosa y muchos menos agobiante que Lisboa.

Cuando ya hayáis contemplado la belleza de la plaza Rossio, podéis volver a Praca da Figueira y coger una de las empinadas calles secundarias que os llevará a una de las siete colinas de Lisboa. No importa cuál cojáis, ya que todas desembocan en la misma colina.

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Este es uno de los típicos paisajes de Lisboa. No está nada mal ¿verdad?

Mientras váis subiendo, podéis ver la cantidad de tiendas de recuerdos y escuchar fado, que es la música típica de Portugal. Si queréis un recuerdo diferente, podéis comprar un CD de fado. Ese trayecto es otra oportunidad para tomarse un helado. No sé por qué en Lisboa los helados están tan buenos, así que comed todos los que podáis. Os aseguro que los helados que os comáis en casa ya no estarán tan buenos.

Mis dos miradores o miradouros favoritos de esta zona son Miradour das Portas do Sol y Miradour da Nossa Senhora do Monte. El Miradour das Portas do Sol suele aparecer en las postales de Lisboa y cuando lo veáis, entenderéis por qué. Las dos enormes palmeras bordeando los tejados y el interminable río Tejo a lo lejos le da a este lugar un toque mágico.

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Uno de los miradores de Lisboa con tejados a lo lejos.

Miradour da Nossa Senhora do Monte ofrece unas vistas impresionantes. Desde allí arriba, podéis ver gran parte de Lisboa, con el río Tejo y el Puente 25 de abril a lo lejos, el castillo Sao Jorge y mucho más. Esta vista es igual de bonita de día que de noche, pero la experiencia es mucho más mágica por la noche. Imaginad todas las luces de la ciudad parpadeando bajo vuestros pies. Os sentiréis como los reyes del mundo.

Después, perdeos por las callejuelas de Bairro Alto y planead a qué bar iréis por la noche. No tengáis miedo de deambular por Bairro Alto, es un lugar muy seguro, sobre todo durante el día. Creedme cuando os digo que caminar por Bairro Alto de noche no tiene nada que ver que hacerlo durante el día. Por la noche, suele haber tanta gente que cuando andéis por la calle sentiréis que os sumergís entre la multitud de la gente. Aunque suene un poco desagradable, ir a Bairro Alto de noche es una parte imprescindible de vuestro viaje a Lisboa, tengáis la edad que tengáis.

Tercer día

Desayunad en alguna pastelería de Lisboa y no os olvidéis del café. Si no habéis probado el famoso pastel de nata, es el momento de hacerlo. Aunque esos pequeños pasteles no te quitarán el hambre, son algo imprescindible que hay que probar de Lisboa. Mi desayuno favorito de Lisboa es un plato que se llama francesinha, es un sándwich de jamón, huevos, queso derretido y carne. Bueno, si no os gusta la carne, probad otra cosa.

Después de un buen desayuno, coged el autobús a Costa de Caparica, una playa cercana en la que podréis ver las increíbles vistas de Lisboa desde el Puente 25 de abril. Costa de Caparica es una playa muy famosa y el lugar ideal para aprender a hacer surf. Aunque sea invierno, también tenéis que ir. Lisboa es una ciudad cálida todo el año, aun así, en diciembre ya no podréis bañaros en el mar, pero sí que podréis dar un paseo y contemplar a los surfistas desafiando las olas.

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Costa de Caparica suele estar muy concurrida en verano, pero merece totalmente la pena visitarla.

Si váis allí en los meses de verano, guardad los billes del bus, ya que si se los enseñáis al conductor podréis volver gratis a Lisboa. Por desgracia, esa oferta solo está en verano, pero si váis el resto del año los billetes tampoco son muy caros.

Quedaos a comer en Costa de Caparica, en la orilla de la playa hay sitios de comida barata que están para chuparse los dedos. Y no os olvidéis de probar un zumo de naranja recién exprimido, las naranjas de Portugal están buenísimas. Podéis regresar a Lisboa después de comer y continuar lo que queda de día en Benfica, donde vive el famoso futbolista. Aunque no seáis fans de Cristiano Ronaldo, es una parada obligatoria.

Después de hacerle fotos al estadio de fútbol, cruzad la calle y visitad el increíble centro comercial llamado Centro Commercial Colombo. A mí no me gusta perder el tiempo en centros comerciales cuando estoy de vacaciones, pero, este centro comercial es especial. Tampoco os olvidéis de ir a Primark. Ya me daréis las gracias después.

