La costa guipuzcoana
¡Buenas tardes! Como ya lo he hecho anteriormente, hoy voy a recorrer la costa vasca, y exactamente la guipuzcoana. Es una provincia preciosa con pueblos encantadores y ansiosos por ser visitados, ¡Así que agarraos fuerte que ahora vienen joyitas!
LA COSTA GUIPUZCOANA: DESDE MUTRIKU HASTA IRÚN
Mutriku
Mutriku es nuestra primera parada en la costa guipuzcoana, situada a muy pocos kilómetros de la frontera con Bizkaia y a 5 minutos de Ondarroa, el municipio más cercano a la costa guipuzcoana (para saber más información sobre la costa vizcaína, entrad aquí).
Mutriku es un pueblo portuario y pescador de poco más de cinco mil habitantes pero con un encanto muy especial. Sus calles están llenas de color y mucha luz, y su puerto es asombroso, es la fuerza dominante de toda la zona. Sus dos playas no suelen ser muy calmadas normalmente, pero en días de calor incitan considerablemente a bañarse en ellas.
En cuanto a gastronomía, el plato protagonista es el marisco, por delante del pescado, aunque en esta zona se críen cabrachos.
Es un pueblo muy bonito e ideal para perderse con un grito al cielo y los ojos enamorados.
Si queréis saber más información sobre este municipio, hace semanas escribí un post entero sobre Mutriku y sus pequeños secretos. Echad un vistazo si os pica la curiosidad de lo que os podéis encontrar aquí.
Deba
Deba se sitúa a seis kilómetros de Mutriku, en el lado derecho de la desembocadura del río del mismo nombre. El municipio no es de más de cinco mil habitantes, pero no por eso deja de ser imprescindible en el viaje por la costa guipuzcoana.
Deba está rodeado de acantilados preciosos y de marismas, además de mucha vegetación y montañas frondosas. Y por si fuera más, hay tres playas que pertenecen al pequeño pueblo: la de Santiago, en el lado derecho del río, la Playa de Lapari, situado más al este y otro más pequeño en el lado opuesto. Deba también tiene un pequeño puerto pegado al puente principal y a la estación de tren, pero es como ya os lo estaba describiendo: muy pequeño y estrecho.
En cuanto al centro, no hay mucho que ver, absolutamente nada si no fuera gracias a la Iglesia de Santa María y la Plaza Foruen, pero nunca viene mal callejear un poco y conocer la zona, ver restaurantes y degustar platos. Ya veréis que el tema de las calles se os va a volver obsesivo en Guipúzcoa.
Zumaia
Entre Deba y Zumaia hay la mar de acantilados y de flysch, formaciones geológicas puntiagudas que tienen forma de cuchillas. Esta zona es uno de mis favoritos de toda la provincia, es un rincón mágico y muy bonito, hecho por la naturaleza más generosa y creativa.
Hay muchos senderos que conducen a las cimas de los acantilados, y también varias escaleras que guían a las playas rocosas que estos acantilados esconden.
Pero aunque esta cantidad de playas sea grande, ninguna se compara con la Playa de Itzurun, en Zumaia.
Zumaia es un municipio construido entrono a los ríos Narrondo y Urola (sobre todo en torno a ésta última), es muy conocida por sus flysch y acantilados. Pero más conocida es por aparecer en la película de "Ocho Apellidos Vascos", en la ermita donde los protagonistas se casan.
Zumaia se divide en tres zonas. La primera, el lado derecho del río Urola. La segunda, el centro de la comarca (en el lado izquierdo del río y en ambos lados del río Narrondo). La tercera, la zona de los acantilados, la ermita y las playas.
En la primera zona se encuentran la gran Playa de Santiago y el puerto. El puerto es bastante grande y tiene un restaurante muy conocido al lado: Marina Berri. A poca distancia del puerto está el Museo de Zuloaga, un museo dedicado al pintor Ignacio Zuloaga que está compuesto por varios edificios: un museo, un taller y una ermita. También está ubicado en unos jardines preciosos, y entre el puerto y los jardines se coloca una especie de playa con marismas y aguas poco profundas, pero nadie se baña en ellas.
