Llegada a Gante
Llevo ya algo más de una semana en Gante; llegué, junto a otras dos personas más que me acompañaron, tres días antes de poder ocupar la habitación en la residencia, así que ya estoy en disposición de poder facilitaros algo más de información.
Los días previos al viaje fueron bastante agobiantes, tanto, que acabé haciendo una lista de cosas para no olvidarme de nada. Os recomiendo que hagáis lo mismo, os tomés con calma el tema del equipaje y no os dejéis llevar por los nervios. Si no os olvidáis el Learning Agreement y la TSE (Tarjeta Sanitaria Europea), ya lleváis lo imprescindible.
Decidí venir a Gante antes porque no me apetecía instalarme sin estar al menos algo familiarizada con la ciudad. Durante esos tres días nos alojamos en un hotel a cinco minutos del centro: el Hotel Flandria, absolutamente recomendable, que incluía el desayuno y salía bastante bien de precio contratando la habitación a través de su página web. Es un hotel sencillo, lo que yo llamo "básico" pero está muy limpio y el personal es muy agradable; en el desayuno echamos en falta algún dulce pero, realmente, por el precio que pagamos está muy bien: distintos tipos de pan, mantequilla, mermelada, crema de cacao, algún embutido, huevos cocidos, cereales, leche, té y café. Solo le encontré un inconveniente al hotel y es que no tiene ascensor; por lo demás, perfecto. En cualquier caso, nos ayudaron a subir las maletas a la segunda planta que es donde estaba nuestra habitación triple así que no debería quejarme.
La reserva de este hotel se hace por internet pero no cargan el importe hasta la llegada; se paga allí directamente.
Una parte de nuestra habitación en el Hotel Flandria
Volamos al aeropuerto de Charleroi Bruselas Sur, desde Madrid, y allí tomamos un autobús de la compañía Flibco que nos dejó en la estación de Sint-Pieters (en Gante). El trayecto dura algo menos de una hora y media y nos costó tan solo cinco euros a cada uno. Una vez en la estación decidimos coger un taxi para trasladarnos al hotel, pues llovía a cántaros y, además, al ser tres personas, nos traía más cuenta; pagamos casi doce euros en total, lo cual tampoco nos pareció un precio exagerado. Aunque la entrada en el hotel es a partir de las 15:00 horas, y nosotros llegamos sobre las 13:30, fueron sumamente amables y nos permitieron la entrada en ese mismo momento. En el hotel nos proporcionaron un mapa de la ciudad y una pequeña guía en español, así que, no tardamos ni diez minutos en comenzar a recorrer las calles que iban a impregnar la retina de mis ojos durante los próximos meses.
Mapa mostrando la situación del hotel (arriba a la derecha) y parte del casco histórico
Primeras impresiones de Gante
Este lugar me gusta. Además de todo lo que ofrece, algunas calles me recuerdan a determinados barrios de ciertas ciudades holandesas.
Hay mucho ambiente en las calles, un montón de lugares en los que tomar algo, gente amable, preciosa arquitectura, gofres riquísimos y patatas fritas exquisitas. Todavía no me he metido con el chocolate pero el tema de la cerveza lo tengo ya casi dominado.
Gante es una ciudad pequeña, lo que posibilita conocerla a pie; y a mí, que me encanta caminar, ya me ha conquistado. Hay bicicletas, sí, pero no tantas como esperaba; quizás cuando empiece el curso el uso de bicis se cuadruplica. Por otra parte, tampoco considero que una bicicleta sea necesaria en una ciudad como esta, al menos para estancias relativamente cortas como va a ser la mía: un cuatrimestre no da para mucho y quiero aprovechar el tiempo al máximo también recorriendo otras ciudades.
Me vuelve a llamar la atención, al igual que ya me pasara en Amsterdam, algo como son los distintos tipos de bicicletas que pueden verse por la calle: desde bici-carritos para llevar a dos o tres niños hasta otras chulísimas y de lo más versátiles en las que pedalean dos y montan cuatro. Yo creo que ya solo me falta por ver la bicicleta-autobús, estoy más que convencida de que existe.
