Día 5. Visitamos Split, la capital de Dalmacia
¡Por fin llegó el día en que íbamos a ir a Split! Puede que mi hermana y yo estuviésemos más emocionados que Madoka. Ella no iba con ninguna expectativa mientras que mi hermana y yo sabíamos más sobre Split y queríamos pasar el día allí pero siempre era difícil, sino imposible. Pero las cosas han cambiado, es más, no íbamos a pasar el día solos. No sé si recordaréis que nos encontramos con mis compañeros de diseño mientras comíamos pizza en Šibenik, ellos habían ido a pasar el día allí e hicimos un trato, ellos nos enseñarían un poco Split. Uno de ellos es de allí. Este fue, además, el día más largo de los 9 que estuvimos allí. Al final, el trayecto de vuelta a casa en autobús fue lo mejor. Podréis leer sobre ello al final.
¿Por qué Split es tan especial? Hay varias cosas que tenéis que saber. Split es una ciudad muy antigua, rica en historia y cultura. Se conoce como la "capital" de Dalmacia por ser el lugar más grande de la zona y por tener importancia histórica. Split es la segunda ciudad más grande de Croacia, después de Zagreb; es el hogar de muchos eventos y festivales, además de ser el hogar del club de fútbol Hajduk Split, uno de los clubs más antiguos de Europa (desde 1911). Split se conoce como "la ciudad más atlética" de Croacia por el número de medallas que han ganado los deportistas, no solo dentro de Croacia, sino a nivel internacional. Al ser la ciudad más grande de la costa y, especialmente, del sur, hay una rivalidad y un poco de competitividad (sobre todo en los deportes) entre Zagreb y Split, Zagreb representando el norte de Croacia y Split el Sur. Split ha sido también parte de los lugares en los que se ha filmado Juego de Tronos.
El viaje en autobús desde Vodice hasta Split
Comprobamos el horario del autobús en la estación y en la página web, dos autobuses salían por la mañana, uno sobre las 7. 20 h que llegaría a las 9. 35 h, y el otro sobre las 9. 10 h que llegaría a las 11. 35 h. Decidimos coger el de las 7 y media para tener más tiempo en Split y, con un poco de suerte, evitar el calor.
Los billetes varían según el día, la estación y la compañía. Los precios de ida suelen estar entre 47 y 60 kuna antes de las 3 p. m. También suele haber descuento para estudiantes así que deberíais pedirlo y preparar vuestro carné de estudiante por si os hace falta. También pensamos que sería buena idea ir en ese momento porque también estaba más barato. En Croacia, unos euros de diferencia pueden significar comerte después una pizza pequeña.
Toda la información de los autobuses la podéis encontrar en esta página.
Después de preparar nuestras cosas, incluidas botellas de agua y fruta con chocolate para mantenernos con fuerza durante el día, nos pusimos en marcha hacia la estación. Como podréis imaginar, los viajes en autobús nunca son aburridos en Dalmacia. Por suerte, había asientos libres cuando compramos los billetes, y eso que el autobús estaba lleno al 70 %. Ahora podíamos empezar con nuestro hobby en el autobús, agudizar el oído para escuchar las conversaciones entre el conductor y los pasajeros. Así fue como al comienzo del viaje escuchamos a uno de los pasajeros preguntar "¿Cuánto se tarda en llegar a Split? " y al conductor responder "A saber... No tengo ni idea".
El autobús paró varias veces de camino a Split en las ciudades y los pueblos que había de camino, a veces llegando al mismo centro y otras, parando "en mitad de la nada", en la carretera local, donde alguien tenía que recoger a la gente que bajaba o tenían que caminar durante 15 minutos para llegar a su destino. Aún así, recorriendo las carreteras locales nos permitió disfrutar de las vistas junto al mar y echar un vistazo a las islas. Una de las ciudades más bonitas en la costa, y que muchas veces se incluye en las listas de "las mejores ciudades del mundo" es Trogir. Nosotros pasamos por allí y si tenéis tiempo deberíais aseguraros de hacerle una visita. Hace poco descubrí que ha sido el número 1 en el top 10 de las islas-ciudades más bonitas del mundo de National Geographic o alguien por el estilo. Además, todo su centro histórico está bajo la protección de la UNESCO. Si alguna vez has querido pasear por las calles, casas y murallas de una ciudad medieval con un precioso mar azul alrededor y escapar de la realidad del 2016... ¡esta es tu oportunidad!