Después de las marismas hay un pequeño bosque, y detrás suyo, la playa de Santiago, con una explanada llena de vegetación de las dunas y caminitos que conectan tanto el bosque como el museo con la playa.
La playa, como ya lo he repetido, es muy grande, y sus aguas son muy claras y limpias. Además, no suele haber mucha gente ya que gran parte de los residentes suelen tomar el sol y bañarse en la Playa de Itzurun, pero eso que se pierden.
La segunda zona atraviesa todo un acantilado y va desde el lado izquierdo de Urola hasta la playa de Itzurun.
La mayor parte de la zona (el centro de la ciudad) es cuesta arriba, aunque no tanta comparada con otros municipios que veremos más adelante. Aquí, podemos ver numerosas calles con encanto, la Plaza de Amaia, la Fuente de San Juan, varios bares y la Parroquia de San Pedro.
En la Plaza de Amaia, podéis desviaros en dos direcciones: dirección norte, es decir, hacia el mar, donde encontraréis un largo muelle, la playa rocosa de Inpernupe y el faro; y hacia la montaña, donde, alucinados, os veréis encima de unos altos y maravillosos acantilados y de la Playa de Itzurun. Es aquí donde se sitúa la Ermita de San Telmo, la ermita que se filmó en "Ocho Apellidos Vascos".
Desde este punto, lograréis una panorámica impresionante de los flysch. También hay varios senderos cerca que os llevarán a los propios acantilados y puede que a otras playas escondidas.
Yo solo digo que no dejéis escapar la oportunidad. Es lo peor que podríais hacer. Yo si pudiera, volvería. Y con ganas.
Getaria
Getaria se encuentra entre Zumaia y Zarautz, y todo su casco viejo se concentra en una pequeña península al que llaman "El Ratón de Getaria". A los dos lados de la península hay dos playas. En el lado izquierdo, está la playa Gaztetape, y en el lado derecho, la playa de Malkorbe, la más grande de las dos.
El casco viejo se divide en cuatro calles. Al principio está la plaza del Ayuntamiento, con la estatua homenajeando al marino Juan Sebastián Elcano, el primer hombre en dar la vuelta al mundo. El monumento que se encuentra justo al lado también le hace un homenaje al hombre, con un lema grabado en piedra: "Primus circumdedisti me": "fuiste el primero en rodearme". Desde su ático se puede ver todo el pueblo, con Zarautz de fondo.
La calle con más movimiento es la central: Kale Nagusia. La calle está abarrotada de bares, tiendas de ropa y heladerías, y miles de turistas franceses, ingleses y españoles pasar por ahí al año. Pero las otras calles tampoco tienen pérdida, ya que son igual de mágicas que la central. Todas llenas de colores y balcones creando sombras y huecos a los rayos del sol. Son muy tranquilos, a mi me encantó pasear por ellas.
En medio de las calles está la Parroquia de San Salvador, el cual conserva los restos y las ruinas del imperio romano. Detrás suya, al final de todas las calles, se puede ver, junto con otros restaurantes, el puerto, un chiringuito al lado de la playa de Malkorbe, la zona industrial, el gran muelle donde se ubican varias fábricas, y la Isla de San Antón.
La peña es quizás lo más simbólico del municipio, y las vistas desde su cima son de otro mundo, son de otra calidad que nosotros desconocemos.
Zarautz
Zarautz es una ciudad a un cuarto de hora de Getaria, y es el municipio guipuzcoano más visitado por surfistas al año.
La mejor manera de llegar hasta Zarautz es caminando por el paseo marítimo desde Getaria. Es un trayecto precioso y no es muy largo, pero sobre todo, las vistas son la única razón para animarse a hacerlo. Antes de llegar a la ciudad, veréis que el puerto se ubica en el lado izquierdo (en el lado derecho desde el paseo marítimo), que no es muy grande y que, sorprendentemente, está bastante lejos de la urbanización (teniendo en cuenta la proximidad que suelen tener normalmente).