Una última apreciación: Gante me parece una ciudad bastante cara; pero bueno, quizás un poco en línea con otras ciudades europeas.
Iglesia de San Nicolás desde la parte posterior
Calles comerciales en Gante
Todavía estoy descubriendo la ciudad pero hay dos calles imprescindibles para hacer compras y a las dos se llega con facilidad desde Korenmarkt (esta plaza está justo al lado del precioso Puente de San Miguel): una es Veldstraat y la otra es Langemunt (en esta última hay un Primark). También he visto un pequeño centro comercial en Woodrow Wilsonplein que aún tengo que explorar.
Y, por supuesto, hay un Ikea; está un poco alejado del centro pero, creedme, es casi seguro que tengáis que hacer algunas compras allí. En la siguiente entrada del blog os contaré lo que yo he comprado.
En cuanto a comida, a unos minutos de la residencia hay un supermercado con precios más o menos razonables: Albert Heijn, en Overpoortstraat.También se puede hacer una tarjeta a fin de conseguir los descuentos o productos que promocionan cada semana. El supermercado pertenece a una cadena y hay varios de ellos en Gante. Sin embargo, le encuentro un pequeño inconveniente y es que solo admiten pagos en efectivo. Tengo pendiente de ir a otros supermercados como el Lidl, en Fratersplein, o el Aldi, en Brusselsesteenweg. También me han hablado algunos compañeros de unos supermercados que se llaman Proxy, así que será cuestión de acercarse y empezar a comparar condiciones y precios.
El transporte en Gante
Tanto los autobuses como los tranvías y los trenes funcionan muy bien. Toda la información necesaria para planificar todo tipo de trayectos y viajes, tanto para desplazarse entre dos puntos dentro de Gante como para ir desde allí a cualquier otra ciudad la encontraréis en esta página.
Os comento un par de cosas que me parecen importantes sobre el transporte: por un lado, los billetes siempre hay que validarlos en las máquinas destinadas a ese fin y, por otro, los tickets salen más económicos comprándolos en los kioskos de la compañía operadora (Lijn) que si lo hacemos directamente en el autobús o en el tranvía. También venden tickets y pases por anticipado en algunas estaciones de servicio, hoteles y supermercados (siempre mejor comprarlos antes que cuando subamos al vehículo).
En cuanto a los precios para utilizar los autobuses y los tranvías, un billete sencillo cuesta 3 euros mientras que si se trata de un pase para utilizar durante tres días completos, por ejemplo, cuesta 6 euros. Pero existe también una tarjeta de 10 viajes cuyo precio es de 15 euros.
También hay tickets para grupos de 5 o más personas: cuestan 1,20 euros por persona y tienen un periodo de validez de una hora. Lo que todavía no he averiguado es si estos billetes serían válidos para regresar en los autobuses nocturnos pues, mostrando el ticket de ida, el de regreso es gratuito (solo en los servicios nocturnos, desde las 23.00 horas hasta la 1:00 de la madrugada).
En relación a los trenes, hay un bono denominado “Go pass 10” que, siendo menor de 26 años, tiene un precio de 52 euros y permite realizar diez viajes a cualquier destino dentro de Bélgica. Este pase tiene una validez de una semana y hay que rellenarlo, en cada viaje, con el día de la semana, el punto de partida y destino y la fecha. La ventaja que tiene este pase es que no es personal, lo pueden usar, por ejemplo, cinco personas, para un viaje de ida y vuelta. Pero también hay que considerar que, en fin de semana (desde el viernes a las siete de la tarde hasta el domingo), el precio de los billetes se reduce a la mitad, así que es conveniente revisar los precios antes para ver qué resulta más económico.
Un gofre con Nutella
Galería de fotos
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)