Budapest | El gran tour [part 2]
Después del descanso para comer en Baotiful llegó el momento de visitar el Parlamento. Ya eran las 3 p. m. y el problema era que, poco a poco, estaba oscureciendo y no quería perder la oportunidad de usar mi cámara analógica.
El Parlamento de Budapest
De camino hacia la joya de Hungría nos detuvimos un momento en la plaza circular Szabadzag a hacer algunas fotos, porque tenía una arquitectura muy interesante. Allí se puede ver el edificio más grande de Budapest y de Hungría a lo largo de toda la calle Vecszey. Mientras nos dirigíamos hacia la plaza Lajos Kossuth, donde se encuentra el Parlamento, pasamos por un pequeño puente que había en la calle, algo popular para los turistas.
¡Y allí estábamos! La plaza Lajos Kossuth es realmente enorme, espaciosa y bastante "limpia". Lo primero que se ve y que suele atraer la atención es, por supuesto, el Parlamento, que tiene un aspecto maravilloso. Tiene un estilo neo-gótico y renacentista, con sus picos y sus ventanas altas con una bóveda en el centro. El techo tiene un color marrón sangriento (o similar al de algunas bayas) que le da el aspecto de una tarta cuando se ve de lejos (como suelen decir de broma los lugareños). El Parlamento está construido justo en la ribera del Danubio, lo único que lo separa del río es un carril para coches y un paseo peatonal. Al otro lado del río está el castillo de Buda.
Al parecer la plaza ha sido restaurada porque los bloques de edificios tenían un aspecto nuevo y acabo de ver en Google Maps que se transformó en una zona de construcción así que debió ser eso. También hay mucho espacio, puede que 100 metros entre el Parlamento y los demás edificios, lo que lo convierte en el centro de atención.
Al rededor de la plaza hay un carril de tranvía junto a la zona peatonal y el carril bici así que debe ser muy sencillo, para la gente que usa el transporte público, llegar al Parlamento. En Croacia no tenemos algo así porque nuestro Parlamento está en una colina y algo alejado del tranvía; y es mucho más pequeño así que no llama la atención.
Por supuesto, hay dos soldados parados firmemente delante de la entrada, algo similar a los que hay en el palacio de Buckingham. No se mueven ni te prestan atención. Detrás de ellos hay una especie de piscina pero en aquel momento no tenía agua.
Tienda culinaria con comida internacional
Después de ver el Parlamento, mi amiga me dijo que había una tienda genial de comida, dulces y bebidas de todo el mundo y que podría resultar interesante hacerle una visita. ¿Por qué no? Esta tienda está en la calle Marko, a 5 minutos de la entrada del Parlamento.
Cuando entras es probable que lo primero que notes sea la gran cantidad de chocolate que hay por todas partes, con unos envoltorios geniales. No había visto algo así nunca antes; comparado, por ejemplo, con Croacia no es de esperar ver experimentos con los diseños de los envoltorios. Aquí era al contrario, y, como era de esperar, los precios eran mucho más altos. Me sentí tentado a comprar algunos por su aspecto pero al final me compré una Coca-Cola con sabor a vainilla. Olía bien.
No se trata solo del chocolate y los dulces, también hay bebidas, verduras, pasta, productos lácteos y todo lo que puedas encontrar en otros mercados, solo que aquí, en pequeñas cantidades y mucho más caro.
Después de comprar decidimos volver a casa pero aprovechando para visitar algún que otro sitio por el camino.
El ambiente navideño por la tarde y la tienda Tiger
Ahora llega una parte que tengo un poco borrosa y, por desgracia, he olvidado algunos de los nombres de los productos (chocolates) que compramos, pero aún hay un par de cosas interesantes que mencionar.
Pusimos rumbo al sur durante 3 km hasta que cogimos el tranvía enfrente de MarKet Hall y el puente Liberty (¡allí hay algo "liberty" en cada esquina! ). No recuerdo mucho, excepto beber esa Coca-Cola, hasta que llegamos al parque con la Gran Noria. Eso quería decir que también estábamos en la plaza Deak con la Basílica de St. Stephen. Pasamos por la enorme noria y fuimos a la izquierda en la plaza Elizabeth hasta la plaza Vörösmarty donde había un montón de puestos que vendían bebidas, comida, ropa y otros souvenires. Este era un lugar muy alegre, no muy grande pero lo suficiente para albergar a cientos de personas. Desde ahí nuestro siguiente destino (y recomendación) era la tienda danesa Tiger.