El tren atraviesa toda la ciudad, por lo que la separa en dos lados: el lado norte, donde se encuentran la playa y el casco viejo, y el lado sur, donde están "las afueras". En este lado solo hay edificios gemelos y simétricos, y no hay nada atractivo para ver. Solamente hay viviendas y parques.
En cuanto al lado norte, aquí se anima la cosa. El casco viejo de Zarautz se localiza al noroeste de la zona, y en el lado noreste está el resto de la ciudad, lleno de edificios, hoteles, piscinas, un campo de golf más parques. Dentro del casco viejo, los puntos de interés más atractivos son la Parroquia de Santa María La Real, los museos de Menosca y el fotográfico, la iglesia de Padres Franciscanos, el Parque de los Patos, el cine de Modelo Aretoa y el Ayuntamiento.
Pero tampoco hay que olvidarse de la razón por el que los surfistas visitan tanto la villa: la playa. La Playa de Zarautz. Es la playa que la recorre de punta a punta, y es preciosa. Desde la playa se puede ver la isla de Getaria, que es por donde anochece y la ciudad se vuelve mágica. Los atardeceres son espectaculares.
Cerca de la playa también hay varios restaurantes, hoteles, un campo de golf, un parque de skate y dos glorietas de piedra sin tejas. Las fotos quedan espectaculares desde este punto.
Por último, me gustaría deciros que uno de los mejores consejos que os pueden dar relacionado con Zarautz es esta: en verano suelen venir tantos turistas a la villa que la cifra de habitantes se cuadruplica, así que debido a ese exceso de gente, es mejor visitar la ciudad en junio o a mediados de julio. En esa época, muchos jóvenes suelen venir aquí en cuadrillas e instalarse por fines de semanas o por semanas enteras en los campings de alrededor y a la noche salir de fiesta. Es una buena ocasión para conocer gente y para gozar de la fiesta hasta el amanecer, el cual lo podéis ver en la larga playa de Zarautz.
¿Qué más pedir?
Orio
Orio es, al igual que Deba, un pequeño municipio ubicado en la desembocadura de una ría; en la de Oria, concretamente. Es un municipio de seis mil habitantes a diez kilómetros de Zarautz, y recorre todo el lado derecho de la desembocadura de la ría, en una forma vertical.
Su centro se concentra un poco adentro, no tan cerca de la costa. Comienza en la estación de tren, situada al otro lado de la ría, y termina justo en la autopista AP-8. Al otro lado de la autopista se encuentran las playas y los complejos turísticos, pero ya hablaremos de ellos más tarde.
El centro de Orio se puede dividir en dos lados: el izquierdo, en el cual están los edificios más modernos y los grandes bloques de viviendas llenos de parques, supermercados, un campo de fútbol y el polideportivo.
En el otro lado, es decir, en el derecho, se encuentra "el casco viejo". Es verdad que es un poco pequeño, pero sus calles son preciosas. Entre ellas, podéis visitar la iglesia de San Nicolás, la Plaza del Pueblo, varios asadores y la Oficina de Turismo. Las calles son un poco laberínticas y están formadas por cuestas, pero no es fácil perderse. Pronto os daréis cuenta que terminaréis en el mismo sitio donde habíais empezado.
Al otro lado de la ría hay un pequeño embarcadero de grandes barcos, barcos llenos de valor histórico. Esto sucede porque justo al lado, hay un museo dedicado a los marineros vascos y a sus exploraciones en Terranova, Canadá. Es una visita obligada en Orio.
También querría mencionar que entre la parte izquierda del centro (es decir, el lado "moderno" que se encuentra más al norte que el lado viejo) del municipio y la autopista hay otras dos diferentes: la zona agrícola, es decir, campos de cultivo y huertas, y la zona urbanizada, con hoteles y chalets.
