5 ideas para comer bien y barato en Italia!

5 ideas para comer bien y barato en Italia!

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Viajar puede ser muy barato si hacemos una programación y pensamos en dónde queremos gastar la mayor parte de nuestro presupuesto, para no quedarnos atrapados en la necesidad del momento y terminar gastando más de lo que nos gustaría. Italia sigue siendo un país relativamente grande y, por supuesto, las realidades varían de una ciudad a otra, más aún en Italia, donde los habitantes están extremadamente apegados a su ciudad por razones históricas. Sin embargo, creo que he viajado lo suficiente como para tener una visión relativamente completa de lo que es la realidad del turismo en este país y ahora me siento preparada para dar mi opinión sobre estos asuntos.

Cuando viajo, trato de saber qué tipo de gastos tendré para poder predecir cuánto me costara el viaje. Empecé a darme cuenta de que algunas vías no serían posibles si no quería que la comida fuera mi principal gasto - lo que es bastante fácil en Italia -. Tenía que tomar medidas incluso antes de poner un pie fuera de casa.

1 - Hacer comida para llevar

Justo antes de partir hacia mi primer gran viaje por Italia, - dos semanas - justo al principio del año escolar, en septiembre, compré una pequeña lanchera azul en la tienda de Tiger.

Fue una de las mejores ideas que tuve, ya que se convierte en un objeto multiuso: en una caja de plástico para guardar comida en la nevera una vez en casa, o incluso en una lanchera para llevar a la universidad, así que nunca es una inversión en vano. Cabe en cualquier lugar y es preferible a los que ya llevan cubiertos incorporados. Las lancheras están disponibles en innumerables tiendas, en diversos tamaños y colores, así que no hay excusa para no encontrar el ideal. El que compré en Tiger me costó 3 euros y debo decir que valió la pena cada céntimo que pagué. Simplemente ten en cuenta a la hora de elegir un modelo que este sea hermético y no deje que los líquidos se salgan y mojen el resto del contenido de las bolsas.

La elaboración de las lancheras permite ir comprando comida a medida que es necesario en los supermercados y comer de una manera más saludable, ya que es más fácil incorporar verduras y frutas frescas sin tener que llevarlas a la espalda todo el tiempo. Mi propia experiencia me dice que siempre es buena idea salir con algunas latas (verduras y/o ensaladas, atún quienes les guste, por ejemplo) para alguna situación imprevista en la que haga falta comer.

Hacer lancheras permite hacer comidas de entre 1-3 euros, que comparado con una comida en un restaurante supone menos de un tercio, sin mencionar que hay mucha más variedad y se puede guardar lo que sobra para la siguiente comida. Estas se pueden lavar en cualquier fuente pública con agua potable y, una vez vacías, están ligeras. Pues no hay excusa para no llevar una con vosotros.

Otro aspecto positivo de las lancheras es que puedes abrirlas y comerlas en cualquier lugar, con los más bellos paisajes. Yo puedo decir que ya he comido en las Termas de Caracalla y cenado en los bancos de la Plaza de San Pedro en Roma.

2 - Incluir bocadillos en la mochila de viajes

¡Esta es otra idea muy útil! No son sólo las comidas principales las que influyen en el presupuesto, a veces ese hambre repentina que nos entra en medio de la tarde, termina con un pastel o algo caro en un caro café de una zona turística. Para ahorrarte el dinero y el tiempo invertido - ya que hacer una pausa para comprar comida, roba tiempo para seguir descubriendo mundo - no hay nada como incluir, antes de salir de casa, algunos bocadillos prácticos con el fin de evitar los bocadillos caros comprados en el último minuto.

Mi preferencia son las barritas de cereales, las galletas para el desayuno que ya vienen en paquetes pequeños y los frutos secos que duran y no se aplastan en las bolsas, como las manzanas, peras y clementinas - que también se mantienen bastante bien. Para tener algo que me aporte energía, suelo llevar una bolsa de nueces.

Así que nunca pago por los desayunos o tentempiés entre comidas. Para dos o tres días de viaje, se puede llevar todo de casa y comprar todo en el supermercado por adelantado. Para viajes más largos, no hay nada como comprar lo que necesites en los supermercados locales, especialmente los de la zona, que seguro que tienen precios mucho más bajos que el resto.

