La parte de viajar que no todos cuentan: aprender nuevas habilidades
Cuando volví a Argentina después de dos años viviendo de intercambio en Estados Unidos me di cuenta de que había aprendido en ese viaje mucho más de lo que pensaba. No solo mejoré muchísimo mi inglés, obtuve un certificado TESOL para poder dar clases y viajé por todo Estados Unidos, sino que además aprendí algo muy importante que no aprendemos en ningún libro: a ser independiente, flexible, adaptable y resolutiva.
Todas estas habilidades tan importantes fueron después clave para mi vida profesional pero fue en mi experiencia en Rio de Janeiro donde pude realmente poner en práctica el proceso de animarme a lo desconocido y esforzarme por hacer mi trabajo bien en un idioma que no sabía aún hablar.
En Julio de 2016, después de un año viviendo de nuevo en mi natal Buenos Aires, decidí aventurarme a la vida carioca en Rio de Janeiro. Llegué para los Juegos Olímpicos sin idea de qué iba a hacer, sin ningún contacto en la ciudad y sin poder tampoco hablar el idioma. Hubieron muchos desafíos pero uno de los más grandes fue comenzar a trabajar... en portugués.
Si bien tenía mi trabajo como tutora de inglés en diferentes empresas, el costo de vida en Rio puede ser elevado así que trabajaba también en la recepción de un hostel. Cuando fui a la entrevista admití que no tenía experiencia previa en el área y que no hablaba portugués. Y, por suerte, la dueña estaba decidida a tener la paciencia requerida para soportar los mil errores que yo hacía cada día hasta que me adquirí todas las habilidades necesarias para mi trabajo.
Pero lo más importante es darnos cuenta de que a veces hace falta tomar el riesgo y animarse a admitir que no tenemos conocimiento en algo para poder desarrollar esas nuevas habilidades. Y no fue nada fácil: al principio me sentía una completa inútil.
Y ese nuevo capítulo que arrancó con muchos desafíos se convirtió en los mejores momentos de mi estadía en Brasil. Tengo tantas anécdotas y buenos recuerdos de ese hostel que realmente se convirtió en mi casa. A veces me agotaba, a veces lidiar con los huéspedes o las dueñas era estresante, pero aprendí mucho.
Pasé de hablar pésimo portuñol a tener una conversación fluida en portugués. Me sentía orgullosa de haber perdido el miedo a atender el teléfono y hasta me sorprendía de ser ahora la que hacía las llamadas.
Llegué a una ciudad sin nada y me fui con todo: amigos, nuevas habilidades, muchas historias, increíbles amaneceres y atardeceres, amores, desamores y cientos de contactos que me brindaron mucha ayuda cuando más lo necesité.
Rio es un capítulo muy importante de mi vida porque me ayudó a aprender muchas cosas de mí misma y a superarme de maneras que creía imposible. Tuve miedo, tristeza y enojo, pero me fui con el corazón lleno de amor y satisfacción. Porque es así: va a costar, va a requerir paciencia y mucha. Pero si lográs superar todo eso vas a sentir que el sol brilla más fuerte que nunca.
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