En el otro lado de la autopista, se encuentra la zona hostelera y turística. Esta zona, además de tener más viviendas y alguna que otra huerta, destaca por su gran puerto deportivo, el cual está rodeado de lisos y amplios parques, un camping enorme, apartamentos, un hotel con spa, aparcamientos, restaurantes, dos parques de la playa (en los cuales la gente se tumba y toma el sol) y la Playa de Antilla.
Esta playa es bastante grande y muy tranquila, ya que en Orio no vive mucha gente y la playa no suele estar abarrotada, aunque es verdad que habitantes de otros municipios cercanos se suelen bañar en estas aguas.
También hay otra playa en Orio, pero en el otro lado de la ría: la playa de Oribazar, justo en frente de "Txurruka Aterpea", un albergue en el cual yo mismo pasé un fin de semana.
Es mucho más barato que los hoteles y el camping, y eso que tiene una playa en frente y una piscina propia, pero esta un poco lejos del centro. De todos modos, yo la recomiendo mucho.
Donostia
Y por fin llegamos a Donostia, la capital guipuzcoana y la ciudad cultural europea 2016. Es una ciudad que se expande alrededor de la bahía de La Concha, e incluso alcanza la bahía de Pasaia, en el cual se encuentra nuestra próxima parada, pero ya hablaremos de eso más adelante.
Donostia tiene una población de casi doscientos mil habitantes, y suele dar la bienvenida a más de un millón de turistas al año. La ciudad es muy famosa por su gastronomía, por sus pintxos (comida tradicional vasca que trata de un trozo de pan con pequeña pero variada cantidad de comida encima, y todo ello sujetado por un palillo de madera. También conocidos como "tapas vascas". Al igual que en Donostia, los pintxos son muy famosos en Bilbao) y por sus grandes atracciones turísticas.
Estos pintxos se reparten por toda la ciudad, por la gran mayoría de las barras de bar de la ciudad. Las tapas pueden ser de diferentes tipos de comida: desde vegetales hasta carnívoros. Pueden tener huevo frito, croquetas, pulpo, jamón, setas, queso de cabra, aceitunas, atún, etc. Algunos de los pintxos se comen en frío, pero otras están más ricas calientes, así que mi consejo es pedirle al camarero o a la camarera que te caliente el pintxo, ya que todas estarán frías.
En cuanto a las atracciones turísticas, Donostia tiene bastantes. Empezando desde el oeste, en el monte Igeldo existe un pequeño parque de atracciones con una montaña rusa, un río con troncos, un estanque con barquitos y tiovivos. Es un lugar ideal para pasar el día en familia o con los amigos, y las vistas a la ciudad son impresionantes. Eso sí, montarse en la montaña rusa puede causar un poco de vértigo.
Para llegar hasta el parque, hay un funicular en la parte izquierda de la Bahía de la Concha, y fue construido exclusivamente para llegar hasta el parque de atracciones, aunque esto no es el único punto de interés que encontraréis en la cima, ya que a muy poca distancia hay un faro de más de cincuenta años.
Muy cerca de la plaza donde el funicular comienza el trayecto, está el Peine del Viento, un monumento muy famoso cuyo autor es Eduardo Chillida, artista que también tiene otras obras repartidas por todo el País Vasco, como por ejemplo "Gure Aitaren Etxea" ("La Casa de Nuestro Padre" en euskera), situado en Gernika-Lumo.
Desde el Peine del Viento hasta el Monte Urgull, la otra punta de la bahía, hay un recorrido muy largo, lleno de sorpresas y muchos lugares de interés. Primero de todo, está la Playa de Ondarreta, una playa no muy larga pero, desde luego, más ancha que la playa más conocida de la ciudad, el cual lo desvelaré dentro de poco.
En esta playa hay opción de hacer un pequeño curso de kayak, y sinceramente, es una oportunidad fantástica para disfrutar al máximo de la bahía y de sus aguas cristalinas. Así, os podéis acercar a la Isla de Santa Clara, el centro de la bahía, la egocéntrica isla.
