Qué saber antes de empezar un Erasmus en la Sorbona

Hoy quiero haceros partícipes de un capítulo de mi aventura parisina, mi Erasmus en la Sorbona. Cualquiera que esté interesado en la literatura francesa reconocerá seguramente el nombre, y lo asociará al prestigioso instituto en el que estudiaron, entre otros, Honoré de Balzac, Jean Paul Sartre o Simone de Beauvoir. También desde un punto de vista histórico, la Sorbona jugó un papel muy importante durante el 68, cuando los estudiantes se reunían en el patio del Panteón y ocupaban las aulas, rebelándose así contra el rígido sistema social universitario. Lo cierto es que basta con echar un vistazo al patio del edificio principal para recordar las imágenes de la revolución estudiantil que todavía hoy conserva su grandeza. Lamentablemente, muchas clases y facultades de entonces ahora se ubican en otros edificios.

Qué saber antes de empezar un Erasmus en la Sorbona

El edificio del Departamento de Lenguas Extranjeras Aplicadas (LEA) tiene un aspecto más bien deslucido y triste tanto por dentro como por fuera. Las aulas son de un estilo antiguo, con bancos escolares y a veces pizarras con tizas. La mejor parte de la universidad es la cafetería, donde los cruasanes, napolitanas y panes con uvas pasas tienen unos precios muy bajos y sabores increíbles.

Pero volvamos a la temática Erasmus, y en concreto al lugar que más temen los estudiantes Erasmus durante su estancia: el departamento Erasmus de la universidad. El miedo que se siente es inversamente proporcional al grado de eficiencia del departamento, que no puede ser más pésimo (y, pobre de mí, lo digo por experiencia). Por ello, ahí van unos consejos:

Consejo 1: armaos de muchísima paciencia.

El pasillo junto a la puerta de la responsable Erasmus es seguramente donde paséis más tiempo. Si queréis verle el lado positivo, puedo asegurar que allí he visto nacer grandes amistades, pues la gente tiene todo el tiempo del mundo para contarse su vida. De aquel pasillo salen amigos de por vida. ¡Incluso las vistas de la ciudad no están nada mal! Bromas aparte, las centenarias colas se deben a trámites burocráticos de los que nadie puede escapar, pero sobre todo a la discutible decisión del departamento a no querer resolver nada por correo electrónico. Hablo de 2015, es posible que en 2018 se haya actualizado con el paso de los nuevos tiempos (lo espero por vosotros). De esta situación deriva el siguiente consejo:

Consejo 2: intentad modificar vuestro Learning Agreement lo menos posible.

La universidad permite desde el inicio del semestre probar varios cursos durante la primera semana, y ya después se eligen las asignaturas definitivas. Si venís de una universidad inglesa como la mía, donde os dejan decidir qué cursos seguir, aún tenéis una posibilidad. Esto puede parecer fantástico, pero cuidado porque puede volverse un arma de doble filo: cuantos más cursos cambiéis respecto a los ya establecidos en el Learning Agreement, más visitas tendréis que hacer al famoso departamento Erasmus. Sin contar los problemas que acarrean los créditos, su aceptación o denegación por parte de las universidades. Mejor no darle muchas vueltas. Al fin y al cabo, para qué perder el tiempo y sulfurarse. A colación viene el próximo consejo:

Consejo 3: si os gusta una asignatura pero ya estáis inscritos en otras, id de oyentes.

Este consejo es válido para las clases que se imparten en los paraninfos, con decenas y decenas de estudiantes. En mi caso, se trataba de un curso de Historia del teatro al que no pude inscribirme porque había superado el número de créditos permitidos. A los profesores de estos cursos normalmente les da igual si estás inscrito o no, basta con guardar silencio durante las clases. De nada sirve ir a cursos más pequeños o seminarios donde la participación se tiene en cuenta ya que seríais identificados y os invitarían inmediatamente a salir.

Consejo 4: preparaos para estudiar. Mucho.

Si los edificios y las clases de la Sorbona pueden no estar a la altura de su reputación universitaria, los cursos que oferta sí lo están (siempre desde mi experiencia). Habiendo elegido la mayor parte de mis asignaturas de literatura francesa y teatro, tuve el privilegio de tener como docente a uno de los mejores expertos en la bibliografía de Rousseau y a un reconocido director teatral parisino. Además, es gente más que preparada en su materia que busca atención, dedicación y participación. Así que arremangaos, repasad un poco de francés y estudiad. Asimismo, en mis clases el número de alumnos era muy limitado, por lo que el profesor se podía permitir hacernos un seguimiento individual. Hablando con otros estudiantes Erasmus que han estado en cursos muy numerosos, su experiencia es otra: clases atestadas de personas, poca posibilidad de comunicación con el profesor y muchas distracciones. De ahí que otro consejo sea:

Consejo 5: elegid asignaturas con pocos estudiantes y con muchos seminarios.

Los seminarios se organizan por grupos en los que se puede debatir y también resulta más fácil entender la lengua. Si por una parte puede ser un poco más duro al tener que tomar parte en los debates, por otra os será útil para mejorar el idioma y los conocimientos de la materia.

Consejo 6: frecuentad cursos para estudiantes extranjeros enfocados al uso de la lengua y la argumentación de textos.

Los profesores pueden ser más o menos condescendientes con los alumnos extranjeros: unos dejarán pasar la mala acentuación o un verbo mal conjugado, otros os tratarán como al resto de los estudiantes locales. Por ello, es mejor estar preparado para lo peor y repasar la lengua, pues sabemos que los franceses pueden tener muy mala baba. Otro aspecto importante a tener en cuenta, sobre todo en cursos de literatura, es la capacidad de saber argumentar por escrito conforme a un esquema argumentativo de tesis, contratesis y síntesis. El esquema puede sonar familiar a quien ya ha escrito textos o ensayos en la universidad, pero el método francés tiene características particulares y exige muchos detalles. Por tanto, también en este caso, es mejor estar al corriente antes de obtener una mala nota: la universidad debería ofrecer cursos.

Y aquí el último consejo pero no menos importante:

Consejo 7: recordad explorar y disfrutar París porque ¡también forma parte del Erasmus!

Al principio puede ser complicado encontrar una casa, orientarse en la universidad, entender cómo son y qué quieren los profesores; la idea de hacer exámenes en otra lengua con otros criterios de evaluación puede preocuparos, pero a pesar de todo esto, no olvidéis que la experiencia Erasmus no consiste solo en estudiar en una nueva universidad, sino también en conocer una cultura y una sociedad diferente a la propia, y esto no se encuentra en los libros, sino en el bar, en el cine, en exposiciones y en todo lo que la ciudad ofrece.


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