Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Publicado por flag-es Cristina Fernández Prieto — hace 4 años

Blog: Viajes en Italia
Etiquetas: flag-it Blog Erasmus Venecia, Venecia, Italia

Cuando estás viviendo por primera vez en un país extranjero, probablemente una de las cosas que más te apetezca hacer es conocer nuevas ciudades. Al final y al cabo ¡es una experiencia irrepetible! Y si aún por encima resulta que el país en el que estás viviendo es Italia, ya no te queda otra opción. Hay demasiadas cosas que ver. Por eso, mientras estaba viviendo en Turín, los viajes formaban parte de mi día a día. O bueno, más bien de mis fines de semana, porque de lunes a viernes tenía que ir a trabajar a mis prácticas. Así fue como tuve la oportunidad de visitar ciudades del norte de Italia como Milán, Bardonecchia, Bologna, Cinque Terre, Pavía o Rívoli. Incluso puede cruzar la frontera para llegar hasta Suiza.

Uno de mis destinos fue el mismo que atrae a miles de turistas cada año: Venecia. Una amiga y yo decidimos planificar un fin de semana de visitas express: el sábado Venecia y el domingo Bologna. Creo que cada una de las ciudades merece una entrada completa, así que aquí os dejo la de la famosa ciudad de los canales, para que os sirva de adelanto a los que tengáis pensado ir. Y para los que no, que al menos os entre el gusanillo, porque ¡de verdad que merece la pena!

Para aprovechar bien el día decidimos que lo mejor y más económico sería pasar la noche viajando, ya que desde Turín a Venecia el trayecto duraba unas seis horas. Por eso, compramos billetes para un autobús que salía de nuestra ciudad a las 2 de la mañana y llegaba a Venecia sobre las 8. Lo sé ¡menuda paliza! A pesar de todo, la noche en el bus no fue desagradable y también fue una buena manera de ahorrarnos el dinero que supondría pasarla en un hotel. Sobre las 6 de la tarde salía nuestro próximo autobús a Bologna, así que nos quedaban unas 10 horas para visitar Venecia por completo. Puede que no nos diera tiempo para visitar las islas de alrededor, pero no tuvimos problema para recorrernos la isla principal.

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Foto: Gondoleros en Venecia. Fuente: Pixabay

Venecia es una ciudad situada en medio de una laguna, y que vive en sintonía con ella. Al pensar en Venecia seguro que lo primero que se te viene a la cabeza son góndolas, parejas de enamorados, hordas de turistas y puede que incluso la canción de Hombres G (“vamos juntos hasta Italia/quiero comprarme un jersey a rayas…”). Y sí, Venecia es todo eso, pero también muchas cosas más.

Lo primero que impresiona de esta ciudad es entrar en ella (al menos si vienes por carretera). Como es una isla (o un conjunto de islotes, para ser más correctos) llega un punto en que tienes que pasar por un puente rodeado de agua, lo que realmente da la impresión de que estás en un barco flotando sobre el mar.

El bus nos dejó en Tronchetto, una parada bastante alejada del centro pero dentro de la misma isla. Es importante que si vais a ir a Venecia en bus elijáis la parada de Tronchetto en vez de la Mestre (las dos disponibles en Flixbus) ya que esta última te deja mucho antes de entrar a la isla y no podrías ir andando.

Ya en la parada teníamos dos opciones: la primera era caminar y la segunda tomar uno de los famosos vapporetos (en Venecia no hay coches, así que sus habitantes están acostumbrados a coger estos barcos para desplazarse de un lugar a otro a modo de transporte público). Como acabábamos de pasar seis horas en un bus, decidimos ir andando para estirar las piernas. El trayecto hasta la entrada al interior duraba unos veinte minutos. La verdad es que la ciudad te la puedes patear en un día, a pesar de que con tantos canales, puentes y callejones no es demasiado cómoda para los transeúntes. Sin duda, los habitantes de Venecia tienen que tener sus propios barcos para moverse con total independencia y comodidad.

En cuanto atravesamos la zona de la carretera lo primero que nos llamó la atención fueron los canales. Tengo que aclarar que fuimos a Venecia en la época de las inundaciones del Acqua Alta. Sin embargo, tuvimos suerte porque justo el día que fuimos la ciudad ya no estaba inundada, si bien el agua sí que excedía de su volumen normal, pero sin llegar a salirse de los canales (por dos dedos, todo hay que decirlo). Aunque la ciudad ya no estaba completamente anegada, sí que tuvimos que mojarnos los pies alguna vez, puesto que alguna de las callejuelas seguía con algo de agua (que nos llegaba como mucho hasta los tobillos, así en realidad que no era algo de lo que tuviéramos que preocuparnos).