A pocos de Ondarreta están el Pico del Loro y el Túnel del Antiguo frente al Palacio Miramar. El Pico del Loro es una especie de mirador encima de una gran roca afilada rodeada de escaleras que conducen a la otra playa de la Bahía (solamente en marea baja): la Playa de la Concha. En el pico, varios pescadores se suelen reunir y cruzar los dedos para que algún pez pique en su caña de pescar. También es un mirador muy visitado, ya que las olas suelen romperse contra éste a menudo y el resultado del panorama es espectacular.
Al lado del pico se localiza el Túnel del Antiguo. Es un túnel que pasa por debajo del parque del Palacio ya mencionado, desde el cual se pueden obtener unas vistas completas a La Concha. El Palacio de Miramar es un edificio de colores fríos pero lleno de jardines, parques y parterres de colores cálidos y suaves.
En cuanto al túnel, es un espacio precioso pintado de diferentes tonos de azul, blanco o marrón. Aunque a veces parezca ser una imitación a los pasillos de los acuarios, esta obra de arte simboliza el mar y transporta al transeúnte al fondo del mar con la boca abierta. Para algunos no será mucha cosa, pero yo juro que la primera vez que lo atravesé me quedé quieto por bastante tiempo, y en lugar de avanzar, retrocedía poco a poco para fijarme en todos los detalles de semejante obra de arte con una cara de bobo.
Muy cerca del túnel está la Playa de La Concha, una playa que recorre toda la costa desde El Pico del Loro hasta el puerto. Es una playa muy larga y estrecha; por lo tanto, en horas de marea alta no suele haber mucho espacio, y es más recomendable bañarse en la orilla de la otra playa (Ondarreta).
Durante todo el transcurso de la playa de punta a punta, hay un paseo marítimo precioso desde el cual las vistas al mar son magníficas. Caminando por el paseo, os toparéis con lugares como el Centro de Spa La Perla (un edificio colosal con un exterior de estilo parecido al victoriano y con un interior de ensueño), hoteles conocidos como "Londres" o "Niza", la Plaza de Cervantes y el parque "Alderdi Eder". Este parque cuenta con música y espectáculos callejeros, varios monumentos, un parque de juegos y un tiovivo.
Además, el parque se sitúa justo delante del Ayuntamiento. Es un edificio muy fotografiado, muy emblemático y, sobre todo, muy diferente al resto de los Ayuntamientos del País Vasco. Su estilo corresponde a la arquitectura ecléctica, y me recuerda mucho a múltiples Ayuntamientos franceses que he conocido.
Justo detrás está el casco viejo, siete maravillosas calles llenas de cultura, historia y, sobre todo, gastronomía. Teniendo en cuenta que callejear por ellas es indispensable en vuestra visita por Donostia, os voy a recitar algunas de las atracciones turísticas que destacan en esta zona: la Plaza de La Constitución, la Iglesia San Vicente, la Basílica de Nuestra Señora del Coro, el Museo de San Telmo y el Teatro Principal.
En la entrada del casco viejo está el puerto deportivo. Es un espacio muy grande, y se compone por pequeños barquitos y barcos pesqueros. Al final del puerto se localizan otros puntos de interés como el Museo Naval y el Acuario.
Todo esto se encuentra bajo la sombra del Monte Urgull, el cual está lleno de historia. Todo el territorio está ocupado por las ruinas de una antigua muralla, varios miradores de la ciudad y el Museo de Historia (el cual tiene una estatua dedicada a Dios en su tejado). Además, el monte es muy frondoso y el paseo hasta su cima es muy entretenido y rodeado de naturaleza. Incluso a veces descubriréis monumentos escondidos entre los árboles. Es toda una aventura.
Antes de llegar a la ría Urumea, también querría mencionar el resto de la ciudad: una gran barrio de mansiones y chalets en el lado izquierdo de la bahía un centro construido al estilo de Barcelona con una catedral, tiendas de marca, hoteles y restaurantes en su interior en el lado derecho de la bahía.
