Rápido vistazo a Túnez
¡Hola a todos!
Ya he escrito sobre muchos lugares únicos y especiales de Europa (Graz, Budapest, Cluj-Napoca, Helsinki, Viena, Berlín) y Estados Unidos (Nueva York, Rochester, la ciudad de Cataratas del Niágara). Solo queda un día de este concurso de Erasmusu y me gustaría escribir sobre un sitio totalmente distinto a todos los que acabo de nombrar. Un destino muy especial en África del Norte. El país de las antiguas ruinas de Cartago, Túnez.
Viajé a Túnez hace años con mi familia. Fue mi primer vuelo, y también el de mi padre y mi hermano. Primero fuimos a Bucarest y desde allí llegamos a nuestro destino. Volar fue una experiencia extrema. Por un lado, estuvo genial. Por otro lado, fue aterrador porque el piloto intentó despegar tres veces seguidas sin éxito. Imagínalo: acelerábamos, casi que nos quedábamos en el aire, pero no, las ruedas no se separaban del suelo y no lo conseguíamos. Pasamos bastante miedo porque ningún pasajero entendía lo que pasaba. No sabíamos si era un problema mecánico o si el piloto estaba calentando antes de despegar.
Finalmente, despegamos y llegamos a Túnez después de tres horas de vuelo. Tuvimos una visita guiada de una semana junto a otros turistas rumanos. Nos íbamos a quedar toda la semana en Susa.
Fuente: esta foto es de la ciudad de Sidi-bou-Said, un lugar precioso y muy turístico. Una belleza pintoresca.
Volviendo al viaje, me acuerdo que desde el aire, el continente africano era muy distinto de Europa. La tierra era un conjunto de campos amarillos y naranjas y territorio nada de verde, ni árboles ni bosques, solo algún que otro arbusto. Los edificios y el aspecto de las ciudades también eran distintos a lo que estoy acostumbrada. Todos los edificios eran del mismo color, como de color arena, una mezcla de gris, beige y blanco. La mayoría eran de piedra y de ladrillos de color claro. Me acuerdo que desde el avión se veían palmeras, el precioso mar Mediterráneo y la playa. No podía comparar Túnez con ningún otro sitio en el que hubiera estado. Toda la semana estuve incómoda, me sentía como una extraña, no conseguía integrarme en la cultura tunecina. Aunque tampoco me calenté mucho la cabeza, no iba a vivir allí, solo estaba de vacaciones.
Un poco de información básica sobre Túnez: los colores principales en su arquitectura son azul claro y amarillo. Hay muchas mezquitas y bazares. La temperatura supera los 30 °C, pero no hay tanta humedad, lo que la hace más soportable. Tampoco es que fuera agradable porque ese calor no hay quien lo aguante, pero seguía siendo mejor que, por ejemplo, la humedad de Rochester. En Túnez el calor es seco. Y descubrí algo curioso: allí la gente bebe café y té caliente varias veces al día porque las bebidas calientes hacen que puedan tolerar mejor el calor.
En general, una calle de Túnez tiene este aspecto. Primero, los bazares. Árabes con ropa de lino de color claro haciendo sus tareas diarias: en su mayoría, trabajando en el comercio y el turismo. A menudo combinan ambos campos y se acercan a los turistas para venderles cosas. Los tunecinos hablan un poco de casi cualquier idioma. Están acostumbrados a los turistas e intentan hablarles en su idioma. Para ellos decir «Hola, ¿cómo estás? » en húngaro, rumano, polaco, serbio o francés está chupado. Son directos, ruidosos y convincentes. No les gusta recibir un «no» por respuesta. Les encanta regatear y negociar. Primero te dicen un precio alto por sus productos, pero si pasas y no les haces caso, lo rebajan más y más. No me entusiasman los bazares tunecinos, lo único que compré fueron souvenirs. Hay muchos objetos hechos de piel de camello, madera y arena. Herramientas, cubiertos, vasijas e incluso muebles y objetos decorativos. Ropa tradicional, zapatos y accesorios de lana, hueso, cuero o lino. Los dulces tunecinos son demasiado dulces para mi gusto. Suelen llevar azúcar con nueces, miel, dátiles y almíbar. También hacen postres con hojaldre. Normalmente, la cocina tradicional tunecina usa muchas especias como azafrán, pimentón, comino, anís y canela. Los platos son garbanzos, cuscús, arroz y guisos. Por eso, el bazar no es que me volviera loca y no compré demasiadas cosas. Mi familia tampoco. A los mercaderes seguramente no les hizo gracia, pero no lo mostraron, por fuera eran todo respeto y amabilidad.
Otra imagen de las calles: están hechas de adoquines, o simplemente de piedra, arena o tierra. Es muy raro ver asfalto. Los coches emiten mucho humo y los que se ve en la calle desde luego no son los últimos modelos alemanes. Como ya he dicho, las calles son muy parecidas, la arquitectura es sencilla. Variaciones de los colores blanco y azul y edificios de piedra, supongo que por el calor. No hay zonas verdes, por ejemplo, jardines, y apenas se ven árboles. Sin embargo, los pocos que se ven son muy especiales. En verano, muchos árboles florecen y cambian de color. Así, la imagen de la ciudad blanca y azul se mezcla con el rosa, naranja, blanco, amarillo y lila de los árboles en flor. Por desgracia, hay menos contenedores y papeleras de los que deberían, así que el suelo está lleno de basura. ¡Ah, casi se me olvida! Moscas. Seguramente es por la basura del suelo, pero ir por las callejuelas significa pelearte con las moscas. Hay muchísimas moscas en los espacios públicos.
Tercer aspecto: la costa y la playa. Sin duda los dos puntos fuertes de Túnez. Y por supuesto, los hoteles con todo incluido. Tanto el mar Mediterráneo como la playa están muy limpios. La arena es suave, las conchas parecen obras de arte, las palmeras dan sombra... en la playa todo es perfecto. La temperatura del mar es algo más caliente de lo que uno se imagina y no refresca tanto como el agua fría de las piscinas de los hoteles. Sin embargo, Túnez es un paraíso costero. Lo único raro es cuando los musulmanes se meten al agua vestidos de la cabeza a los pies, pero bueno, es su cultura y hay que respetarla. Solo resulta curioso para los europeos.
Túnez fue una colonia francesa, por eso no se habla inglés, sino francés. ¡Tenlo en cuenta si vas!
Túnez es un sitio raro. Toda su cultura, la música que suena en los bazares. El olor de la comida, el contraste entre los árboles en flor y la basura del suelo. Los olores son distintos, las especias también. Túnez es un lugar genial para las parejas jóvenes abiertas a nuevas culturas y que quieras vivir nuevas experiencias. Pero para alguien que quiera algo más cercano a las raíces europeas, le recomendaría alguna costa de Europa, como Italia, Grecia, Croacia o Francia.
Si decides visitar Túnez, no olvides visitar las ruinas de la antigua ciudad de Cartago. Otra cosa que yo probé y que te recomiendo es montar en camello. Se organizan muchas excursiones con caravanas. Montar en camello no es tan fácil como montar a caballo, pero en general los camellos son dóciles y están acostumbrados a los turistas. Solo que es más probable caerse de un camello que de un caballo o burro.
Para más información y lugares interesantes de Túnez, visita otros blogs, este ha sido una descripción muy general.
Gracias por leer. Dora.
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