Diez horas en Toulouse

El pasado septiembre, cuando estaba de au pair en la pequeña ciudad de Francia de Pamiers, decidí salir a explorar Toulouse en mi día libre. Salí de casa bien temprano (o lo que se considera temprano para una universitaria nocturna) y a las diez de la mañana ya estaba paseando por las calles de la ciudad.

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Resumen del día

10:30

Estaba decidida a hacer cuanto pudiera en el poco tiempo que tenía hasta que saliera el autobús de vuelta, así que fui enseguida a mi primera parada: la Basílica de Saint-Sernin. Por desgracia solo pude ver este patrimonio de la humanidad desde fuera, creo que había una misa cuando llegué, así que tenedlo en cuenta cuando os organicéis. Aun así, el pasarme por allí mereció la pena.

La iglesia, construida sobre lo que fue un monasterio, es un claro ejemplo de la arquitectura románica, con sus arcos curvos y sus esculturas talladas. Es más, al igual que muchos edificios de la zona, la basílica y sus muros rosados son los que dan a Toulouse el nombre de ’La Ville Rose’ (la ciudad rosa).

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11:00

Después me fui al Marché Victor Hugo (mercado de Víctor Hugo), estuve allí unos 10 minutos paseando entre carne, quesos y dulces de todo tipo. Como todavía no era hora de comer no compré nada (tened siempre en cuenta el tiempo cuando hagáis viajes de un día), pero aun así fue fascinante ver a los habitantes de allí ir de un colorido puesto a otro, algunos eran unos claros maestros en el arte del regateo.

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11:15

Sabía que si me quedaba mucho más acabaría llenándome de delicias francesas y vaciándome el bolsillo, así que me retiré y fui por la Rue Lafayette hasta la Place du Capitole. Estaba sorprendentemente vacía cuando llegué, habría sido el momento perfecto para echar unas cuantas fotos del ayuntamiento si el sol no hubiera estado justo detrás de él. A pesar de que las condiciones para echar fotos no fueran las mejores, el lugar no me decepcionó para nada.

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Entonces me di cuenta de que había gente entrando al edificio en sí, no había caído en que se podría hacer eso. Al principio pensé que habría un evento importante ese día, pero entonces me di cuenta de que los guardias tan intimidantes de la entrada estaban simplemente revisando las mochilas, no para separar las ovejas (políticos importantes) de las cabras (turistas).

Bueno, si crees que la fachada neoclásica del edificio es impresionante, su interior es ya otra historia. Y encima la entrada es gratis, así que no tienes nada que perder. Solo había unas pocas salas abiertas al público, pero las pinturas tan impresionantes de las cámaras eran por si solas suficiente para contentar a cualquier amante del arte. La escalera principal también era espectacular (y algo difícil de subir por toda la gente que se para en medio a echarse fotos).

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11:45

En veinte minutos ya estaba dando vueltas otra vez. Si te apetece ver algo de arte callejero, he leído en la página turística de Toulouse que hay unos cuantos por la ciudad, yo me pasé por la Rue Lapeyrouse para ver un mural de Der de 2015.

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11:50

Fui al Convento de los Jacobinos, un edificio de estilo gótico meridional con un claustro magnífico e impresionantes vidrieras que en realidad son réplicas de las originales, que fueron destruidas cuando la iglesia se usó como cuartel en la época de Napoleón.

La entrada era gratuita a todas las zonas (normalmente solo lo son la iglesia y la capilla) porque era el primer domingo del mes, que es cuando los museos y los monumentos se abren gratis al público, así que si tienes un presupuesto ajustado mejor que planees tu viaje en estas fechas.

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12:20

Crucé el río por primera vez y decidí darme el capricho de montarme en el Toulouse Ferris Wheel, una estructura temporal que había puesto Toulouse Plages, una empresa que cada verano transforma el río Garona en una playa. Me encanta ver los sitios desde lo alto, ¿y qué mejor forma de hacer que desde una noria? Daríamos la vuelta unas cinco veces, ¡pero las vistas no cansaban nunca!

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12:45

Unos 25 minutos más tarde estaba paseándome por el Musée des Abattoirs, un antiguo matadero convertido en un museo de arte moderno.

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Y de nuevo la entrada era gratuita, que suele ser 8 €, por ser ese día. Por desgracia no había nada en la sala principal, de hecho estaba llena de cajas de cartón. Al menos había una exposición sobre el espacio, así que me di una vuelta entre maquetas de cohetes y de satélites, parando de vez en cuando a ver los extraños vídeos. También me gustó practicar mi francés leyendo las citas que había por la galería, ¡había una incluso en el espejo del baño!

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13:15

Después de aprender sobre todo lo que está en gravedad cero, me di una vuelta para cotillear el exterior del museo y me fui al Jardín Raymond VI, una pequeña y maravillosa zona verde que tiene su propio jardín botánico. Me habría encantado pasarme la tarde tirada en el césped, pero aún tenía mucho que ver.

