Viena, música para mis oídos

Viena, Austria es una ciudad strong>recubierta de oro y llena de música y moda. Mis amigos me habían dicho que Viena era una ciudad preciosa, pero, hasta que no la vi con mis propios ojos, no entendía muy bien a qué se referían. La semana pasada hice mi primer viaje a Austria y pasé tres días y medio en Viena (¡es mi doceavo país!). Cogí un avión en Estambul con la compañía Turkish Airlines (chicos, la comida del avión estaba riquísima). Después de ir en autobús desde el aeropuerto hasta nuestro Airbnb (viajaba con mi familia, así que, esta vez nada de albergues), pude dar una vuelta por la ciudad y ver a qué se debía tanto revuelo.

En cierto modo, Viena era una ciudad de ensueño. Pero no me encontré muy cómoda, y empecé a desear haber visitado Londres o haberme quedado en Estambul. Aunque, naturalmente, pero viajar siempre merece la pena. Como dice el lema de la fundación The Shine Project: «explora el mundo, ama a su gente». Disfruté mucho visitando y explorando esta ciudad que ha tenido un papel tan importante en la historia del mundo.

Estas son algunas de las cosas que más me gustaron de Viena, y que espero que te inspiren para viajar a este maravilloso lugar.

  1. Soy de Estados Unidos, así que, para mi, los castillos son algo de otro mundo. Porque, lo más cercano que tenemos nosotros a un castillo es Biltmore. Así que, aluciné visitando Viena porque tiene un castillo. Bueno, una pequeña aclaración: Hay muchísimos castillos. Fuimos al palacio de Schonbrunn, al palacio de Belvedere, y al palacio de Hofburg, y si hubiéramos tenido más tiempo, hubiéramos ido a más castillos. Me sorprendió mucho saber que la familia imperial austriaca había sido tan importante para la historia, desde el reinado de Maria Teresa (hija de Maria Antonieta), hasta el fascinante y trágico reinado de la emperatriz Isabel «Sissi». Conforme visitábamos las cámaras imperiales de la familia real y veíamos los recuerdos y artefactos de sus vidas, iba siendo más consciente de que no era ficción; estas personas habían sido reales. También habían andado por estos pasillos. También habían admirado los preciosos jardines. Y desde hace mucho tiempo, las paredes de estos palacios no solo habían presenciado riquezas y bellezas; también habían sido el escenario de secretos, cautiverios, romance y el lugar donde habían tomado decisiones de importancia mundial. ¡Increíble!

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  2. Mientras paseábamos por Viena, vi un cartel que anunciaba una exhibición de Monet y Picasso. Me alegró mucho descubrir que se estaba celebrando en Albertina, y que el Vienna Pass incluía este museo de arte (os hablaré de esto más adelante). Las obras de arte que hay en Viena son impresionantes, y tanto en Albertina como en el palacio de Belvedere, vimos muchísimas obras de arte que hasta ese momento solo habíamos visto en libros. Además, incluso vimos un Monet (titulado «el chef») que no sabíamos que existía (lo que nos sorprendió mucho, porque somos fans de su trabajos y hemos visitado muchas de sus exhibiciones). Era una representación alegre y un poco cómica de un chef, y se ha convertido en una de nuestras obras favoritas.

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  3. Algunas veces soy un poco puntillosa a la hora de comprar entradas a los museos, pero en Viena decidimos comprar el Vienna Pass. Fue una maravillosa idea, ya que era un bono de todo incluido y nos sirvió de incentivo para visitar muchos más palacios, y también para entrar en las exhibiciones y en los lugares históricos que nos íbamos cruzando. Por ejemplo, el Vienna Pass incluía un billete de autobús gratis de ida y vuelta al palacio de Schonbrunn, también nos dió acceso a todos los jardines, al palacio, al zoo más antiguo del mundo e incluía un viaje gratis en el tren panorámico (lo que nos vino genial cuando empezó a diluviar justo después de comer). Si hubiéramos tenido que comprar las entradas individualmente, nos hubiéramos planteado si entrar a estas zonas del palacio o no, pero con este abono, nos lo pasamos genial mientras aprovechábamos todas las entradas que estaban incluidas. Más adelante en el viaje, decidimos separarnos y descansar mientras hacíamos una visita a Albertina. Nunca habríamos comprado una entrada al museo sin saber si íbamos a ver todo el museo, pero con el Vienna Pass, entramos incluso sin saber si había algo que nos interesaba. Fue una muy buena idea, nos pudimos sentar tranquilamente y disfrutar de una preciosa pintura de nenúfares de Monet y muchas obras surrealistas.

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  4. Viena tiene muchísimos espacios verdes, y nos encantaron todos los jardines que rodeaban los palacios. También nos gustó mucho salir de la ciudad y coger un autobús «hop-on hop-off» a Grinzing, donde el autobús nos llevó por colinas, con las impresionantes vistas de la ciudad y el canto de los pájaros de fondo. Cuando llegamos a nuestro destino, visitamos un antiguo monasterio y bebimos vino de sus viñas. Me gusta mucho visitar ciudades con mucha naturaleza, tanto en sus calles como en sus afueras.

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En general, me gustó mucho Viena y me alegro mucho de haber podido echar un vistazo a la forma de vida en Austria. Este viaje ha sido maravilloso, por los palacios, las zonas verdes, la escena artística y por todas las facilidades que nos ofreció el Vienna Pass.


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