Después de pasar por Trogir y por la península de Čiovo al otro lado de la enorme bahía se puede ver la ciudad blanca de Split. ¡Media hora más y ya estaríamos allí!
Llegamos a la estación de autobús y trenes de Split
Después de unas 2 horas y media llegamos por fin. El autobús entra en la ciudad por el noreste y desciende por la carretera hasta el puerto principal. Split no es una ciudad llana, sino que las calles se elevan y descienden por toda la ciudad. A pesar de ser la segunda ciudad más grande de Croacia no tiene red de tranvías. Los autobuses son el único transporte público disponible. Otro problema que probablemente encontraréis en Split si conducís (y podréis daros cuenta en el autobús) es que las calles no están muy bien organizadas para los vehículos con motor. Por ello el tráfico suele moverse despacio y todo el mundo se irrita.
Mientras descendíamos la calle principal se podía ver el mar, una pequeña parte de la riviera y la colina Marjan a lo lejos. Por fin llegamos a la estación de autobuses. Hay muchos autobuses y la estación es mucho más grande que la de Šibenik, y algo más pequeña que la estación principal de Zagreb. Estaba abarrotada y tardamos unos minutos en escapar de toda la gente y conseguir un soplo de aire fresco. Al otro lado de la estación hay una estación ferroviaria y algunos trenes.
Otra cosa que se nota después de estar rodeado por toda la gente durante unos minutos es que son más altos que la media, tanto hombres como mujeres. Fue algo especialmente raro y nuevo para Madoka.
Fuimos directamente al mostrador y compramos tres billetes para estudiantes para esa misma tarde a las 20. 30 h. Después encontramos rápidamente una oficina de cambio y Madoka pudo, al fin, cambiar algunos yenes por kunas. ¡Genial!
Ahora, ¡al centro de la ciudad! Lo primero que queríamos visitar en el centro histórico era el Palacio del Emperador Diocleciano. Pero antes dejadme que os cuente algunas cosas interesantes y curiosidades sobre Split.
Para entender Split
Población y geografía
Split, como la segunda ciudad más grande de Croacia después de Zagreb, tiene una población de algo menos de 180. 000 habitantes. En realidad, el número ha descendido los últimos 16 años de casi 190 000 a unos 177 000, lo que supone una tendencia negativa de despoblación. Cuando la comparas con los 790 000 habitantes de Zagreb parece casi imposible que Split llegue a alcanzar a Zagreb, excepto con una migración potencial. El problema de Croacia es la fuerte centralización de Zagreb, somos demasiado pequeños para ser centralizados, lo que desemboca en problemas demográficos con otras regiones. No creo que haya necesidad de dar lugar a las conocidas "ciudades fantasma".
Hablando de los ciudadanos, hay una distinción popular entre los residentes, según su origen y la forma en la que hablan se pueden dividir en 2-3 grupos. Los que se consideran y hablan el croata chakavian, conocidos como los "verdaderos splitenses" (o "fetivi"), junto con los isleños que se llaman "boduli"; los últimos suponen la mayoría de la Split moderna y son personas que han inmigrado desde el interior y Bosnia & Herzegovina. En el norte de Zagreb hay una situación similar entre los "vecinos locales" y aquellos que inmigraron desde otras regiones en la segunda mitad del siglo XX. En ambos casos la población en estas dos ciudades aumentó rápidamente durante los años 90.
Split es una ciudad ubicada en la península de Marjan (o Split), rodeada por las montañas de Masor (la grande que se ve ve al fondo), Perun y Kozjak. La ciudad histórica está situada debajo de Marjan e íbamos a visitarla más tarde. Al estar en una península la ciudad está rodeada por el mar por ambos lados. Las islas que se pueden ver porque están cerca de Split son Brač, Hvar, Šolta y Čiovo (con Trogir). Al ser el centro administrativo del condado de Splitsko-Dalmatinska, es la principal y la única conexión al continente para las islas cercanas.
