Suiza: Zúrich, Berna, Ginebra, Lausana y Nyon.

Publicado por flag- Sonia Ferrer — hace 5 años

Blog: Mi inolvidable ERASMUS en Múnich
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A finales de noviembre del 2017, y aprovechando la proximidad entre Alemania y Suiza, cogí un autobús en dirección al país multilingüe.

Ahí me esperaba uno de mis mejores amigos, Yacu, con el que recorrí las preciosas ciudades suizas, cargadas de naturaleza, y disfruté mucho de mi estancia.

1. Primera parada: Zúrich.

Aunque sólo tuvimos una mañana para disfrutar de Zúrich, esta ciudad fue amor a primera vista.

Zúrich es la principal ciudad de la confederación Suiza, y capital del cantón de Zúrich. Es el motor financiero y centro cultural del país, y ha sido galardonada en dos ocasiones consecutivas (2006, 2008) con el título a la ciudad con mejor calidad de vida del mundo.

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Zúrich y su río Limmat. Fuente: www.pixabay.com

Llegamos a la estación central de Zúrich por la mañana, y cruzamos el río para desayunar en una bonita cafetería que nos habían recomendado.

Ésta se llamaba café Zähringer, se situaba en una zona más alternativa de la ciudad, y estaba repleta de libros, plantas, y pegatinas y folletos anunciando grupos de música, exposiciones de arte y todo tipo de actividad cultural. Ahí desayunamos la que puedo considerar, sin duda alguna, la mejor tarta de zanahoria que he probado nunca.

Después de este exquisito comienzo en tan bonita ciudad, paseamos por el centro, disfrutando de las vistas de los antiguos edificios que se apuestan sobre la orilla del río, hasta llegar al Lago de Zúrich. En sus proximidades, había un precioso mercadillo navideño en colores rojos y verdes, y adornado con guirnaldas de luces.

En torno al lago comimos a los rayos del sol que nos regalaba el cielo despejado. Sus aguas eran cristalinas, y reflejaban la intensa luminosidad del sol.

Ahí, despojados de cualquier abrigo más que una fina camisa, y disfrutando el calor de noviembre, descansamos un rato para después reemprender la marcha. 

Entonces, nos dirigimos a la plaza de Lindenhofplat, un bonito mirador desde el cual se podía apreciar, desde lo alto de la colina, la impecable ciudad dibujada en torno al río, y tras ella, las monumentales montañas de los Alpes. Una imagen maravillosa, que aun consigo recordar a la perfección.

2. Segunda ciudad en un día: Berna.

Tras la espectacular experiencia en Zúrich, nos dirigimos a Berna, y me seguí sorprendiendo.

Berna es la ciudad federal y capital de facto de Suiza. El río Aare la atraviesa, y su ciudad vieja está inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983, debido a su arquitectura medieval, que pese al paso del tiempo, se conserva a la perfección.

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Berna nevada de noche. Fuente: www.pixabay.com

En Berna paseamos por el Parlamento; por su hermosa calle Spitalgasse, llena de vida y que comienza con la Torre del Reloj; visitamos el maravilloso mirador del Parque de las Rosas, desde el que poder disfrutar las vistas de toda la ciudad; merodamos en torno la Catedral; y cruzamos el puente Nydeggbrücke, que, sobre el río Aare nos deleitaba con un armonioso escenario de Berna.

Anocheció en la ciudad, y terminamos de visitar los pequeños rincones de la localidad; el parque de los osos, sus galerías, pequeños mercadillos navideños repartidos por el centro,... y con la sensación de haber pasado un día genial, volvimos a Nyon, donde mi amigo vive, a prepararnos para el día siguiente.

3. Buenos días Ginebra.

A la mañana siguiente condujimos a Ginebra. Pese a que realmente la ciudad está a unos 15 minutos, el tráfico hizo el trayecto un tanto más largo, pero una vez llegamos, pudimos apreciar la espectacular naturaleza ginebrina.

Ginebra es la capital del cantón de Ginebra, y una ciudad global, centro financiero y mundial de la diplomacia debido a la presencia de un gran número de organizaciones internacionales, entre las que destacan diversos organismos de las Naciones Unidas y la Cruz Roja.

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Ginebra y su lago Lemán. Fuente: www.pixabay.com

El lago Lemán, nos dio la bienvenida a la ciudad. Éste, adornado con el Jet d'Eau, su gran fuente que despide un potente chorro de agua desde un entrante al lago, tiene una superficie total de 582 km², alcanzando también superficie francesa. Es tan espectacularmente grande, que no ser posible ver su fin.

