Valencia en tres días: el casco histórico
¡Hola a todos, viajeros! En la entrada que vais a leer a continuación os hablo de las cosas que no os podéis perder del casco histórico de Valencia.
Valencia es una de esas ciudades que no me llamaban mucho la atención. Recuerdo haber ido antes, de pequeña, con mis padres, a visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pero entre que la memoria me fallaba, y que además no habíamos explorado mucho la ciudad, no tenía mucho interés en visitarla.
Sin embargo, cuando mi amiga Carla me invitó a pasar unos días en su casa nada más terminar los exámenes, no me lo pensé dos veces. ¿Acaso hay algo mejor que estrenar el verano cerca del mar, tomando helados valencianos? Así que cogí en el AVE pronto por la mañana, y en apenas unas horas estaba en la estación de tren de Joaquín Sorolla, muy céntrica en la ciudad. En esta entrada os voy a contar los sitios de Valencia por los que mi amiga me llevó durante los tres días que estuve de viaje allí, y espero que os anime a visitar esta increíble ciudad. En esta entrada en particular os voy a hablar de los monumentos que visité en el día 1 de mi viaje en Valencia, durante el cual visitamos todo el casco histórico de la ciudad.
- Lonja de la Seda
La Lonja de la Seda es una de las construcciones más conocidas de Valencia. Como su propio nombre indica, en la antiguedad se utilizaba como lonja donde se reunían los mercaderes, y al haberse conservado tan bien y tener tanto valor histórico, fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Lonja de la Seda tiene varias estancias a visitar: el salón columnario, que es una enorme sala altísima donde llaman especial atención las columnas en forma de espiral. Mi amiga y yo buscamos en Wikipedia lo que significaba el mensaje escrito en latín en la parte de arriba de la sala, y la verdad es que fue muy divertido intentar traducirlo mientras visitábamos la sala. La torre, a la que puedes asomarte para admirar las calles valencianas de alrededor de la Lonja desde arriba; y el patio de los naranjos, un pequeño jardín que se encuentra en el centro de la construcción donde podrás encontrar una fuente y, como no, árboles de naranjos. La verdad es que me sorprendió lo tranquilo que estaba este patio a pesar de que había bastante gente, así que pudimos sentarnos un rato a disfrutar del ambiente de la Lonja.
La Lonja de la Seda abre desde las 9 y media de la mañana hasta las 7 de la tarde, y si vas con carnet de estudiante sólo tendrás que pagar un euro por la entrada, así que no desaproveches la oportunidad de visitar su interior, ¡es precioso!
- Mercado Central
El Mercado Central se encuentra justo al lado de la Lonja de la Seda, así que no tendrás problema en visitarlos uno después del otro. Como es un mercado público, no tienes que pagar por entrar. El edificio donde se celebra este mercado, todos los días por la mañana hasta las 3 de la tarde, a excepción de los domingos que está cerrado, es una auténtica maravilla. Me gustó especialmente el interior de lás bóvedas, y por supuesto el ambiente que había, que me recordó al madrilleño Mercado de San Miguel.
Te recomiendo que vayas a perderte entre sus coloridos puestos, aunque no tengas nada que comprar, pero tan sólo para empaparte de la atmósfera del mercado. Es todo un entretenimiento, y aunque no hagas ahí la compra del mes, siempre puedes darte algún capricho. Tienen algunos puestos que se te hace la boca agua, sobre todo si te gusta el dulce tanto como a mí...
- La Plaza Redonda
La Plaza Redonda es precisamente lo que su propio nombre indica: una plaza valenciana, popular porque tiene forma de círculo perfecto, y porque esta rodeada de comercios locales y bares. Puedes entrar en la plaza por cualquiera de las cuatro calles que llevan hasta ella, pero realmente tampoco hay mucho que hacer. No fue una atracción turística que me llamase especial atención, pero como seguramete te pille de paso de camino a cualquier otro sitio, siempre puedes como mínimo asomarte a verla. Si tienes pensado visitarla, te recomiendo que lo hagas en domingo porque celebran un mercado en esta misma plaza, así que al menos estarás entretenido mientras la ves.
- La Catedral de Valencia
Cómo es constumbre, las catedrales siempre son los monumentos que más me maravillan de las ciudades a las que viajo, así que la de Valencia no iba a ser menos... Lo que más me fascinó de la Catedral de Valencia en concreto es que se pueden diferenciar muy bien los distintos estilos que la caracterizan. El exterior es realmente bonito, porque además la entrada es un poco cóncava, y parece que te da la bienvenida rodeándote cuando miras hacia arriba. Merece mucho la pena ir a verla, aunque sea sólo por fuera. Si quieres visitarla por dentro también (cosa que yo no hice), tendrás que pagar una entrada que cuesta 7 euros. En verano está abierta de 10 a 6 y media de la tarde. La entrada incluye una audioguía, así que podrás enterarte perfectamente de todas las curiosidades y secretos que esconde la catedral. Ten en cuenta que tendrás que entrar para visitar el Miguelete (monumento del que os hablo a continuación), pero como hay unos paneles enormes que esconden la catedral, realmente sólo podrás disfrutarla pagando el ticket.
Si tienes la oportunidad de visitar la catedral un jueves, aprovecha para ver la actuación del Tribunal de las Aguas a las 12 en punto, en la Puerta de los Apóstoles de la Catedral de Valencia. Desafortunadamente, yo no pude verlo, pero mi amiga me dijo que es una parte cultural valenciana muy valiosa, y de hecho descubrí más tarde que forma parte del Patrimonio Universal de la UNESCO.
- El Miguelete
A pesar de que El Miguelete es parte de la Catedral de Valencia, merece un apartado especial porque es uno de los símbolos más representativos de la ciudad valenciana. Se trata del campanario de la catedral, y me pareció una construcción muy interesante porque tiene forma de octógono. Las vistas desde la parte de arriba son espectaculares, y subir sólo te costará 2 euros así que no puedes irte de Valencia sin haber admirado la ciudad desde lo alto. Si te quedas un rato largo, podrás escuchar las campanadas, y me encantó porque me pillaron totalmente desprevenida (eso sí, tuve que taparme los oídos porque desde ahí arriba se escuchaban el doble de potentes).
Hasta aquí lo que yo visité en Valencia. Hay también otros monumentos históricos que seguro que merece la pena visitar, como los frescos de la Iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir. Yo no tuve tiempo de visitar este, por ejemplo, pero... ¡así tengo una excusa más para poder poner los pies en tierra valeciana de nuevo!
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