Split tiene también un aeropuerto, ¡aquí podéis ver un aterrizaje desde la cabina del piloto!
Historia
Split tiene una larga historia que, al parecer, se remonta a hace 2400 años. Fue fundada por los griegos (lo sé, ¡los griegos están por todas partes! ) y el nombre de su asentamiento era Aspalathos. Normalmente la gente considera la construcción del palacio de Diocleciano el comienzo y nacimiento de Split, hace unos 1700 años, al principio del siglo IV a. C.
A lo largo de los siglos Split ha sido el centro administrativo de Dalmacia y del Reino de Dalmacia bajo el gobierno del Reino croata, los vencianos y el Imperio Bizantino, después el Reino de Hungría, bajo los austro-húngaros y entre unos cuantos estados yugoslavos. En el segundo milenio ha pasado la mayor parte del tiempo bajo el gobierno de Venecia. La población de la ciudad también ha sido una comunidad de hablantes croatas y romances pero los hablantes romances se han eslavizado y hoy forman parte de la sociedad moderna croata. Aún así, incluso hoy se puede ver la mezcla de las diferentes influencias y culturas, todo eso hace de Split la ciudad que es a día de hoy. Antes solía preocuparles la amenaza de una invasión otomana y la ciudad tuvo problemas varias veces pero nunca llegó a caer en las manos del Imperio Otomano. Fue ocupada durante la Segunda Guerra Mundial y en los años 90 se incorporó a la República de Croacia.
"La ciudad más deportista del mundo" y el hogar de las personas más altas de Croacia
Split es conocida como una de las ciudades más deportistas del mundo (al menos eso decimos) por el gran número de medallas que se han ganado en competiciones. Si seguís deportes como el tenis, baloncesto, atletismo u otros, debéis saber que Split es la cuna de deportistas como Goran Ivanišević, Blanka Vlašić, Ivano Balić, Dino Rađa y Toni Kukoč, Petar Metličić, los hermanos Skelin, Mario Ančić... y el club de fútbol Hajduk Split, que es uno de los clubs de fútbol más antiguos en Europa, fundado en 1911.
Muchos deportistas exitosos vienen de Split o de Dalmacia y cuando caminas desde la riviera hacia el oeste puedes ver que el camino está lleno de los nombres de ciudadanos famosos y exitosos, no solo en deportes sino también en música, arte y cultura en general.
Hablando de la gente más alta, Split ostenta el primer puesto en los rankings en Croacia. En realidad, toda Dalmacia, incluyendo Montenegro, Herzegovina y el sur de Serbia (todos están en la región Dinárica de los Alpes) están considerados como los más altos del mundo con una altura media de 1. 85 m para los hombres (6' 11") y 1. 71 m para las mujeres (5' 7"). Este no es el caso del resto de Croacia, como podéis haber imaginado. Fue especialmente interesante para Madoka observar la diferencia después de pasar casi toda su vida en Japón. Mi hermana y yo también nos sentimos un poco como hobbits allí puesto que una de cada tres personas era una cabeza más alta; y eso que yo mido 1. 84 m.
Así que sí, hay muchas personas que han tenido éxito en los deportes y han traído medallas de las Olimpiadas (leí que más de 90).
FC Hajduk Split
El club de fútbol es un pequeño orgullo para los ciudadanos de Split y se pueden encontrar muchos grafittis de 'Hajduk živi vično' (Hajduk para siempre) hechos por los fans "torcida". Hajduk tiene 115 años de antigüedad además de una larga tradición y muchas historias interesantes. Tuvo mucho éxito (incluso copas de Europa) hasta la última década, cuando Dinamo llegó al #1 en Croacia. Ya he mencionado antes la rivalidad entre los clubes de Split y Zagreb. Mi consejo es no llevar nada del FC Dinamo en Split porque lo más probable es que te ataquen los hooligans (y no les va a importar que seas extranjero o no), o, si hay un partido de fútbol entre estos dos equipos, no vayas con la camiseta azul en dirección a los grupos blancos de fans del Hajduk.