Como habíamos reservado un tour para nuestra llegada, nos dirigimos hasta el punto de encuentro mientras recorríamos las callejuelas menos conocidas de Venecia, para mi gusto aquellas con más encanto oculto. Estábamos rodeadas de puentes y canales, que hacían el paralelismo con una carretera y sus pasos de zebra.

Por fin llegamos a la Gallerie dell’Academia, nuestro punto de encuentro. Aunque no entramos, es un lugar que los amantes de la pintura veneciana no pueden perderse, pues se ofrece aquí la colección de obras de arte de este tipo más grande del mundo.

Al empezar el tour nuestra primera parada fue el Ponte dell’Academia. Puede que éste no sea un puente tan conocido en la ciudad como el famoso Rialto, pero es uno de los que ofrece las vistas más bonitas, y eso que en ese momento el tiempo no acompañaba demasiado. Aquí os dejo un par de fotos de las vistas desde el puente:

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Fotos: vistas desde el Ponte dell'Academia

Después de atravesarlo, la guía nos condujo hacia una torre que para sorpresa de todos, se mantenía en pie a pesar de estar sumamente inclinada. Sin embargo, nos contó que era una de las más seguras de la ciudad. También nos explicó que, al ser Venecia una ciudad construida sobre pilares de madera clavados en lodo, llegará un punto en que se acabe hundiendo definitivamente, como ya avisaron las inundaciones de Acqua Alta del último año que consiguieron sumergir la ciudad casi por completo. Se supone que el gobierno está intentando arreglarlo, pero la teoría más extendida es que al no compensarles económicamente están dejando morir a la urbe.

Tras esta advertencia, nos dirigimos hasta una tienda en la que se vendían uno de los iconos de Venecia: las máscaras. Me pareció curiosa la historia de la máscara de médico, la típica que viene a la imaginación en cuanto se piensa en una clásica máscara veneciana (blanca y con una larguísima especie de pico a modo de nariz). Resulta que durante la época en la que la ciudad fue asolada por la peste, los médicos se ponían estas máscaras para tratar a los pacientes, ya que al no tocarlos directamente evitaban el riesgo de contagiarse. Aun así, fueron miles las de personas que sucumbieron a esta epidemia.

Nuestro camino prosiguió hasta llegar al famoso Teatro Fenice, con el legendario fénix que le da nombre presidiendo el edificio. Al observar su maravillosa fachada, nos explicaron que era en realidad una de las construcciones más nuevas de toda Venecia, ya que se había restaurado hacía pocos años. La mayoría de la ciudad no es tan vieja como aparenta, ya que al estar restaurados la mayoría de sus edificios son más nuevos de lo que parece, así que muchos (y nunca mejor dicho) son todo fachada.

Al dejar la tienda atrás y atravesar varias callejuelas llegamos por fin a uno de los centros turísticos más importantes del mundo: la Piazza San Marcos.

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Foto: Piazza San Marcos. Fuente: Pixabay

Lo primero que impresiona al entrar en la plaza es el gran Campanile de San Marcos, y detrás de él la preciosa Basílica de San Marcos. Como curiosidad, en Italia los campanarios suelen estar construidos bastante separados de las iglesias, al contrario de lo que es habitual. Y ¿por qué? Simplemente porque como Italia es un país donde se suelen producir terremotos, se toman precauciones para conservar su patrimonio.

Nos acercamos a la basílica, una joya bizantina, que fue mayoritariamente construida con piezas robadas. En su interior tiene placas de oro que fueron sacadas nada más y nada menos que de Santa Sofía de Estambul. Aquí os dejo una foto de la fachada más en detalle.

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Foto: detalle de la fachada de la Basilica de San Marcos

A la derecha de la basílica, en la misma plaza, se encuentra el conocido Palacio Ducal. Aunque no nos dio tiempo a entrar, dentro del edificio se pueden disfrutar obras de arte de pintores tan conocidos como Tintoretto o Tiziano, así como recorrer el interior del famoso Puente de los Suspiros. De todos modos, para ver el exterior de este último no es necesario entrar en el Palacio.

Si te encuentras observando la hermosa fachada del Palacio Ducal, probablemente habrás notado que a tu derecha hay dos grandes columnas (la de San Marco y San Teodoro) enmarcando lo que se considera la vía principal de Venecia: el Gran Canal. Pero si tomas este camino para ver las aguas más de cerca tienes que tener una precaución: no pases por en medio de las columnas, ¡da muy mala suerte!

