Preparativos para la graduación. Día 2
Introducción
¡Segundo día de preparativos para la graduación! Es decir, segundo día de compras para la graduación. Quizás no compramos vestidos ni zapatos, pero al menos tenemos que ver qué tipo de vestidos hay y si vale la pena comprarlos o no. Además, mi hermano quería comprarse ropa, por eso fuimos de compras. Pero mi hermana y yo íbamos a mirar los vestidos de esas tiendas mientras él compraba sus cosas con mi padre. He de decir que mi padre odia ir de compras. ¿Y quién no? Sobre todo cuando no es para ti, sino para otra persona que ni siquiera sabe qué quiere. Así que mientras nosotras miramos nuestras cosas y dimos vueltas por los pasillos.
Tbilisi Mall
Fuimos a Tbilisi Mall, en Dighomi, a las afueras de la ciudad. Es un centro comercial y de ocio enorme con mucha gente, pero la verdad es que no tiene mucho. O sea, a mí ni siquiera me gusta, si voy es para comprar en Carrefour o para ir al cine o a ver a mis amigos. Aparte de eso, hay otro centro comercial llamado East Point a 20 minutos andando de mi piso con muchas más cosas para hacer y si un día me aburro, prefiero ir allí y no a Tbilisi Mall en la otra punta de la ciudad. Pero allí estábamos, buscando vestidos sin éxito. Había algunos vestidos de noche muy formales, pero no pegaban para una graduación, eran muy de señora. Como no sabíamos qué hacer, seguimos dando vueltas.
Entonces se nos ocurrió ir a Carrefour porque es un supermercado enorme con muchísimas cosas, hasta ropa. Mi hermana quería comprar un par de cosas y yo quería ver el Festival de las Magdalenas, pues había oído que iban a celebrar un Festival de las Magdalenas durante tres o cuatro días en todos sus supermercados y dado que estaba en uno de ellos porque me habían arrastrado a ese centro comercial, lo menos que podía hacer era ir a comer magdalenas. Hasta ese día no había probado sus magdalenas y no sabía si estarían buenas, pero para eso tenía que probarlas. La verdad es que tenían muy buena pinta. Había de muchos tipos: con chocolate, con nueces, con mermelada, con pasas... Mi hermana también quería probarlas porque había estado hablando de ello el día antes, de que quería probarlas y que tenía que ir a Carrefour a ver el Festival de las Magdalenas.
Mi hermana y yo estuvimos buscando el Carrefour, pero no sabíamos dónde estaba y tampoco había ningún cartel, era complicado llegar sin saber el camino, con tanta tienda y tanta gente. Así que estuvimos mirando tiendas, esperando llegar al Carrefour en algún momento. Y allí estaba, mirándonos en la distancia. Allá que fuimos. Era enorme y había tantas cosas que nos desorientamos y no sabíamos a dónde ir. Yo iba buscando esas montañas de magdalenas que había visto en fotos en la página de Facebook de Carrefour, pero no veía nada así, por lo que tuvimos que mirar en todas partes. Sabía que estarían cerca de la panadería, pero es que tampoco sabíamos dónde estaba la panadería. Mi hermana y yo decidimos ir primero al piso de abajo porque mi hermana quería comprar un par de cosas y era mejor comprarlas primero y luego ir a la planta de arriba a por las magdalenas. También imaginábamos que estaríamos en Tbilisi Mall un buen rato porque mi hermano no se decidía y necesitaba todo el tiempo del mundo para elegir unos pantalones o una camiseta, así que no teníamos ninguna prisa. De hecho, teníamos tanto tiempo que estábamos hartas y queríamos irnos a casa.
Seguimos dando vueltas por los pasillos de Carrefour. Había muchas cosas, algunas muy buenas, y quería comprarlas, pero entonces tendría que cargarlas todo el día hasta llegar al coche, así que no compré nada. Dimos vueltas mirándolo todo. ¿Qué otra cosa podíamos hacer? Compramos cepìllos de dientes, que es lo que buscábamos en esa planta, y luego volvimos a subir a por las magdalenas. La segunda planta era principalmente de comida y era muy difícil pasar por delante de todos esos platos y chocolate y galletas y no querer comértelo todo. Aunque tampoco teníamos tanta hambre y si lo comprábamos, no podríamos comer magdalenas, que era a lo que íbamos. Que tampoco es que pueda comer tantas magdalenas. Una o dos son bastantes para mí y ya no puedo más. Depende de las magdalenas y del hambre que tenga, claro, pero aun así... Después de dar vueltas por Carrefour, vimos por fin la panadería y las magdalenas eran exactamente igual que en las fotos, menuda alegría.
