Paseo por el hielo

¿Escalar hasta lo alto de una montaña en invierno? Cosa de alpinistas. ¿Pasearse por las colinas en verano? De senderistas. El fin de semana pasado, pude vivir una experiencia aun más diferente: subir a 3000 metros de altitud y perderme en los glaciares de los Alpes.

Fuimos en junio. En coche, por las carreteras de las montañas que zigzaguean y marean, los lagos despuntan en el paisaje verde y primaveral. Pero, a medida que subimos, bordeamos cada vez más riachuelos y el paisaje se va tiñendo de blanco: llegamos a lo alto de los Alpes. Mientras que en Lucerna estábamos a 26 ºC, ahora estamos a unos 10 al salir del coche. La nieve empieza a derretirse, pero se derrite muy despacio. Los lagos están cubiertos de una película de hielo, los peñascos y las flores empiezan a aparecer en medio de un terreno que sigue estando blanco. Es un paisaje muy particular e híbrido, que se muestra ante nosotros. Un paisaje que nos imaginamos, o bien blanco, o bien verde, pero nunca blanco, verde y azul tal y como es en primavera. Un paisaje irreal, al fin y al cabo. Miradlo vosotros mismos.

Mirándolo con perspectiva, resulta bastante divertido que este paseo por medio del hielo fuese una sorpresa para mí. Subí en coche sin saber dónde me llevaban. Entonces, obligada por el tiempo, llevaba un vestido y unas alpargatas de tela. Un atuendo, obviamente, nada adaptado. Me sentí bastante ridícula cuando tuve que andar 200 metros por la nieve, junto a viajeros muy bien equipados con abrigos, pantalones de esquí y botas. Pero eso no arruinaba el paisaje y la experiencia que me esperaba al final de aquellos 200 metros.

Con la llegada de la primavera y la fundición prematura de la nieve por culpa del calentamiento global, uno de los atractivos de la zona está en peligro: el paseo por los glaciares. Así que para solucionar ese problema, los suizos recubren el hielo con un manto blanco que mantiene el frío y ralentiza la fundición. Esto nos permite visitar el interior de la montaña.

Si el paisaje del exterior ya me hizo pensar en Juego de tronos "más allá del muro", el glaciar me llevó a otro clásico: Ice Age: La edad de hielo. Es una sensación rara la de andar entre paredes azules de hielo que gotean en tus manos cuando tocas su superficie lisa. Nos acercamos y vemos burbujas de aire atrapadas por el invierno, rayos de sol que penetran en el sitio. El aire en el interior de la montaña es tan puro que, cuando respiramos, tenemos la impresión de estar dando una bebida fría a los pulmones.

En paisajes como este, nos sentimos minúsculos e insignificantes frente a la grandeza de la naturaleza. Resulta refrescante recordar lo bello que es el mundo. Ese día fue maravilloso, sobre todo porque nunca creí que daría un paseo así. Simplemente, no sabía que existía. No solemos pensar que vamos a ir a la montaña en primavera, en temporada baja, sin embargo, es alucinante. Un mundo dividido en el que la nieve y el sol, el blanco y el verde aun se dan la mano, durante unos meses antes de soltarse.

Galería de fotos