Una vez que hayas evitado cuidadosamente pasar por en medio de estas columnas, podrás ver el Gran Canal lleno de góndolas y personas haciéndose fotos delante de él. Si consigues hacerte un hueco entre la multitud, observarás en la orilla enfrente a la tuya la Basílica Di San Giorgio Maggiore.

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Foto: Basílica de San Giorgio Maggiore

Llegados a este punto finalizamos nuestro tour, que nos llevó un total de dos horas. Así que ya que estábamos en el centro de la ciudad decidimos buscar un sitio para comer los bocadillos que nos habíamos traído de casa (de todos es sabido que, siendo Venecia una de las ciudades turísticas por excelencia, los precios de los restaurantes son bastante elevados).

Debo decir que buscar un sitio tranquilo para comer a modo camping en Venecia es bastante complicado. Como la ciudad está considerado Patrimonio de la Humanidad está prohibido sentarse en el suelo para comer como podría hacerse en otros lugares, con el riesgo de que te pongan la multa correspondiente. Así que intentad buscar uno de los escasos bancos que haya y tened mucho cuidado con las gaviotas que pueden sacaros la comida de las manos.

Después de esta pausa, decidimos visitar lo que teníamos más cerca: el exterior del Puente de los Suspiros, que conecta el Palacio Ducal con la prisión. Este romántico nombre fue acuñado por el poeta Lord Byron, pues cuenta la leyenda que los reos pasaban por este puente a la prisión, suspirando al saber que probablemente nunca volverían a ver la luz del sol.

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Foto: Puente de los Suspiros

Tras pasear un rato por la orilla del Gran Canal volvimos a la Piazza San Marco para visitar la Basílica por dentro. El interior es gratuito y además aquí puedo aportar un pequeño truco para evitar colas. Cerca de la basílica hay una consigna en donde se pueden dejar las mochilas gratis, con lo que te darán una ficha para volver a recogerlas. Si pasas por allí antes de entrar en la basílica y te diriges con decisión a la persona de seguridad enseñándole la ficha que te hayan dado, te dejará pasar sin hacer cola. Esto se debe a que entenderá que ya habías hecho la cola antes y alguien ya te habría mandado ir a dejar las cosas para volver al primer puesto de la fila, ya que está prohibido entrar al interior con mochilas. ¡A veces es bueno hacer uso de la picaresca española!

Puedo decir que el interior de la basílica es impresionante y sobrecogen sus altos arcos y cúpulas cubiertas de oro, así como sus vidrieras. Curiosamente, en ese momento todavía se notaba la huella del agua que había inundado el interior del edificio en los días anteriores. En la parte superior del edificio se encuentran el Museo, la Pala de Oro y el Tesoro, que ya son de pago.

Una vez acabada esta visita, nos dirigimos hacia otro de los imprescindibles de la ciudad: el Puente de Rialto. Aunque al principio buscamos el camino hacia allí en Google Maps, la verdad es que no nos hizo demasiado falta utilizarlo, porque por todas las calles hay señalizaciones a mano indicando tanto el camino a Rialto como a la Piazza San Marco, por lo que si estás por el centro es muy difícil perderse.

Como curiosidad, de camino hacia el puente nos paramos a observar un antiguo pozo. Dos simpáticos italianos nos explicaron cómo funcionaba y su historia sin pedírselo. Probablemente, esas dos personas fueron los dos únicos venecianos de pura cepa de la ciudad que vimos entre las miles de personas con las que nos cruzamos ese día. Se ve que cuando dicen que la ciudad está sobresaturada de turistas es por algo.

Venecia en 10 horas: qué ver en un día

Foto: Puente de Rialto. Fuente: Pixabay

Lo confirmamos cuando llegamos al puente, que estaba a rebosar de gente. Pero por suerte encontramos un hueco para deleitarnos con las vistas. Sin embargo, vale la pena ver este puente desde abajo y contemplar la belleza de su construcción. Tras atravesarlo, llegamos al también famoso Mercado Rialto.

Como ya se nos iba acabando el tiempo, nos despedimos de la ciudad tomando algo en un bar situado en una de las callejuelas de la ciudad, para sentirnos como verdaderas lugareñas. A continuación, volvimos andando a la parada de buses de Tronchetto, donde nos esperaban cuatro horas de carretera para llegar a nuestro próximo destino: Bologna.


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