El paraiso salado de Hallstatt

Segundo viaje que realizamos fuera de Viena durante este Erasmus. Y no ha decepcionado. Teníamos confianza en la compañía Erasbus para las excursiones: 50 € que incluían el transporte en autobús (4 horas ida y 4 horas de vuelta, con descansos de 30 minutos), visita guiada de una hora y media a Hallstatt, además de algún snack, un bocadillo y un zumo, del cual prefiero no recordar el sabor. Eso sí, a los nuevos no dieron un descuento de 10 € para el próximo viaje con Erasbus.

Salimos a las 8 de la mañana desde Schwedenplatz en el centro de Viena. No tuvimos ni siquiera que enseñar el código de nuestro billete para subir al autobús, simplemente nos hicieron pagar a mitad del trayecto. Aquel día era especial porque fue el primer día de nieve en Austria. Y así nos recibió Hallstatt esa mañana, cubierta de un fino manto de nieve.

El paraiso salado de Hallstatt

La vista más famosa de Hallstatt es la de la plaza central, de la cual os dejo esta foto. La primera sensación que da la ciudad es que no está bien conectada (de hecho para coger el tren hay que atravesar el lago en barco) y que es muy pequeña. ¿Entonces por qué escogimos visitar esta ciudad? Por sus minas de sal. De hecho Hallstatt en idioma antiguo quiere decir algo parecido a "lugar de sal" y se encuentra en la región de Salzkammergut, que hace referencia a la sal en alemán (Salz). De manera que, el crecimiento de Hallstatt no se entiende si no es por sus minas de sal. Existe un recorrido guiado por una de las minas, a la cual se puede acceder a través de un funicular, aunque no tuvimos tiempo para ir.

La ciudad de la sal se caracteriza también por sus estrechas callecitas. Existen normas rigurosas sobre aquello que se puede transportar por las calles y los vehículos sólo pueden aparcar a la entrada de la ciudad. Con una población de menos de 1000 habitantes, otro dato curioso de Hallstatt es que muchos de sus habitantes tienen barco, propiedad que es símbolo de su calidad de vida.

En cuanta a la educación, en Hallstatt hay sólo un colegio hasta primaria. A partir de la educación secundaria española, los niños deben coger cada día un ferry para ir a sus clases en los institutos de la ciudad más cercana. La única presencia de educación superior que existe en la ciudad es una academia que se dedica a dar lecciones de esculturas de madera y que tiene un gran prestigio. Este arte permanece reflejado en la arquitectura de las casas de la ciudad, aunque la madera no siempre ha sido una buena aliada de Hallstatt. En el siglo XVIII ocurrió un incendio en la plaza del mercado (o Marktsplatz) que devastó buena parte de la ciudad, que fue posible frenar después de varios días gracias a uno de los edificios más antiguos que se han conservado actualmente que fue construido en piedra y actualmente es un hotel. Os dejo también una foto.

El paraiso salado de Hallstatt

Otra maravilla esculpida de madera de la ciudad salada es un altar que se encuentra en la iglesia católica, elaborado a mano por los estudiantes de la academia. Dentro, en el templo descansa también un altar de estilo neogótico que tiene su historia. Originalmente fue utilizado como altar de la iglesia pero un cura expresó su miedo a que el edificio pudiese derrumbarse sobre él durante una ceremonia, dado que este va desde el suelo al techo. La petición fue escuchada para quitar el altar de ahí, pero ni Hallstatt disponía de unas condiciones adecuada en sus calles para moverlo, ni ninguna se quería encargar ni hacer responsable de ese gran gasto económico del trabajo.

El paraiso salado de Hallstatt

El paraiso salado de Hallstatt

El paraiso salado de Hallstatt

A parte de la iglesia católica, la ciudad austriaca cuenta con una iglesia protestante. Antiguamente hubo una guerra entre sus habitantes debido a las diferencias religiosas, pese a ello, al día de hoy las relaciones se basan en la cordialidad y se pueden ver familias mixtas y sacerdotes que colaboran en las actividades. En relación a esto, hay ritos religiosos, otra de las atracciones de la ciudad es el cementerio y la Casa de los huesos, que se encuentran en pleno centro (si es que Hallstatt tiene algún centro) en vez de en la periferia como viene siendo habitual. La casa de los huesos impresiona por la sensación de familiaridad con la muerte que transmite. Las calaveras están pintadas con motivos vegetales y en cada uno de ellos hay escrito el nombre del difunto, muchos de ellos unidos por familia. Se quieres que tus huesos permanezcan en este lugar tan exótico tienes que cumplir el requisito de estar censado como ciudadano de Hallstatt además de pedir algunos permisos. La última persona que hizo este procedimiento murió en el año 1997 y su cráneo está irreconocible dado que está junto a la cruz al fondo de la sala con incisivo de oro.

El paraiso salado de Hallstatt

Muchos turistas chinos van a Hallstatt cada año. Os preguntaréis qué tiene esto de especial. Resulta que hace pocos años se inauguró una copia de la ciudad en la provincia china de Huandong, en la ciudad de Luoyang. Os aconsejo que busquéis la imagen en internet, merece la pena.

En cuanto a la gastronomía no hay nada especial que no se pueda probar en cualquier otro lugar de Austria. Comimos en "Gasthof Weisses Lamm" (casa del cerdo blanco) por un precio razonable de 12 € el menú de tres platos. De primero tomamos el clásico "Frittatensuppe", que consiste en una sopa caliente con tiras de crepe (en alemán "PfannKuchen" y en austriaco "Palatschinken", (bistec empanado) de pavo con ensalada coo plato principal y un dulce sin nombre en concreto que nos recordó mucho a la "Sachertorte" (pastel de chocolate).

A las 18:45 cogimos el camino de vuelta a la ciudad que se estaba convirtiendo ya en nuestra segunda casa, Viena. Espero que os haya gustado este post y que os anime a visitar Hallstatt se tenéis la oportunidad. Hasta pronto, un saludo vienés.

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