Visita al Palacio de Diocleciano
Volvamos con nosotros. Después de cambiar dinero nos dirigimos a la ciudad histórica en cuyo centro se encuentra el Palacio del Emperador Diocleciano. Tuvimos que cruzar y subir por la carretera y pasar por un montón de tiendas de souvenires hasta llegar a una calle entre los muros históricos. También estaba llena de souvenires donde podías comprar sombreros, camisetas, imanes, postales y otras cosas. Nos dirigimos al norte, pegados a la muralla hasta que salimos de esa zona abarrotada.
A nuestra izquierda había una zona verde relativamente grande, alrededor de las murallas de la antigua fortaleza romana con las puertas abiertas. Nos acercamos allí y frente a las puertas había una enorme estatua del obispo Gregorio de Nin (Nin es una pequeña ciudad al norte de Dalmacia). Tenía un pie dorado que, según las historias, te traería buena suerte si lo tocabas. Nosotros no lo tocamos.
Junto a las puertas habían dos chicos disfrazados de soldados romanos, les pedimos una foto con Madoka y entramos.
El complejo militar de Diocleciano (ese era su propósito) de la fortificación se caracteriza por sus calles angostas, edificios en bloques y sus formas geométricas y rectangulares (la red de calles) que también es una de las características principales de la arquitectura urbanística romana. Se pueden encontrar muchas agencias y tiendas de souvenires en esas calles pero creo que son más caras que las de fuera así que es mejor ser paciente. No tardamos mucho en llegar al que puedes encontrar fácilmente en Internet, el peristilo del palacio de Diocleciano, el patio y la torre. Estaba abarrotado de gente, claro, pero intentamos hacer algunas fotos y dar un paseo por allí. La gente suele considerar este el lugar de nacimiento de Split, puesto que de ahí hacia fuera (la parte exterior de las murallas) la gente empezó a asentarse allí porque la vida era mucho más segura junto a la fortaleza, y así el futuro Split creció poco a poco.
También hay una pequeña estatua de una esfinge que trajeron de Egipto en aquella época y está junto a la torre. Decidimos dar una vuelta y ver todas las cosas. Primero bajamos las escaleras al sótano que acababan de renovarlas y estaban llenas de souvenires. También había un camino y un paso que llevaba al "famoso" Salón del Vino de Diocleciano, pero escuchamos que no valía la pena pagar, realmente, así que no llegamos a verlo. Desde los sótanos acabas directamente en el centro de la riviera de Split, rodeado de palmeras. Pero nosotros volvimos atrás por la calle y nos paramos junto a la torre y el campanario. Para subir a lo alto había que pagar, y la cola era bastante larga. Al final Madoka subió y disfrutó de las vistas de Split, luego nos enseñó algunas fotos geniales.
A fin de cuentas, visitar el palacio fue una experiencia genial y la visita, sin duda, valió la pena. Estar allí rodeado de miles de años de arquitectura antigua, por donde paseaban hace más de un milenio los soldados romanos y el Emperador, era algo genial. Y lo que te transporta en el tiempo es la arquitectura. Además, el palacio forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO y representa el patrimonio arquitectónico más famoso y completo de la costa croata y es uno de los maravillosos ejemplos que recorren el Mediterráneo.
Aún nos dimos un par de vueltas más. El plan era quedar pronto con nuestros amigos (la parte más emocionante del día).
Exploramos la ciudad histórica y volvimos a la riviera
Encontramos la oficina turística que está en algún lugar del centro de la riviera y cogimos unos planos del centro. Después decidimos dar unas vueltas más ya que no sabíamos que hacer sin nuestros amigos. Volvimos al casco antiguo y fuimos caminando por las calles llenas de visitantes hacia arriba. Nos cruzamos con una estatua de Marko Marulić al que se conoce como el "Padre de la literatura croata". Fue un poeta y escritor renacentista, en aquella época algunas de sus obras se tradujeron a muchas lenguas en Europa (algo como los best-sellers actuales). Después estuvimos, básicamente, vagando por las calles buscando algún lugar a la sombra donde poder relajarnos y refrescarnos después de haber estado tanto tiempo bajo el sol.
