Schönbrunn en todo su esplendor

Hace tan solo unos meses, la ciudad de Viena era todavía desconocida para mí. Desde su cultura tan abierta a su variada gastronomía. Sin embargo, a pesar de mi desconocimiento, es una de las ciudades más bonitas de Europa, si queréis mi opinión. La ciudad consigue reflejar toda su historia en la arquitectura de sus edificios, pero, sobre todo, en su particular manera de conservar su pasado, hasta el mínimo detalle de él. Muestra de ello es la conocidísima catedral de Stephansdom y su historia.

La reputación de esta ciudad se ve enriquecida por sus numerosos sabios, inventores, filósofos, músicos, profesores, doctores… Yo no podía hacer otra cosa además de asombrarme ante tanta sabiduría y descubrimientos. No aburriré citando muchos ejemplos, pero seguro que habéis escuchado hablar de celebridades austríacas como Amadeus Mozart, Sigmund Freud, Otto Wagner o también Nietzsche.

Personalmente, yo nunca me había interesado realmente por la historia, pero después de visitar Schönbrunn, el palacio imperial de Élisabeth de Wittelsbach alias Sisi, no he podido resistirme a querer saber más. Este lugar está repleto de secretos y podía imaginarme las increíbles historias que habrían podido haber tenido lugar entre estos parajes. Amores defendidos, luchas, muertes o enormes decisiones que quedarán grabadas para siempre en nuestra historia.

He tenido la oportunidad de haber visto en primera persona la small Gloriette o la pequeña Gloriette en la cima de una pequeña colina. Después, Römische Ruine o las ruinas romanas las cuales están distribuidas de forma muy artística (para mi gusto). He visto también numerosas y preciosas fuentes, de entre las cuales, el mito de una de ellas cuenta que puede sellar la unión entre dos amantes por toda la eternidad si ambos se besan justo delante de ella. ¡Es una excelente noticia para las parejas de enamorados que vayan a viajar el próximo verano!

También he echado un vistazo al mágico jardín de rosas o Rosengarten en alemán. Rosas de todos los colores: amarillas, rojas y blancas, entre palabras entrañables a seres queridos que son realmente importantes. Son muchas las cosas que entran en juego para hacer de este lugar, un lugar único. Aquí, tuve una rara experiencia, con sensaciones que me llegaron muy dentro por ciertos escritos, que, aunque cierto es que algunos de ellos estaban en alemán, por ello se volvían aún más únicos a mis ojos. Este jardín alberga también una gigantesca jaula de pájaros donde antes metían palomas, y un laberinto donde seguramente no querríamos perdernos.

Por supuesto, no podría omitir de hablaros del Palmenhaus ni tampoco del invernadero de palmeras, que evidentemente os aconsejo visitar.

Por último, vi la espléndida arquitectura del palacio de Schönbrunn y de su interminable y maravilloso jardín. Millares de turistas vienen de todo el mundo para tomarse fotos, y así guardar bonitos recuerdos de este lugar. Pasando por la tienda de regalos, comprendí un poco mejor a la emperatriz, una mujer coqueta y atrevida, según tengo entendido.

Descubrí además que el nombre de Schönbrunn quería decir bonita fuente en español, y que, en el siglo XX, la Unesco otorgó al palacio de Schönbrunn el reconocimiento de patrimonio de la humanidad.

Así pues, termino este escrito hablándoos de la importancia de este icónico lugar y de su historia. Viena es una ciudad fantástica. No solo por sus numerosos festivales de verano y sus tradiciones, sino también por sus trabajos bien pagados (y consiguiente nivel de vida) y por su nivel de estudios, pues Austria se incluyen en el top 10 de los mejores países para estudiar debido a la calidad de su enseñanza.

Os invito encarecidamente a visitar la ciudad, a sorprender vuestros ojos e impregnarse de su historia, teniendo en cuenta su pasado, su desarrollo y su arquitectura que tanto reconocimiento dan a la ciudad.