Compras navideñas

Las siguientes semanas fueron las más complicadas de mi estancia en Tenerife. Con los hechos acontecidos en París en noviembre, y mi novio, que me dijo que probablemente no estaría en París en año nuevo, reservé un vuelo para irme a Alemania en Navidad. Era una pena, porque quería pasar Año Nuevo en París con él, y ya había reservado el vuelo (300 euros literalmente tirados a la basura), pero como no iba a estar, no tendría ningún sentido. No quería gastar más dinero en alojamiento, y además, tampoco quería acabar y empezar el año sola. Así que reservé un vuelo para el 25 de diciembre, y tenía muchas ganas de volver a ver a mi familia y amigos.

Pero debido a eso, el tiempo no quería pasar rápido después de mi experiencia con el parapente. El trabajo se había vuelto aburrido (aún sabiendo que nos habían dicho que diciembre sería el mes más estresante), y no pude emplear todo mi dinero en experiencias turísticas. Además, tampoco me entusiasmaba salir de fiesta, e ir de compras es complicado si sabes que tienes que llevarlo todo de vuelta en una maleta con límite de peso. La otra becaria tenía los mismos problemas, estábamos aburridas en el trabajo, no sabíamos que hacer los fines de semana, y el tiempo parecía haberse congelado. Obviamente fuimos a Santa Cruz, cenamos pizza, fuimos al centro de Puerto de la Cruz, y fuimos a la playa a relajarnos al sol. Pero si te pasas la mayoría del día en el trabajo, donde el tiempo no pasa, es complicado.

Ambas estábamos deseando ver a nuestras familias, y yo me puse aún más triste al darme cuenta de que no vería a mi novio; le había visto por última vez hace un mes, pero sin vernos en Año Nuevo la siguiente sería a finales de febrero o principios de marzo, cuando volviese a Alemania. Pero entendía que él también quisiese ver a su familia, así que me concentré en el tiempo que iba a pasar con mi familia y amigos. Planeé todos los días ¡Y de repente tenía que pensar en los regalos!

Compras navideñas

Como la otra becaria tenía el mismo problema que yo, y era bastante difícil encontrar regalos decentes en Puerto de la Cruz, decidimos ir a La Laguna para hacer ahí nuestras compras navideñas. Como un compañero nos había comentado algo acerca de un mercadillo navideño, estábamos deseando pasar el día ahí. Fuimos en autobús, y tardamos alrededor de 30 minutos. Cuando llegamos hacía frío, como siempre hacía en La Laguna; no se por qué pero en la ciudad siempre hace mas frío que en el resto de ciudades al norte y al este de la isla.

Fuimos al centro y nos pusimos a buscar algún restaurante para comer porque teníamos muchísimo hambre. Pero no fue tan sencillo encontrar uno. Muchos de los restaurantes pequeños estaban llenos o no tenían comida que nos gustase. Nos desesperamos y nos entraba cada vez más hambre, pero cuando estábamos a punto de darnos por vencidas y entrar al siguiente bar que viésemos, encontramos un sitio de hamburguesas. Tuvimos suerte, porque estaba lleno y justo al entrar nosotras una familia estaba pagando y levantándose, así que nos sentamos más que contentas de haber encontrado un sitio. Pedimos dos hamburguesas especiales, y aunque hacía algo de frío, era un lugar agradable y la calle bastante tranquila. El sitio se llamaba "La Bourmet", y obviamente era un lugar famoso, porque 15 minutos después de sentarnos nosotras ya había 4 o 5 parejas y alguna familia esperando una mesa. ¡Tuvieron que hacer bastante cola para coger sitio!

Compras navideñas

Al poco tiempo nos sirvieron la comida ¡Y fue totalmente increíble! Era una hamburguesa con queso de cabra dentro del pan y cebolla caramelizada. Como acompañamiento pedimos batatas fritas y una ensalada, fue una comida deliciosa. Al acabar quisimos comenzar nuestras compras, y volvimos a las dos calles principales. ¡Pero todas las tiendas estaban cerradas! Habíamos acabado de comer justo cuando empezaba la siesta, y ahora teníamos que decidir si queríamos esperar dos horas y media o volver al Puerto y probar en otro momento. Al final nos quedamos ¡Porque nos hacían mucha falta los regalos!

Compras navideñas

Así que nos sentamos en una cafetería a tomar un chocolate caliente y un trozo de tarta. ¡Pero no esperábamos que el trozo fuese tan grande! Estábamos muy cansadas y al acabar la tarta no podíamos movernos, ni siquiera un centímetro. Así que pedimos algo de agua y decidimos quedarnos un rato más hasta que nos encontrásemos mejor. Finalmente le dimos un segundo intento a las compras, y encontramos la mayoría de las tiendas abiertas. De todos modos, era difícil encontrar regalos navideños, pero eso no fue ninguna novedad. En Alemania tenemos el mismo problema, por eso cuando estoy allí prefiero pedir cosas por Internet. Aquí en Tenerife pedir por Internet es prácticamente imposible o carísimo, así que teníamos que encontrar algo en las tiendas locales. Pasadas algunas horas, habíamos encontrado bastantes cosas, así que decidimos volver. Seguíamos llenas de tarta, cosa que hizo la vuelta en autobús una experiencia horrible. El bus paraba y arrancaba continuamente, porque tuvimos que coger el que hacía muchas paradas, y nos mareamos durante todo el camino. Cuando finalmente llegamos a Puerto de la Cruz, ¡Estaba segura de que nunca volvería a comer tanta tarta en toda mi vida!

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