Preparativos para la graduación. Día 3

Preparación para el baile. Día 3

¡El ciclo de «preparativos para la graduación» sigue!

Este era el día en el que mi hermana tenía que comprarse un vestido y fuimos a una tienda enorme con muchos vestidos distintos para que fuera más fácil encontrar algo que le gustara y quisiera. ¡El día acababa de empezar!

La idea era comprar un vestido y tacones, pero el vestido era lo más importante porque este era el último día de compras, el resto de días estábamos ocupadas.

Fuimos a este sitio enorme y empezamos a mirar en la zona de vestidos. No fue fácil encontrar esa zona porque el lugar es inmenso, pero al final lo conseguimos y nos pusimos manos a la obra.

Debo decir que aunque dijeron que la temporada de graduaciones ya había terminado y que no tenían mucha variedad ni cantidad de vestidos, había bastante entre lo que elegir. Tenían vestidos con adornos de todo tipo, de todos los colores y materiales. Solo necesitábamos encontrar el que nos gustara y le quedara bien. Y eso es lo más complicado de elegir vestido, claro, porque si no fuera complicado todo el mundo lo haría rápido y ya. La vida sería más fácil así, ¿no os parece?

Preparación para el baile. Día 3

Probándose vestidos

Lo primero que vimos fue un vestido largo rojo con una sola manga y adornos. Se lo puso y no le quedaba mal, pero lo de una sola manga no me gustaba mucho. La tela era preciosa, eso sí. A ellas también les gustó. Sin embargo, ese era solo el primer vestido que se probó, todavía quedaban muchos otros. Pero sabíamos que mi hermana ya no quería un vestido rojo porque alguien en su clase ya se había comprado uno y no sería buena idea ir también de rojo. Parecería que van iguales, aunque fueran vestidos distintos. Así que ese vestido no iba a ser, aunque era muy bonito.

Luego fuimos a otras tiendas con más vestidos. Había tantísimos y, aun así, era tan complicado elegir el adecuado porque mi hermana tenía requisitos, como que tenía que ser ceñido, y de esos no había muchos. Muchos vestidos eran cortos y aunque eran bonitos, mi hermana no quería un vestido corto. Así hubiera sido mucho más fácil elegir. O igual no, quién sabe. A veces es mejor tener menos variedad para elegir a tener mucha.

Había otros vestidos preciosos y quería que mi hermana se los probara. La verdad es que ese día no hacía tanto calor y estaba puesto el aire acondicionado, así que probarse ropa no tendría que ser tan complicado, ¿pero vestidos? Eso ya no sé. Además, eran vestidos largos, no sé cómo mi hermana pudo probarse tantos. La cosa es que se los tenía que probar para poder comprarlo, si no no había manera de saber si le quedaba bien.

Preparación para el baile. Día 3

Ya llevábamos horas dando vueltas por las tiendas mirando vestidos y mi hermana probándoselos. Yo le iba haciendo fotos para que las viera luego y decidiera cuál le gustaba y cuál no. Hice un montón de fotos. Estaba ya reventada porque había mil vestidos y tenía que elegir tan solo uno. Parecía que las tiendas no se acababan nunca y había más y más vestidos en cada una. Encima los dependientes estaban como «ven, cariño, ¿cuál te gusta? Tengo un montón que te van a encantar... » y todo eso que suelen decir para que te quedes en la tienda y acabes comprando algo. Me asusta porque a veces con tan solo hablarte así, consiguen que compres algo que igual ni siquiera necesitas, solo lo compras porque el dependiente no te dejaba en paz.

Preparación para el baile. Día 3

Después de ver tantos vestidos, fuimos a otra tienda con aún más vestidos y, siendo sincera, a mí no me gustó ninguno, pero ella se probó uno azul que le quedaba bien, a todo el mundo le encantó y dijo que era un vestido genial. Era el tipo de vestido que buscaba: no era rojo, era largo, era ceñido, era bonito a su manera y el azul le sentaba bien. Así que después de discutirlo, ¡decidieron comprar ese vestido! ¡Bien! ¡Tras horas de andar y de sufrir, tomaron una decisión y compraron el vestido! Luego tocaban más tiendas, claro. Se probó otros vestidos, pero daba igual que le gustaran porque ya había comprado uno y no necesitaba mirar más, así que fuimos a comprar otras cosas, concretamente, zapatos. Pero en esas tiendas no había. Igual estaban en otro sitio, pero estábamos cansadas y queríamos irnos a casa, así que fuimos hacia el aparcamiento. De camino, vimos algunas joyerías, en las que compramos accesorios para el vestido. Compramos pendientes, un collar y una pulsera, todo en color blanco plateado brillante, muy bonito.

Preparación para el baile. Día 3

Otro día para los zapatos

Era hora de volver a casa. Los zapatos los dejamos para otro día.

Y ese día acabó llegando. Yo tenía clase y había quedado con mi madre y mi hermana en Pasaji después para ver zapatos y con un poco de suerte, comprarlos. Hacía mucho calor y el camino a Station Square fue agotador, pero ¿qué podía hacer? Mientras mi hermana y mi madre llegaban, fui a una tienda y me compré unos pantalones. Eran muy bonitos y no demasiado gruesos, perfectos para el verano.

