Mi experiencia Erasmus en Polonia

La primera vez que llegué a Wroclaw (Breslavia) había helado. El invierno polaco es duro y frío, por lo que necesitamos una o dos semanas para adaptarnos a la nueva climatología. Mientras tanto, conseguimos encontrar piso y descubrimos cómo desenvolvernos por la ciudad y, por supuesto, en nuestra nueva universidad. El no saber el polaco no era un problema, gracias a que todo el mundo sabe inglés bastante bien. Cuando terminó el periodo de adaptación, tuvimos algo de tiempo para conocer la ciudad. Las primeras semanas las aprovechamos para conocer bares, zonas estudiantiles y hacer viajes y quedadas que nos ayudaron a socializar más rápido y conocer gente nueva. Las chicas eran muy majas y muy amigables. La mayoría de las fiestas que hacíamos en nuestra residencia de estudiantes o en los pisos se alargaban hasta el amanecer. La comida era deliciosa y la historia de la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial me impresionó. Pasé la mayor parte de esos 6 meses de fiesta, las clases se daban en polaco así que pude pasarlo un poco por alto. Ojalá pudiera repetir esta experiencia. Breslavia es una ciudad estratégica situada en el centro de Europa, muy bien conectada con todos los principales enclaves de Europa. Durante el Erasmus, viví en una residencia, lo que me ayudó a conocer a un montón de gente procedente de una gran variedad de países, lo que permitió viajar por toda Europa. Además, la ciudad era bastante pequeña y cuenta con un buen sistema de transporte, aparte de los eventos culturales que se organizan cada semana. Durante este tiempo, he tenido muchas oportunidades para poner a prueba mi carácter que me han permitido darme cuenta que soy una persona fuerte y con confianza, y esto es gracias a mi experiencia Erasmus. El hecho de vivir en Gales y tener que adaptarme a nuevas costumbres fue una experiencia brutal, en sentido positivo. Después de eso, supe que no tenía límites. Me hizo crecer y me volví una persona mucho más fuerte, más lista y más tolerante. Después de esta experiencia, no me asusta ningún reto porque ahora sé que lo voy a conseguir, sin importar lo que me cueste. Sé que voy a ser capaz de esforzarme al máximo para poder conseguirlo. He desarrollado una fortaleza y una autoestima que es difícil conseguir a esta edad de cualquier otra experiencia.

Gracias al programa Erasmus, he podido salir de mi zona de confort y me ha ayudado a desarrollarme en todos los ámbitos.