Después de 15-20 minutos caminando decidimos tomar un descanso y sentarnos en algún sitio a la sombra, bajo las palmeras de la riviera; estábamos medio muertos de cansancio. Resultó ser más complicado de lo que parecía en un principio por que todos los bancos a la sombra estaban ocupados. Por suerte, encontramos uno que estaba a la sombra al 75 %, pero me tocó a mí sentarme en la parte que daba el sol. Jugamos un rato a las cartas (otra vez al Šnaps) y comimos y bebimos un poco. Un poco antes habíamos encontrado un pozo público en el que podíamos rellenar las botellas.
Contacté con mis amigos y nos dijeron que llegarían enseguida. Mientras tanto, yo estaba muy cansado por haber ido a todas partes los días anteriores y el sol me estaba matando, solo quería tumbarme en el césped y dormir.
Nos encontramos con nuestros amigos y subimos por Marjan
Quedamos con dos amigos (uno de ellos era de allí) al final de la riviera, justo en medio para vernos enseguida. Mientras les esperábamos vimos un par de puestos (o tiendas de souvenires) que ofrecían tours por las localizaciones de Juego de Tronos en Split. Costaba unos 100 € (claro que sí... ). Los bares y restaurantes junto a la riviera eran, simplemente, demasiado caros para sentarnos y tomar algo así que decidimos ir a una heladería que había cerca para quitarnos el calor. El tercer amigo llegó un poco tarde y tuvo que caminar desde la otra mitad de Split, pero, al final, acabamos todos juntos.
Después de tomarnos un helado en la calle Ban J. Jelačić, nuestro amigo autóctono nos dijo que había un lugar cerca para subir a uno de los miradores de Marjan. Nos dijo que no sabía muy bien qué calles llevaban allí exactamente pero no teníamos otra opción que confiar en él. Tardamos unos 15 minutos en llegar, yendo básicamente de izquierda a derecha por las calles. Junto a una carretera que asciende por allí encontramos unas escaleras que llevan a un punto (pero no a la cima) de Marjan donde hay un restaurante o un bar. Allí nos tomamos un descanso. Ya estábamos a la altura del campanario y las vistas de Split desde allí eran bastante impresionantes. ¡Llego el momento de hacer fotos! Un poco más allá de Split está la gran montaña Mosor, con una altura de casi un kilómetro. Cuando miras al sur se pueden ver las islas (Brač es la primera) y muchos botes y embarcaciones que van en varias direcciones.
Ya era la hora de comer así que discutimos a dónde ir. Antes de comer algo la idea era ir a un buen café y tomar algo.
Bajamos las escaleras que iban en zig-zag a veces, pero al menos estaban cubiertas por el "bosque" y su sombra así que no fue tan duro como la subida. Llegamos al mismo punto desde el que habíamos empezado a subir y seguimos a Nikola (el autóctono) al café. Volvimos al casco antiguo pero no recuerdo el nombre del bar. Estaba en un patio y había que pasar por varias calles estrechas y estar atento (izquierda, derecha, recto... ) para encontrarlo.
El café (no recuerdo su nombre) no era tan grande como Azimut pero yo diría que está en la misma categoría en cuanto a "improvisación" y materiales reutilizados. Nos sentamos fuera, resguardados por todas partes por las casas altas, por lo que estábamos a la sombra y bastante cómodos. Allí los barriles servían de sillas y, además, había un ventilador que rociaba agua fría sobre nuestras cabezas así que no podíamos quejarnos del lugar. Pedimos el café y estaba a un precio más o menos razonable (menos de lo que cuesta un café en Viena, un euro y medio) y nos quedamos hablando durante unos 40 minutos. Esta fue una buena oportunidad para que mis amigos conocieran mejor a Madoka y le preguntaran lo que quisieran sobre Japón. A mí me resultaba divertida la situación, todos sentados con una invitada japonesa, no hay palabras que puedan expresar del todo el significado, así que no lo entenderíais. Simplemente confiad en mí, fue divertido.