Tendríais que haber visto la panadería. Había un montón de comida que gusta a la gente, aunque se llame «comida rápida» a todo el mundo le encanta. Tenían sándwiches, lobianis, khachapuris, pasteles de patata, pasteles de carne y cosas así. También había porciones de pizza con una pinta deliciosa. La verdad es que todo en general tenía muy buena pinta. Había un sitio con lobianis pinchados en palitos y parecían tan ricos que casi los compro, pero si lo hubiera hecho no me los habría comido porque entonces no me cabrían las magdalenas y claro, prefería las magdalenas. Mi hermana miró toda esa comida rápida y dijo que quería un sándwich, lo que me sorprendió porque estaba en plan «quiero estar delgada para la graduación y tengo que salir a correr y tengo que adelgazar». Pero estaba empeñada en comerse aquel sándwich con queso, jamón york, tomate, pepino, lechuga... Bueno, un sándwich, ya sabéis cómo va. Cogimos medio sándwich cada una, la verdad es que era enorme, y fuimos a la zona de los dulces. Para nuestra sorpresa, los donuts también estaban de oferta. Nunca había visto donuts de los pequeñitos en Carrefour, solo de los grandes, tan grandes que solo me podía comer uno. A mi hermana le gustaron esos donuts pequeños y los echó a la cesta. La oferta era que si comprabas cinco, te regalaban uno, así que por 3 laris teníamos más que suficiente. Como los donuts eran distintos, elegimos los que eran diferentes para probarlos todos. Y os preguntaréis qué pasa con las magdalenas. Yo cogí una, mi hermana no quiso, dijo que para probarla me podía quitar un bocado a mí porque no le gustan las magdalenas porque están muy secas. Tenía razón. De todas las magdalenas que he probado (tampoco es que hayan sido muchas), solo las del Dunkin' Donuts no estaban secas y estaban ricas.
Después de las compras, fuimos a la caja y lo pagamos todo. Ahora queríamos sentarnos a comer, que ya se nos empezaba a hacer la boca agua. La cosa es que no encontrábamos ningún sitio. Había bancos para la gente que estaba de compras y quería sentarse a descansar un rato antes de seguir comprando. Creo que sería mejor si pusieran un sitio para gente con comida que quiere comérsela, como nosotras. Luego me pregunté por qué vendían comida en Carrefour si no tenían mesas y sillas para que la gente se la comiera. Quizás me apetece comer justo ahora y no quiero tener que llevarme la comida a casa. En casa puedo hacerme yo misma la comida, ¿no? No necesito comprar nada en el supermercado. A mi hermana y a mí nos resultaba un problema y tuvimos que sentarnos en los bancos a comer con toda la gente yendo y viniendo a nuestro alrededor. Aunque tampoco fue tan malo, ya estábamos acostumbradas. Tenemos que comer en este tipo de situaciones porque no hay tiempo de ir a comer cuando tienes clase y solo te dejan 15 minutos antes de la siguiente clase.
La verdad es que mi magdalena estaba muy buena. No estaba seca, ni era demasiado grande. Era de chocolate, con copos por encima, me gustó mucho. Era muy blandita y no empachaba. Como un tentempié ligero, diría yo. Mi hermana la probó y dijo que estaba buena, a pesar de su opinión negativa sobre las magdalenas en general. Ahora tocaban los donuts. Quería probarlos todos y lo habría hecho si estuviéramos en casa y tuviera un cuchillo, los habría cortados en trozos pequeños para probarlos todos, pero como no estábamos en casa y no teníamos cuchillo, no podíamos. Todo lo que podía hacer era comerme los que había cogido para mí. El que llevaba mermelada de frambuesa estaba muy rico. Me gustó mucho, a pesar de que no me suelen gustar las tartas o los dulces con mermelada. Los otros llevaban chocolate o alguna otra cobertura por encima, no llevaban nada dentro. Bueno, realmente solo me comí dos, el de mermelada y otro con chocolate por encima, así que no puedo decir que el resto no llevara nada. Pero creo que no llevaban. Esos son los donuts que me gustan, los que llevan crema dentro, como los donuts de crema de Boston del Dunkin' Donuts, pero en general no me gustan mucho los donuts. Me gustan más los Ponchitos, que son como donuts, pero rellenos de crema y están buenísimos.
Mi hermano estaba todavía decidiendo qué ropa comprar y qué zapatos quería y nosotras estábamos allí sentadas sin saber qué hacer. Estábamos cansadas, queríamos irnos. Mi hermana intento darle algún consejo a mi hermano para que se decidiera, pero fue inútil.
Luego volvimos a las tiendas. Había vestidos, pero ninguno para mi hermana y no tenían su talla, fue un chasco. Fuimos a otra tienda a mirar otras cosas, como camisetas, blusas y pantalones. A mi hermana le gustaron unas cuantas cosas, pero no eran lo que quería exactamente, así que no encontramos nada en ninguna tienda.
Después de los donuts, mi padre y mi hermana pensaron que era hora de un zumo. Hay una cadena de restaurantes en Georgia llamada Laghidzis Tsklebi, que quiere decir «Aguas de Laghidze» y solía ser el sitio preferido de la gente de Georgia. Estas aguas van en grandes tubos y cada una tiene un sabor, como estragón, chocolate y nata, cereza y naranja... Creo que la mejor es la de chocolate y nata, al menos para mí. Mi padre pidió esa, mi hermana pidió la de estragón.
Después de un rato estábamos todos reventados y nos queríamos ir a casa. Mi hermano apareció por fin y podíamos irnos, aunque no había comprado mucho y quería ver más tiendas en East Point. Y mi hermana y yo nos quedaríamos en casa. Era una idea estupenda.
Tras las compras, fuimos a casa, mi hermana y yo, a descansar, porque nos esperaba otro día de compras. Esa vez, mi hermana tendría que comprar un vestido sí o sí, no había más tiempo que perder.
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- English: Prom preparation. Day 2
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