¡Al final el ahorro en comida será enorme! En cuanto a los líquidos, no hay nada como una cantimplora con agua que quepa en el bolsillo lateral de la mochila, que nos permita hidratarnos durante el día. Para el desayuno se puede compartir un cartón de leche y para por la noche podéis llevar alguna cerveza.

3 - Comprar comida para llevar

En Italia, especialmente en el sur, hay muchos puestos de comida, frente a la calle, llenos de opciones - incluso vegetarianas - como pizza, calzones, paninni (sándwiches), mini pizzas, etc. En fin, todo lo que tenga pan, tomate y queso... ¡es una broma! Por ejemplo, en Nápoles, cuando visité la ciudad en septiembre del año pasado, siempre me resultaba fácil encontrar trozos de pizza gigantescos -de pimienta- por unos 1,50€ o 1,30€, que servían perfectamente como cena.

También hay que tener en cuenta que será difícil encontrar ensaladas u opciones más saludables. Estaría bien alternar entre la comida de restaurantes y las lancheras, para poder mantener un equilibrio entre comidas ligeras y completas, que sean suficientes para mantener el esfuerzo físico necesario para los paseos y las visitas.

Comprar comida para llevar también da libertad en cuanto a la hora de la comida. Basta con sacar la bolsa con la comida que compraste y cómersela en el momento en que tengas hambre y/o cuando tengas un momento para ello: cuando cuadre en alguna visita o cuando finalmente encuentres un lugar tranquilo y soleado para ello.

En ciudades más grandes y turísticas como Florencia, por ejemplo, una porción de pizza, la mitad de la que te comentaba en Nápoles, cuesta unos 2,5€ /3€. Hay que evitar los puestos que se encuentran en las calles más conocidas o en zonas de gran tráfico turístico, porque los precios siempre serán más altos para exactamente los mismos productos. Además, esos sitios siempre serán más ruidosos y concurridos.

4 - Evitar usar los supermercados locales

Los supermercados locales no son siempre una buena opción. La mayoría de las ciudades italianas son pequeñas e intrincadas y, por lo tanto, en los centros urbanos suelen haber tiendas locales con precios competitivos.

Escoger las grandes cadenas es siempre la mejor opción, para evitar los precios de las tiendas más pequeñas de barrio. Los supermercados de las grandes cadenas presentes en Italia como, por ejemplo, Pam, Conad, Coop... tienen muchos enlatados como ensaladas. También tienen pizzas y paninnis por precios mucho más bajos que en las cafeterías y restaurantes de la calle.

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5 - Ir a restaurantes tradicionales

En caso de que quieras gastar un poco más, siempre impongo dos reglas: pregunta sobre los lugares en los que se come bien y a buen precio y prueba algo tradicional. Como es para gastar un poco más, no hay nada como tener una experiencia auténtica y genuina a cambio. La gente suele aconsejar sitios que no vienen en internet ni en las guías de información turística, basándose simplemente en sus buenas experiencias. Es una oportunidad para probar comida típicamente italiana a buen precio.

Siempre que preguntaba por buenos sitios en los que comer, siendo aconsejado por los habitantes del país, salía super satisfecha. Siempre probé platos específicos de la zona en lugar de lo típico como pizzas y pastas. Conocí a gente local que siempre me explicaba lo que contenían los platos y los contextualizaba en la historia local. Estas son siempre experiencias que terminan con risas y felicidad, porque los italianos tienden a ser muy buenos anfitriones - no es la primera vez que me ofrecen un postre o un vino como detalle.

Para probar algo tradicional, primero hay que investigar en casa cuáles son las particularidades de la gastronomía local. Una vez hecha esa lista, puedes iniciar conversación sobre el tema con el guía del Free Tour, con el recepcionista del hotel, con el fin de obtener más información. Después puedes sopesar todas las opciones y comparar precios.

Por ejemplo, en mi último viaje a Florencia, hice una lista de platos típicos que me gustaría probar, entre los cuales el Lampredotto - tripa de ternera tradicionalmente hervida y condimentada, servida con un poco de pan y una salsa picante. Cuando se lo conté al recepcionista, se sorprendió de que yo supiera el nombre del plato y pronto me indicó en el mapa dónde podría ir a probarlo. Opté por ir al mercado municipal. El chico me indicó dónde estaba y mencionó que era barato. Fue una experiencia excelente: el plato estaba muy bien condimentado y no era demasiado caro (5€). Sentí que estaba teniendo una experiencia genuina y que no estaba afectando mucho a mi presupuesto de viaje.


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