Por último, llegamos al otro lado de la ría Urumea, una ría que separa la bahía del resto de la ciudad. Aquí, podéis observar, conocer y visitar la Playa de Zurriola, el Centro Kursaal (sala donde se acoge el famoso festival de cine de Donostia) y el Puente de Kursaal.
Es una ciudad que no le falta de nada, a mí siempre me ha encantado. Y cada vez que lo visito, siempre descubro algo nuevo. Es casi inevitable.
Pasaia
Pasaia se sitúa en la bahía que tiene el mismo nombre. Está tan cerca de uno de los barrios de Donostia (Herrero), que a ojo inexperto Pasaia se puede confundir con otro barrio de Donostia.
Aunque el municipio tenga poco más de dieciséis mil habitantes, es uno de los lugares más bonitos de Gipuzkoa. Se divide en dos zonas, cada una a un lado de la bahía: Pasaia y Pasaia Donibane. Las dos zonas se localizan en la salida de la bahía, y el resto de la zona lo ocupan los municipios de Lezo y Errenteria. Un poco adentro también existe la zona de Pasaia Antxo, donde hay unas pocas viviendas y la estación de tren.
En la zona de Pasaia vive la gran parte de su populación.
En esta zona hay dos lados: la "moderna", donde encontraréis la Plaza de Tirri-Tarren, la Parroquia de Asunción, tiendas de ropa y varios bares/restaurantes. También hay un puerto con embarcaderos largos y fábricas a su alrededor.
A mí, personalmente, me gusta el otro lado: la primera parte del casco viejo. Es una sola calle llena de viejas pero encantadoras casas enfiladas frente a la costa y al paseo marítimo. Todas las casas tienen mucha personalidad, cada una la suya.
Los colores de sus paredes pueden variar, desde el azul hasta el rosa, y todas presentan una gran harmonía tanto entre ellas como con los montes frondosos que las rodean. Como atracciones turísticas, en esta calle existe un museo cuyo nombre es MATER. Es un atunero hecho de madera tradicional, y las visitas a ella no superan los 10 euros (algunas visitas incluyen aperitivos y txakoli).
Al final de la calle hay un pequeño puerto con media docena de embarcaderos y unas vistas muy bonitas a Donibane, pero el trayecto no termina aquí, ya que un poco más adelante, pasando de largo el museo de la historia de la construcción naval en madera (con un barco sorprendentemente grande hecho de madera en su interior), hay un fuerte y largo muelle de piedra desde el cual se pueden contemplar las vistas al mar.
También hay un viejo faro muy cerca, y detrás del muelle existe un largo sendero hasta la cima del monte, desde donde se ven nuevos acantilados. Puede ser un viaje muy gratificante.
Y ésta es la primera parte del casco viejo, pero; ¿Dónde está la otra parte? En Pasaia Donibane, al otro lado de la bahía. Esta zona es probablemente lo más bonito y conocido de Pasaia entera.
Para llegar hasta aquí, tenéis dos opciones: dar la vuelta entera a la bahía o coger un barco en el pequeño puerto y embarcar en Donibane. Aunque Pasaia Donibane tenga una zona industrial, una especie de puerto de carga y otro puerto deportivo, un poco más grande que la del otro lado de la bahía, el casco viejo predomina aquí.
Esta parte tiene más calles y son más largas. Además, tiene más puntos de interés, sin tener cuenta las hermosas casas de colores suaves: la Ermita de Santa Ana, la Plaza de Santiago y la Basílica Santo Cristo de Bonanza. Y por si fuera poco, las calles tienen el privilegio de acogeros en algunos de sus restaurantes y hoteles. Son bastantes baratos y las vistas de una calidad superior.
En la Plaza de Santiago, además de en el resto de las calles, las casas están llenas de balcones con redes de pesca, banderas, palos de remo y otras herramientas de pesca colgando por ellos. Es una panorámica preciosa y muy interesante.