Está en la calle Vaci y parece un pequeño IKEA. Es la tienda con un diseño sencillo y con precios muy asequibles. Tiene dos plantas y puedes comprar cosas para el jardín, herramientas, cosas para la cocina, juegos educativos para niños y, mi favorito, equipamiento para artistas, diseñadores, ilustradores... por 2-5 € puedes encontrar cuadernos de bocetos, acuarelas, rotuladores y montones de cosas que no suelo mencionar. Compré unas acuarelas que tenían un aspecto muy sofisticado por 3 €. Si quieres comprar un regalo para niños y que al mismo tiempo experimenten y aprendan, recomiendo encarecidamente visitar este sitio. Todo el mundo puede encontrar algo ahí dentro.
Después de salir de esa tienda caminamos un poco más por la calle y vimos algunas tiendas de suvenires. Mi corazón ya no podía ignorarlas más así que paramos para comprar un par de imanes.
El bar Leves y las sopas
Mi amiga me recomendó ir al Bar Leves, un restaurante de comida para llevar, donde puedes probar unas sopas calientes y deliciosas. ¡Allá vamos!
Llegamos a la avenida del puente Liberty, el City Market Hall y el Corvinus Uni, allí había también una estación de tranvía. Solo tardamos una parada, en realidad podríamos haber caminado 5 minutos más pero, ¿qué más da?
Allí pedimos dos sopas para cada uno por un precio bastante normal. Olía realmente bien pero quedamos en no probarlas hasta llegar a casa. Para mi sorpresa, una era rosa y tenía un sabor dulce. No estaba acostumbrado a este tipo de sopa pero no estaba nada mal, era algo así como un yogur jugoso. Puedes encontrar más información sobre el restaurante en su página de Facebook.
Después de unas cuantas paradas de tranvía llegamos a casa e hicimos un descanso de 2 horas porque mi colega tenía que terminar algo, luego cenamos y jugamos un poco a la PS4; después de eso estábamos listos para seguir. Después de todo, habíamos estado caminando durante casi 7 horas y casi 12 km.
Szimpla Kert y lángos
Lo último que visitamos aquella tarde fue ese agradable bar y un lugar para comer y puede que para probar el lángos.
Szimpla kert es un bar muy chulo y también un club en el 14 de la calle Kazinczy (y en esta calle se pueden encontrar un montón de bares y sitios de comida rápida). Al parecer esa calle es uno de los lugares más populares de Budapest, según mi amiga, y este bar estaba lleno de gente. Además, allí hay un montón de extranjeros que han encontrado ese lugar, nosotros estábamos dentro de ese grupo.
Está en dos de las plantas de un antiguo edificio abandonado pero por dentro recobra la vida con un montón de cosas retro. En el techo hay colgadas bicicletas y luces de colores. Hay también un montón de salas sin puertas, solo hay que pasar por el hueco. Si se llena demasiado y es difícil encontrar un sitio, también hay espacio en la barra.
Después de tomarnos algo queríamos encontrar un lugar para comer y acabamos en un sitio de la misma calle con varios puestos que servían comida rápida. Allí probé mi primer lángos, que estaba realmente bueno. Lo echo de menos.
Como ya era medianoche nos fuimos a casa. Mi última noche en Budapest se había acabado.
El último bar y de vuelta a casa
Mi autobús salía a las 11. 30 a. m. así que tenía tiempo para ir a un bar más. Como era domingo muchos estaban cerrados; pero fuimos a Corvin Mozi o Cinema y encontramos un bar abierto. Después de una hora cogimos el metro para ir a la estación de autobuses.
Una vez más, me encontré con el escenario de mucha gente sin hogar tumbados en el suelo. Mi autobús RegJet amarillo estaba allí esperando. Llegó el momento de decir "hasta la próxima" y, después de mostrar mi carné subí al autobús. Hice trasbordo en Bratislava. Allí estaba la misma chica/estudiante sirviendo a los pasajeros así que volví a pedir un chocolate caliente (y ella se acordó de haberme visto dos días antes) y disfruté de una hora escuchando la radio hasta volver a casa.
De vuelta a Viena, en la terminal de la estación de autobuses, faltaba poco para anochecer. Me subí al U-bahn y pronto ya estaba en casa.
Quiero dar las gracias, en primer lugar, a mi amiga por el gran tour y por ser una estupenda anfitriona así como su amiga en casa. Y también a la gente que conocí el viernes. Lo pasé realmente bien en Budapest y, desde luego, vale la pena visitarlo.
¡Gracias por leer!
Galería de fotos
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