Al volver al otro lado del río paré en el Musée de l’Affiche, una pequeña sala llena de antiguos carteles y anuncios. No se podían hacer fotos, así que no tengo nada que enseñar de aquí, pero merece la pena ir si tienes unos 10 o 15 minutos libres por la zona.

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13:25

Entonces pasé por la Torre de agua de Toulouse, Es un edificio muy llamativo, así que me acerque para verlo mejor y descubrí que lo habían convertido en una galería de arte. Creo que la entrada eran unos 4 €.

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Se especializa sobre todo en fotografía y en ese momento había una exposición de Pieter ten Hoopen y Joséphine Desmene sobre los muchos problemas que tienen que afrontar las comunidades alrededor del mundo. Después de darme una vuelta por allí bajé a ver el viejo molino de agua de la torre.

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13:45

Antes de cruzar el río me paré a admirar el Prairie des Filtres, un magnífico parque junto al río con unas vistas espléndidas de la otra orilla. En verano es un sitio popular tanto entre los turistas como entre la gente de allí.

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14:00

Al volver al lado derecho de la ciudad fui al Museo de los Agustinos, el museo de Bellas Artes de Toulouse. El edificio fue en su momento un convento agustino (de ahí su nombre) y fue fascinante ver la iglesia y el claustro antiguos llenos de archivos. Me aseguré de pasar por la sala de esculturas romanas, probablemente la galería más fotografiada de la institución. No es de extrañar, pues las antiguas obras de artes están extraordinariamente complementadas con lámparas modernas. ¡No os la podéis perder!

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15:15

Parece ser que soy incapaz de estar más de dos horas sin pisar un jardín, ya que mi siguiente parada fue el Jardin des Plantes. Este es probablemente uno de mis jardines favoritos entre los que he estado, con sus pequeñas cataratas y delicadas estatuas. Me tomé un algodón de azúcar en uno de los puestos de comida, lo que me recordó que aún no había comido, así que tuve que olvidarme de ir al museo de allí. ¡Me pasaré la próxima vez que vaya a la ciudad!

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16:00

Acabé volviendo a la Place du Capitole, en parte porque sabía que habría muchos sitios donde comer y en parte porque quería echar una buena foto de la plaza con el sol en una posición óptima (#cosasdemillenials). Tengo que admitir que no probé mucho las especialidades de Toulouse, aunque si pensáis hacerlo he oído que el cassoulet es lo mejor. Yo sin embargo me pillé un wok para llevar, era lo único que servía comida a esas horas.

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16:30

Ya tenía las pilas recargadas, pero mi teléfono no. ¡Un 20 %! No sería un gran problema si no me hubiera dejado el cargador y si no necesitara utilizar el billete electrónico para coger el autobús de vuelta. Y era aún peor porque como era domingo la mayoría de tiendas no abrían o habían cerrado después de comer. Estuve andando como un kilómetro y medio alejándome del centro hasta llegar a un supermercado Casino. Fue un viaje en vano, ya que no tenían lo que buscaba. Aun así me calmé enseguida, en cuanto me topé con un mercado de ropa vintage y antigüedades cuando volvía a la Allées Forain-François Verdier.

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17:30

Por suerte sí que tenían cargadores en el siguiente sitio al que fui, me gasté los 10 € más que contenta con tal de tenerlo. Ojalá no es veais nunca en mi situación, pero por si acaso: el pequeño milagro ocurrió en el Carrefour City de Rue Bayard. Estaba justo al lado de la estación de trenes y de autobuses y, como no quedaba gran cosa por ver, me senté ahí un rato cargando el teléfono y usando el wifi gratis. Si intentáis conectaros recordad encender los datos, o si no no se carga la página).

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18:45

Fui andando dos kilómetros por el Canal du Midi para ver el mural más grande de Toulouse (podéis ver la peculiar obra del artista 100Taur en la foto de abajo), que está en la irrelevante Rue des Anges. No sé si puedo justificar esta visita, pero como las babosas me aterrorizan me parecía que tenía que ir y acercarme a dos gigantes. Hay quien lo llama terapia de exposición.

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19:15

Lo último de mi lista era (sorpresa) otro parque: el Jardín de Compans-Caffarelli. Para entonces ya estaba reventada, había andado unos 30 km, así que me pasé un buen rato descansando junto al lago antes de ir por los caminos oscuros, pasando por unas cuantas esculturas interesantes, a ver el tranquilo Jardín Japonés de Pierre Baudis. Poco después volví a la estación, en el momento justo para poder admirar la puesta de sol antes de volver a casa.

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Conclusión

Me lo pasé de maravilla explorando Toulouse, ¡estoy segura de que voy a volver! Conseguí ver todo lo que quería excepto la Chapelle des Carmélites, y eso que tenía poco tiempo. La próxima vez intentaré sacar provecho del transporte público, andar (sobre todo bajo el sol) no siempre es la mejor forma de moverse. ¡Y me aseguraré de no dejarme el cargador!


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