Finalmente, un poco más al norte que el muelle de piedra hay una playa rocosa escondida. Se llama Kalaburtza, tiene unas aguas cristalinas y un paisaje precioso en frente, con los acantilados como protagonistas. Y como parada final, tenemos la Punta Artxina, al cual se puede acceder por un modesto sendero muy cerca de las rocas de la orilla. En esta zona apenas hay árboles, así que las vistas con muchas más claras, ¡Y qué vistas!
Además de Pasaia, también recomiendo dar una vuelta por Errenteria y Lezo. Sus cascos viejos son un poco más grandes, pero no tienen costa. Igualmente, son preciosas.
Hondarribia
Hondarribia es la última parada antes de nuestro final de trayecto por la costa de la Comunidad Autónoma Vasca. Se ubica a media hora de Donostia y a pocos minutos de la frontera francesa.
Es un municipio que en su antigüedad estuvo amurallado y todavía conserva las ruinas, los cuales son la entrada al casco viejo. Pero primero, empecemos clasificando el pueblo.
Hay dos zonas que se diferencian con facilidad: la zona noroeste (la zona noreste sería la Bahía de Hondarribia) y la zona sudeste (la zona suroeste serían varios barrios aislados y el campo).
En la zona noroeste se encuentra la gran parte del municipio, lleno de viviendas, mansiones, chalets con jardín y zonas de ocio. Pero lo que más destaca es la playa. Es una playa muy grande y muy extensa, y está rodeada del puerto deportivo, de un polideportivo muy completo (lleno de campos de fútbol, baloncesto, tenis, rugby, etc.) y del puerto nuevo al norte.
Más al norte todavía, descubriréis la Punta Erdiko junto al Faro de Higuer, un camping y varias playas rocosas entre bahías escondidas. Este lugar es precioso, y desde ahí se pueden ver territorios franceses sin ningún tipo de esfuerzo.
En cuanto a la zona sudeste, se sitúa muy cerca del Aeropuerto de Donostia (a veinte kilómetros de Donostia, por cierto) y de otro puerto deportivo, aunque el doble de pequeño y alimentado por un canal. En esta zona se localiza el casco viejo y las ruinas de la muralla medieval, pero lo más característico del casco no es la muralla, sino las casas.
Todo comienza atravesando la puerta de Santa María, la entrada de la muralla. Sinceramente, está muy bien conservada, y aunque son ha años desde que no he vuelto a visitar Hondarribia, todavía me acuerdo se la muralla, del buen estado en el que estaba. Me acuerdo también que un grupo de jóvenes practicaban un tipo de deporte que consistía en saltar de un lado de la cuesta de Santa María al otro. Como pude ver, todo está en tan buen estado que a sus propios habitantes no les da miedo saltar sobre las ruinas. Aunque no sé si eso estará bien visto ahí.
Otra cosa que sigue en mi recuerdo es que muy cerca de la puerta hay una fuente triangular de aguas muy limpias y varias estatuas de estilo romano y columnas de piedra. Es un detalle muy memorable.
Pero para memorable, también están las antiguas calles de Hondarribia. Las casas tienen mucha historia, pero también cultura, cultura que ha influido en sus fachadas. No hay casa que no tenga la fachada principal pintada de color brillante como el azul, el rojo o el verde. Esto, como ya lo hemos visto, es muy típico en todo el País Vasco, pero Hondarribia tiene otro tipo de tono.
Entre todas estas calles, también podéis explorar las atracciones turísticas siguientes; el Ayuntamiento, la Plaza de Apezpiku, la Iglesia de Nuestra Señora del Manzano, el parador y muchos, muchos bares. La atracción que más recomiendo es el parador, un hotel dentro de un castillo del siglo X.