Todos estábamos de acuerdo en que había llegado el momento de comer algo y Nikola nos dijo que había un sitio muy bueno y asequible para comer, y además estaba cerca de el resto de sitios a los que pensábamos ir.
Descanso para comer y las increíbles vistas desde el parque Sustipan
Volvimos por un camino distinto. Nikola quería enseñarnos la calle Marmont (nombrada así por el general de Napoleón, Marmont, que gobernó Dalmacia brevemente y que hizo muchas cosas buenas) donde se encuentra la lonja. En invierno si hace mucho frío (algo que empezó a pasar los últimos años, normalmente no hay un invierno como el del norte en Split) puede ser peligroso caminar por la calle Marmont porque el suelo está embaldosado con losas que pueden congelarse y resultar muy resbaladizas. Muchos splitenses se han caído y han terminado en el hospital. Pero en verano no tuvimos ningún problema.
Pasamos por Matejuška y dejamos atrás la rivira. El paseo duró unos 20 minutos hasta llegar a Fast Food Popaj (sí, ¡Popeye! ) en la recientemente construida "Obala kneza Branimira". Este es el lugar en el que puedes encontrar los cientos de nombres de los ciudadanos de éxito de Split y el año de sus logros. También pasamos por muchas tiendas lujosas que había allí. En aquel momento parecía que tardaríamos siglos en llegar a la comida, pero llegamos al final.
Después de esperar 10 minutos en la cola, por fin pudimos pedir algo para comer. Disfrutamos de unas hamburguesas y bebidas deliciosas. Nos lo llevamos todo al parque Sustipan y comimos allí, sentados en un banco a la sombra. Ese fue, sin duda, uno de los mejores momentos del día, sobre todo cuando estás hambriento.
El parque Sustipan está dedicado a San Stephen (Sveti Stipan) y también es un paseo. Hay que ascender un poco pero se puede disfrutar de la vegetación y del paisaje. Al perecer, también organizan conciertos allí, porque vimos un escenario fijo. Descansamos allí durante media hora, disfrutando de la tranquilidad. No había nadie más así que nosotros éramos los más ruidosos. Detrás de la pequeña valla están los acantilados así que hay que llevar cuidado y no jugar junto al borde, si no quieres acabar en el hospital o junto a San Pedro. Aquí sentado hay unas vistas muy buenas de Brač y el resto de islas.
Después de un buen descanso el siguiente punto en nuestra lista era la playa. ¡Hora de darse un baño!
Un baño en la playa de la bahía de Zvončac
Empezamos a descender por la carretera a través de un parque y un campus hasta que llegamos a la bahía de Zvončac. Se puede nadar allí porque es el principio de la bahía, pero caminamos unos minutos más hasta llegar al lugar que buscábamos (o, al menos, lo buscaban nuestros guías). Encontramos un sitio a la sombra, había mucha gente pero podías encontrar un hueco. Éramos 6 y solo 3 de nosotros fuimos a bañarnos. Madoka decidió no meterse al mar ese día y mis amigos Nikola y Elizabeta tampoco tenían muchas ganas. Nuestro amigo Mladen, junto con mi hermana y conmigo, quería meterse al agua. No podía esperar más para refrescarme.
También había una cabina para cambiarse, y la usamos. La playa tenía duchas con agua fría para que pudieras quitarte la sal después de salir del mar. Yo decidí saltar al mar desde las rocas, como hago siempre que tengo la oportunidad. No hay nada mejor que sumergirte en el agua cálida con el sol sobre tu cabeza. Ya eran las 16 h así que no estaba directamente sobre nuestras cabezas. Nadamos hasta las boyas y vuelta, intentando disfrutarlo al máximo.
Después de pasar un rato muy bueno estuvimos 10 minutos hablando sobre Japón y sobre cómo se sentía Madoka en Croacia, después decidimos volver a la ciudad. Nuestros amigos también tenían cosas que hacer (mi amigo, Mladen iba a viajar a Zagreb el día siguiente y dijo que ya había tenido mucho mar por ese día) y no queríamos molestarlos más.