Después de calmar vuestras ansias de compras, regresad a vuestro alojamiento y poneos un look de noche. Ahora toca visitar Bairro Alto de noche, sobre todo, la célebre esquina Erasmus. Tenéis que probar la absenta y los chupitos conocidos como "flag shot" o chupitos banderas. Estoy segura de que sabéis lo que es la absenta, pero dejadme contaros más cosas sobre estos chupitos.

Los chupitos banderas son bebidas con los colores de las banderas de los países. Podéis elegir la bandera del país que queráis, pero os advierto una cosa: estos chupitos parecen afrutados y suaves, pero están súper fuertes. Si os tomáis más de dos, preparaos para una buena resaca a la mañana siguiente.

Cuarto día: la salida

Haced las maletas, tomaos el último pastel de nata y un buen espresso y dirigíos al aeropuerto para volar hacia vuestra próxima aventura. Estoy segura que cuando vayáis de camino al aeropuerto ya querréis volver a Lisboa.

Por cierto, la alternativa más barata y rápida de coger un taxi al aeropuerto es coger la línea roja de metro. Adivinad qué es lo mejor de coger el metro para ir al aeropuerto: no tenéis que preocuparos de quedaros atrapados en un atasco ni perder vuestro vuelo.

Algunos consejos para un viaje inolvidable

El primer consejo y el más importante: preparaos para las empinadas colinas, quiero decir colinas muy muy empinadas. La parte de Lisboa donde están las cosas más importantes, está situada en varias colinas. De verdad, la colina que va desde Baixa-Chiado hasta Bairro Alto es tan empinada que yo me tuve que parar varias veces antes de llegar arriba porque estaba agotada.

Después de subir varias veces la colina, cogí resistencia y ya no me costaba tanto. Pero, espera... hay un tranvía que sube y baja de la colina por si no queréis hacerlo por vuestra cuenta. El problema es que el tranvía es muy famoso y va siempre lleno de gente y problema número dos: es bastante caro. Así que compraos unos zapatos cómodos para caminar y ¡a por ello! Después de andar tanto ya no os sentiréis mal por comeros todos los pasteles.

Sed pacientes. Parece que el eslogan de la ciudad de Lisboa es "tómatelo con calma", algo que es evidente en la lentitud del servicio. No seáis impacientes y no os enfadéis. Estáis de vacaciones y así es como funciona la vida de Portugal.

Los usuarios de los transportes públicos suelen ser la diana de los carteristas. Los lugares donde suele ocurrir más es en los tranvías del centro de la ciudad. Este problema se repite tanto que en los tranvías ya hay carteles donde avisan que no descuides tus pertenencias. Cuando viajo, suelo llevar los objetos de valor en una riñonera y las cosas sin valor en una bandolera, como las gafas de sol o la botella de agua.

Que no os extrañe ver bolsas de basura apiladas en las entradas de los edificios, es algo muy común en Lisboa, ya que la basura se recoge de los portales de las casas. Cuando me mudé a Lisboa, esto me chocó mucho, ya que en mi país hacer eso se consideraría contaminación.

No todo el mundo en Portugal habla inglés. De hecho, es muy común que si preguntáis algo en inglés a alguien por la calle, a un camarero de un bar o en una tienda, se os queden mirando con cara de póquer, sin entender lo que habéis dicho o que os respondan en portugués. Por eso, es buena idea aprender las frases básicas en portugués.

Lo gracioso era que cuando yo intentaba aprender portugués y pedía comida o algo de beber, los camareros me respondían o me preguntaban en inglés, aunque en un inglés chapurreado. Sí que es posible arreglárselas hablando inglés, pero la gente apreciará que habléis algo de portugués.

Lo último y no por ello menos importante: ¡divertíos mucho! Lisboa es una ciudad mágica y estoy segura que os enamorará.

Una pequeña conclusión

Creo que todos hemos oído alguna vez a alguien diciendo que se ha enamorado de la ciudad de París. Antes de venir a Lisboa, pensaba que eso era muy cursi. Me refiero a que alguien diga que se ha enamorado de una ciudad. Cuando fui a París no me impresionó en absoluto.

Pero, el primer día que llegué a Lisboa supe que podría pasar el resto de mi vida aquí y que nunca me cansaría de esta increíble ciudad. Desde que hice mi Erasmus en Lisboa hace ya cinco años, he vuelto a visitar la ciudad once veces más. Así que creía que os tenía que decir lo maravilloso que es este lugar.


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