Pero el casco viejo no termina aquí, ya que recorre toda la costa oeste de la Bahía de Changudi, una bahía que la comparte con Francia. Esta parte del casco viejo consta de dos o tres largas calles conocidos también como "El Barrio la Marina". El barrio está hasta arriba de casas coloridas, mucho ambiente, mucho orgullo y mucha alegría. No hay nada descriptible que no haya mencionado ya. Todo es espectacular.
Cerca del barrio se encuentra el Museo Barco Mariñel, el embarcadero del pequeño barco que hace trayectos de Hondarribia a Francia y una pequeña playa partida en dos por un muelle de piedra.
En general, Hondarribia es pura cultura e historia. Estoy seguro que no saldréis de aquí sin antes haberos informado sobre algo de su pasado y sin antes haberos grabado en la mente sus encantadoras casas.
Irún
Se sitúa a muy pero que muy pocos kilómetros de Hondarribia, y está a un solo puente de la frontera con Francia. Su ciudad francesa más cercana es Hendaya.
El municipio está separado en dos por las vías y por la estación de tren. Así, Irún se puede clasificar en dos zonas: la zona oeste y la zona este.
En la zona oeste no hay mucho que ver. En la parte norte hay varias viviendas en torno a una plaza (Anzaran), un barrio de chalets y pequeñas casas y, por último, varias fábricas. En cuanto a la parte sur (tanto la de la zona oeste como la de la zona este), solo hay fabricas y más fabricas. Una zona industrial, al fin de al cabo.
Lo mejor se Irún se concentra al norte de la zona este. Esta parte está abarrotada de edificios, viviendas y demás espacios. Tiene tantos edificios que es inevitable clasificarlos en subzonas. ¡Lo siento mucho a aquellos que les parezca muy confuso! En Irún hay demasiadas zonas.
La primera subzona es la norte, llena de lujosas casas y mansiones; todas ellas con espaciosos jardines y, algunos, con la suerte de poseer piscina propia. También hay un centro comercial muy conocido en esta zona: Mendibil.
La segunda zona es la sur, llena de viviendas, parques, alguna explanada y un campo de fútbol. Aquí, al igual que en la parte oeste, no hay mucho que ver.
La tercera subzona es el centro de la ciudad. Aquí podéis encontrar lugares de interés como el Museo Romano de Oiasso (visita obligada), la Parroquia Santa María del Juncal, la Plaza de Jenaro Etxeandia, el casino, la Plaza de Luis Mariano, el Polideportivo y la Parroquia Sagrada Familia. Tampoco nos podemos olvidar de las calles llenas de tiendas y restaurantes, son un pilar fundamental del municipio.
La cuarta y última subzona es la parte vieja de Irún, a muy poca distancia de la tercera subzona. Es muy pequeña, pero tiene mucha historia, ya que el imperio romano ha dejado pisadas aquí. Es por eso que existe un museo romano en el centro del municipio y varias ruinas de cotos mineros a las afueras, a los cuales se accede con visita guiada, un tren exclusivo para el trayecto y unos cascos de seguridad en caso de que también queráis visitar una preciosa cueva que se encuentra cerca de estas ruinas.
Este lugar se llama Irugurutzeta, pero ya hablaremos de ese tema en otra ocasión. Ahora, centrémonos en el casco viejo de Irún.
Es un casco de muy pocas calles, pero realmente están llenas de color y sentimiento. Puede que no sean tan impactantes como las de Hondarribia, pero tienen su propio encanto.
Como otras atracciones turísticas, también se encuentran la plaza de San Juan Arria, el gran Parque Sargia, el Frontón Municipal y la Plaza Mercadillo de Urdanibia. Ya un poco más al sur os cruzaréis con la Ermita de Santa Elena, una ermita que se ha convertido en un museo debido a que conserva los restos del imperio romano. Es otra visita obligada en Irún, sin duda alguna.
Y aquí termina mi trilogía de la costa vasca, junto con la costa vizcaína y la costa de Labort. Pero pronto vendrán más sorpresas sobre este hermoso lugar ubicado al noreste de la Península, no os preocupéis.
¡Un abrazo y hasta otra!
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