De vuelta al centro y la despedida de nuestros guías
Volvimos a hacer el camino de vuelta junto al mar, pasando otra vez por el "paseo de la fama" y los barcos, después a lo largo de la riviera frente al casco antiguo y las palmeras. Empezó a llover ligeramente y no sabíamos si sería una lluvia fuerte que te sorprende repentinamente... o no. Por suerte para nosotros, no pasó nada malo y paró después de unos minutos (no habíamos traído paraguas). Pasamos por la estación de autobuses y las tiendas de souvenires y ascendimos un poco. Nuestros amigos nos dijeron que podíamos ir juntos hasta el parque Bačvice, que conduce a la playa más popular de la ciudad, Bačvice.
Llegó el momento de decir adiós y "arigatou gozaimashita" por enseñarnos Split. Ellos se alegraban de haber conocido a Madoka y, la verdad, no nos aburrimos para nada en Split. Otra vez solos llegó el momento de visitar Bačvice.
Bačvice. La playa más popular de Split
Tardamos unos 10 minutos en bajar (hacia el sur) por el parque hasta que llegamos a Bačvice. Escuchamos música alta y descubrimos que había un escenario y un concierto, o unos locutores muy ruidosos.
Bačvice está a 1 km más o menos de la estación de autobús y de tren así que no estaba realmente lejos. Buscamos la forma de bajar desde el parque hasta la playa y decidimos echar un vistazo alrededor. Nadie tenía ganas de bañarse otra vez (yo no estaba seguro pero, bah, la próxima vez). Había mucha gente así que decidimos buscar algún lugar más tranquilo un poco más lejos. Después de encontrar unas escaleras subimos hasta terminar en la carretera otra vez, pero no tardamos mucho en encontrar un camino para bajar por la colina hacia una zona más tranquila (aunque también llena de gente). Nos sentamos en un bar y nos pasamos una hora allí bebiendo Cedevita. Ya eran las 18 h o así y aún nos quedaban dos horas así que intentamos quedarnos allí a hablar. Todo empezó a ponerse naranja, un fenómeno que solo se ve en agosto; es como un filtro.
Cuando nos quedaba una hora y media decidimos volver lentamente a la estación de autobús y pasamos también por una oficina de correos para comprar unas postales. Volvimos por un camino un poco distinto mientras intentábamos dejar atrás Bačvice y el escenario. Después de hacer unas cuantas fotos más llegamos en 10 minutos a la estación. Nos quedaban unos 40 minutos y decidimos dar un paseo y comprar las postales. El atardecer comenzaba a verse en el horizonte mientras se acercaba la noche. Después de sentarnos en nuestra parada vimos, por fin, el autobús entrar. Mientras esperábamos en la cola para subir al autobús, vi al conductor que había conducido el autobús desde Zagreb hasta Viena en junio, cuando fui a visitar el estudio. Pero seguro que no me reconocería y desapareció en unos segundos.
Lo pasamos muy bien en Split. ¡Hasta la próxima! Pero nuestras aventuras no se han acabado aún.
Una locura de viaje de vuelta a Vodice
Cuando un piensa que puede descansar por fin durante las 3 horas de autobús hasta llegar a casa, se equivoca. Especialmente si hablamos de Dalmacia y Croacia en general.
En primer lugar, cuando subimos al autobús nuestros asientos estaban ocupados. Pero eso es algo normal aquí, nadie se queja, simplemente coges otro sitio. No habría habido problema pero una chica se acercó y nos dijo "Este es mi sitio, lo tenía reservado". Le dijimos que nosotros también habíamos reservado nuestros sitios y que alguien se había sentado igualmente, pero no tenía por qué ser un problema, simplemente podía sentarse en otro sitio. Pero ella fue realmente insistente y unos minutos después volvió con el conductor. Él comprobó nuestros asientos y vio que otras personas se habían sentado así que le recomendó a la chica que hiciera lo mismo, sentarse en otro sitio. Aún así, la chica estaba incordiándole tanto que acabó por pedirle a mi hermana que le cambiara el sitio y se sentara delante. Mi hermana estaba ya algo harta pero al final accedimos. De modo que esta chica se sentó frente a mí y junto a Madoka. Y yo estaba sentado junto a una anciana rara que lo olisqueaba todo.