Tras alucinar con esta pieza de la naturaleza, a cuyas orillas se sitúa la Ciudad Vieja de Ginebra, nos dirigimos a visitarla.

Este encantador pedacito de la ciudad, con calles estrechas y empinadas, nos sorprendía con maravillosos rincones a cada minuto. Patios interiores adornados con arcos, bonitas iglesias, hermosas cúpulas, típicas chocolaterías, tiendas de antigüedades,... Imposible avanzar más de 200 metros sin hacer un par de paradas cada vez.

4. Buenas noches Lausana.

A Lausana llegamos de noche. No tuvimos tiempo de hacer mucho turismo, si no que más bien, nos reunimos con unos amigos de Yacu para dar una vuelta, cenar y tomar algo.

Lausana se ve también adornada por el lago Lemán, y es conocida como la Capital Olímpica, puesto que es sede del Comité Olímpico Internacional, además del también deportivo Museo Olímpico.

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Catedral de Lausana. Fuente: www.pixabay.com

La Catedral de Lausana era preciosa, no sólo por fuera, sino que también por dentro. Además, ese día nos esperaba en su interior una sorpresa: un inmenso árbol de Navidad, que, acompañado de las góticas ornamentas de la iglesia, formaban una decoración inigualable para la época del año. Además, llegamos en plena misa, y un coro nos acogió con su melodía... Fue un momento especial.

Desde la plaza de la catedral, se podían divisar unas bonitas vistas de la ciudad, iluminada en la noche. Tras esto, y una pequeña vuelta por el centro de Lausane, fuimos a un mercadillo de navidad y nos tomamos un Vin Chaud o, como os describo en mi post Navidad en Múnich, un delicioso vino caliente que nos vino genial para entrar en calor.

Después de esto, fuimos a cenar y luego a un bar de shishas llamado Hookah bar, en la céntrica plaza de bares de Flon; con un acogedor ambiente de gente joven donde lo pasamos muy bien.

5. Adiós Suiza, encantada de conocerte, Nyon.

El último día de mi estancia en Suiza visitamos, más vale tarde que nunca, la bonita ciudad de Nyon.

Esta acogedora localidad, se sitúa al suroeste de Lausana, a las orillas del lago Lemán, y su espectacular geografía no pasa desapercibida.

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Mirador del Castillo de Nyon. Noviembre de 2017.

No tenía altas expectativas de Nyon, nunca había oído hablar de aquella ciudad, y tras toda la belleza que había visto en Suiza, era realmente difícil volver a sorprenderme.

Pero al entrar en su castillo, descubrir las maravillosas vistas que desde él se disfrutaban, las pequeñas casitas con los tejados nevados, con el majestuoso marco del lago y las montañas,... me dejó sin palabras.

Entonces un copo de nieve cayó sobre mi abrigo, después otro en la palma de mi mano, y tras eso, comenzó a nevar.

La nieve cayendo con ese paisaje de fondo era poética. Ni en la mejor de las películas de Hollywood se hubieran cuadrado tan bien los tiempos, y Yacu y yo no podíamos contener la sorpresa y la alucinación del momento que estábamos viviendo, en lo alto de la colina, con un paisaje como aquel, adornado por los dulces copos de nieve.

Nos quedamos sentados admirando el paisaje, y luego continuamos caminando por el centro de la ciudad, las estrechas y empinadas calles, sus plazas, arcos, columnas,... Parecía un cuento.

Cuando llegamos al lago ya había dejado de nevar, y paseamos en su orilla entretenidos por un divertido mercado que se celebraba ese domingo. Vendían todo tipo de cachibaches.

Al llegar a casa, Celia, la madre de Yacu, nos tenía preparada una deliciosa Raclette, plato típico de Suiza, consistente en queso fundido, patata y guarnición, que hizo contraste con el frío de la calle, y que hizo terminar mi viaje a Suiza de la forma más completa posible.

Espero que os haya gustado el post de mi viaje a uno de los países que más he disfrutado visitando, y que si os ha llamado la atención, no os cortéis en pasaros por ahí, puesto que, de seguro, cumplirá con las expectativas. Pero eso sí, no os olvidéis de ahorrar para ello, porque la media del precio de un café en Suiza son 4€!

À bientôt!


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