Entonces me llamaron y me dijeron que estaban en Pasaji y fui para allá. Estuvimos dando vueltas y había tiendas llenas de zapatos y tacones. Entramos en algunas a mirar, pero supongo que no les gustó nada. La verdad es que los zapatos eran prácticamente iguales en cada tienda. Sin embargo, había algunos distintos. Mi hermana quería zapatos negros con tacón alto. Es bastante alta, pero quería serlo aún más para estar despampanante, así que iban buscando tacones altos, preferiblemente negros o en todo caso, plateados. Vimos muchos tacones, pero ningunos eran adecuados, algunos hasta le hacían daño. Cuando tienes una graduación que sabes que durará mucho tiempo, quieres que los tacones sean bonitos, pero también que sean cómodos para que no te duelan los pies y tengas que cambiarte de zapatos. En mi graduación llevé unos tacones increíbles que compré pensando que no los llevaría mucho porque me harían daño y tendría que cambiarme, por lo que llevé unos zapatos de repuesto por si los tacones no eran cómodos. Nunca había llevado tacones antes, mucho menos día y noche, y me sorprendió mucho no tener que cambiarme. De hecho, llevé los tacones toda la graduación y ni siquiera estaba cansada.

Preparación para el baile. Día 3

Bueno, pues a mi hermana y a mi madre no les gustó nada de lo que vieron en Pasaji y fueron a otro sitio. Yo no quería ir a otro sitio y tampoco sabía dónde habría más tacones, así que pensé que podríamos ir a Kidobani, que estaba cerca y podría tener cosas así. Con suerte tendrían tacones. Y allá que fuimos. Teníamos que andar un poco y hacía mucho calor. Llegamos por fin y sí, había zapatos y tacones en las tiendas y nos alegró mucho que la caminata no hubiera sido en vano. Sin embargo, por desgracia, no había nada que les gustara, excepto unos tacones que ya habían visto en Pasaji. Todo fue inútil y decidieron volver a Pasaji para elegir entre esos dos pares que les habían gustado y comprar unos. ¡Con el calor que hacía! De camino a Pasaji pasamos por varias tiendas que tenían bolsos de mano y como mi hermana necesitaba uno estuvimos allí un rato, mirándolos y eligiendo cuál comprar. Al final escogió uno plateado y largo. No estaba mal. Y el precio no era demasiado caro. No sé.

Volvimos a la tienda de los tacones. Mi hermana se probó los dos pares y se decantó por los negros con tacón de 14 cm y adornos por encima. Decía que eran cómodos, así que los compramos. Era hora de volver a casa, ya que estábamos muy cansadas. De camino, teníamos otros sitios a los que ir, pero ya era bastante tarde y sabía que cuando llegásemos estarían cerrados, así que decidimos ir al día siguiente y comprar todo lo que faltaba.

Preparación para el baile. Día 3

Al día siguiente, fuimos a algunas tiendas cerca de nuestra casa para comprar lo que faltaba, los pequeños detalles. No era mucho, pero era importante, por lo que nos llevó tiempo comprarlo todo, porque no se decidían o no sabían qué quedaría bien con el vestido. Mi hermana se probó un montón de cosas y por fin eligió, aunque no estaba segura de si iría cómoda o no. También compramos pintauñas. Quería llevar las uñas blancas y azules, así que buscamos esos colores.

Todo iba bien y solo quedaba reservar una cita en la peluquería y decidir qué peinado y maquillaje iba a llevar. Creo que mi hermana ya lo había decidido y llamó a la peluquería que, por cierto, le recomendé yo porque mi amiga había ido y le había gustado mucho.

Preparación para el baile. Día 3

Cuando llegamos a casa, mi hermana se lo puso todo, el vestido, las joyas, todo, para ver qué peinado iba mejor. Por supuesto, también se puso los tacones para andar por la casa y practicar, necesitaba tener experiencia para no caerse o algo así al andar o bailar. Todo iba bien, solo quedaba esperar al lunes. ¡Ese era el día de la graduación, lunes 20 de junio! La cita parecía un poco tarde, tenía que estar en la peluquería a las 13:00 y sus compañeros le habían dicho que quedarían todos sobre las 16:00, por lo que era imposible que llegara a tiempo porque tenía que volver, vestirse e irse, pero no pasaba nada, podía llegar tarde, que la esperarían. Además, no creía que fueran a verse exactamente a las 16:00. Nunca lo hacen. Todo el mundo llega tarde, es lo típico. Y por eso los demás también llegan tarde. La verdad es que yo casi siempre llego tarde. Pero a mi hermana el tema le ponía nerviosa porque había estado un año en Alemania y se había acostumbrado a la puntualidad.

Supongo que estaba muy emocionada por la graduación. No paraba de hablar de ello y de mandar mensajes a sus compañeros y todo lo que se hace antes de un gran acontecimiento. Se estaba preparando para su graduación y estaba también nerviosa, claro. ¿Y quién no? Dicen que la graduación es un acontecimiento muy importante en la vida. Así que le esperaba un día muy importante.

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