Creo que me quedé durmiendo un par de veces durante el viaje y me perdí algunas cosas graciosas pero os cuento lo que mi hermana me dijo. Cuando se cambió de sitio todos los de delante le dijeron que se alegraban de haberse deshecho de la chica que no paraba de quejarse, mi hermana me dijo que al final lo pasó muy bien con las personas de delante, incluidos los conductores (que, por cierto, no eran de Dalmacia, sino de Istria; son dos mentalidades distintas y mucho mejor compañía para un viaje). La chica, al parecer, estaba haciendo un viaje largo desde Split hasta Pula en Istria (que serían unas 6-8 horas en el bus, puesto que también hace otras paradas). El conductor dijo "Uf, yo preferiría pagar 150-200 kunas más y viajar en avión que en este estúpido autobús". Y otro chico, que nos contestó, dijo que era muy arrogante y maleducada y que se alegraban de que se hubiera cambiado de sitio.
Otra cosa graciosa (aunque no tanto, en realidad) ocurrió cuando dejábamos Split. Nos dimos cuenta de que había una especie de luz roja, algo como humo o fuego y, al principio, no reaccioné, pensé que debía ser algún tipo de fiesta o algo, entonces escuchamos a alguien golpeando en la ventana que había a nuestra derecha, de donde venía la luz roja. Eran los fans de Torcida que tiraron bengalas al autobús. Por suerte el cristal no se rompió. Me preguntaba cuál podría ser la razón (aunque no creo que haya razón alguna para tal estupidez) y me enteré de que Croacia perdió contra Serbia en water-polo y que estaban enfadados. Madoka vio lo que estaba pasando y le dije "no pasa nada, solo lo están pasando bien, es normal... ", espero que se lo creyera.
Otro momento divertido fue cuando un chico se bajó en una estación e intentó abrir el maletero sin el conductor. Este último bajó corriendo y empezó a gritar "¿¡Te has vuelto loco?! " y estuvimos escuchando ese espectáculo durante unos minutos.
El absoluto ganador de la tarde y que hizo reír a todo el autobús (yo estuve durmiendo casi todo el rato pero estuve presente durante las últimas partes, el principio me lo contó mi hermana), fue una turista asiática. Desde que dejamos Split estuvo preguntando si la siguiente parada era Šibenik (para la que faltaban dos horas al menos) y quería bajarse en cada parada. El otro chico tuvo que detenerla cada vez y calmarla. El conductor fue muy amable y le decía todo el rato "Por favor, señora, no se preocupe, le avisaremos cuando lleguemos a Šibenik, usted relájese y disfrute del viaje", pero ella intentó bajar literalmente en cada parada. Entonces llegó el momento más divertido, cuando, en mitad de la nada, había una parada de autobús y una persona tenía que bajarse allí, alguien de la zona. Sin embargo la señora asiática era muy persistente e intentó bajar allí también. El conductor se puso "¿Pero qué...? ¡Espere! " y tuvo que cogerla en las escaleras. Dijo algo en croata que hizo reír durante varios minutos a todos los que lo entendieron y le dijo a la señora "Por favor, yo mismo le ayudaré a bajar cuando lleguemos a Šibenik, usted solo siéntese y cálmese". Ella también se puso a reír y, una hora después más o menos, llegamos a Šibenik, él la cogió de la mano y cogió el megáfono y dijo "¡Hemos llegado a Šibenik, bienvenidos y que pasen un buen día! " Lo raro es que ella ya había estado en Šibenik antes de ir a Split, no entiendo cómo puede confundir una ciudad de casi 50. 000 habitantes con una carretera en mitad de la nada. De todas formas, después de 20 minutos llegamos a Vodice.
Después de contar todas las historias en casa y de cenar otra vez, nos fuimos a dormir. Al día siguiente nos tomamos un pequeño descanso; el plan del día siguiente era visitar Zadar.
Gracias por leer. Próximamente... ¡Zadar!
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